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Ser árbitro de fútbol de barrio, es una actividad no muy grata en el caribe colombiano.
Estos seres humanos, que en muchas ocasiones, esperan el fin de semana, para ir a pitar 2 y hasta 4 partidos, los cuales serán en algunos el sustento de sus casas durante la semana. La gran mayoría vive del rebusque, lo que le salga con tal de obtener algún dinero.
Para estos valientes, pitar un partido es un placer, lo hacen porque les gusta, es un hobby y lo disfrutan, no importándole el inclemente sol, la lluvia, las agresiones verbales de los deportistas y en ocasiones de los fanáticos “estamos solos en la cancha, no tenemos policía, ni guardaespaldas, nos enfrentamos a dos equipos y a un público que quieren ganar, nos tenemos que parar firme, ya que a veces quieren portarse mal y nos toca apretar bien el pantalón” afirma Manuel Rojano, un árbitro con 22 años de experiencia en canchas de futbol.
Estos hombres, se ganan entre 25 y 35 mil pesos por partido, depende del campeonato; pertenecen a alguna escuela de arbitraje ya sea de Barranquilla o Soledad.
Los caballeros de la valentía, deben tener experiencia, conocimientos de las reglas, sentido común, y sobre todo un carácter bien fuerte para tomar decisiones en el terreno de juego. Confirman los árbitros que cuando el partido es de liga, hay más garantías para su integridad.
Árbitros de barrio: Caballeros de la valentía
Telatiroplena.com, llegó hasta la cancha Santa Cruz, ubicada en la Ciudadela 20 de Julio, donde todos los fines de semana se juegan partidos en categorías veteranos y competitivos.
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