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Por: ALFREDO FELIPE MARTINEZ AGAMEZ
Cuando se muere una persona que su vida, fue música y goce, se despide con sabor, con alegría, con las canciones que le gustaban. Este es el caso que se da en las ciudades de Barranquilla y Cartagena propiamente, donde la cultura picotera es arraigada y está en el ADN de muchos.
“Se murió Chicho Pijuán” decían sus amigos en las afueras de la funeraria los Olivos de la Calle murillo. Telatiroplena.com habló con muchos de sus fuertes compañeros de la vida, que lo conocieron desde niño, y casualmente, el “Pijuán”, nació una cuadra después de la funeraria donde fue velado el maestro picotero.
En los años 60 un señor llamado Luis Eljaiek, creo un escaparate de música al que le llamaron el gran Alex, después vieron una caratula de un disco llamado el pastorcillo de la orquesta “Pijuán” de Puerto Rico y de inmediato llamaron al artista Gerson, para que cambiara la pintura.
Para muchos el gran “Chicho Pijuán”, quien murió a los 68 años víctima de un paro cardiorrespiratorio, era su hermano, su gran amigo, y entre lágrimas en los ojos y con mucha tristeza, lo bailaban en el féretro, la gente le colocaba las placas o propagandas del pick up el “Pijuán”, y las canciones que le gustaban y que el gran chicho en vida impulsó.
Llegó montado en un camión el juguete, el escaparate que para algunos en el caribe colombiano es algo preciado, llego el “Pijuán” a la funeraria y de una la gente inicio la rumba, le dieron la vuelta a la manzana, en hombros pasearon al finado, a ritmo de la salsa y los africanos lo despidieron de su barrio la Alboraya.
En la propia sala de velación sus amigos más allegados como, el “Boina”, Cesar Romero del Rojo y Alex Alemán del timbalero, les hablaron a sus familiares y contaron anécdotas.
La gente presente en el sepelio afirmaba, que la cultura picotera hace parte de nuestra historia y sigue viva.
Por otra parte, La magia del caribe colombiano, es única, donde la rumba se mezcla con la tristeza que produce la muerte.
En el cementerio fue una sola rumba, un solo goce, llenos de sabor, hasta allá llego el juguete, el pick up gran “Pijuán”, a despedir a su gran dueño, al propio “Chicho Pijuán”