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Por: Adlai Stevenson Samper

La construcción de la carrera administrativa política de Jaime Pumarejo Heins se inicia, según Wikipedia, cuando fue nombrado Secretario de Desarrollo Económico Departamental en la administración del gobernador Carlos Rodado Noriega del 2004 al 2007. Un fulgurante debut con tan solo 24 años de edad, avalado por la prosapia de linaje –en Barranquilla esos abolengos de engreimiento funcionan- y su condición de socio; por el grupo familiar, del diario El Heraldo de Barranquilla. Bachiller del colegio Parrish donde se habla muy bien el inglés y graduado en una de las tantas instituciones de educación superior que tiene Estados Unidos. Ese paso por el extranjero en la hoja de vida también suele funcionar en Barranquilla.

Tenía condiciones de ungido para grandes destinos bajo la perspectiva del perfil que presenta usualmente la llamada clase dirigente de la ciudad. Nada le faltaba, en apariencias. En la primera administración de Alex Char, convertido en su mentor político en un cargo difuso ajustado a su “perfil” como “Consejero para la Competitividad, encargado de la reestructuración de las concesiones y de las relaciones con el sector empresarial”, tres funciones diferentes y un solo cargo burocrático que en el caso de las concesiones, puntualmente con la empresa de servicios públicos Triple A, nada hizo. Sobre índices de competividad de Barranquilla tampoco –a juzgar por los procesos en tal sentido de la ciudad que muestran exactamente todo lo contrario- y seguramente si funcionó; como pez en el agua, en las relaciones con el sector empresarial. Dice Wikipedia que en su gestión le ahorró al distrito de Barranquilla la nada despreciable suma de un billón de pesos.

Sigo con las informaciones de ese portal:  “Fue Secretario de Movilidad en las administraciones de Alejandro Char y posteriormente en el gobierno de Elsa Noguera.Lideró proyectos como el corredor portuario y procesos de regulación como la reducción del mototaxismo que a propósito no solo no se ha reducido sino que se convirtió en el territorio de más de media ciudad –el suroccidente y barriadas populares- en una alternativa de transporte ensombrecida por el uso del vehículo por parte de la delincuencia.

En todos los procesos informativo hay una palabra clave: lideró. Sigamos con la hoja de ruta del alcalde Pumarejo: Gerente del Centro de Eventos Puerta de Oro donde hizo una cuestionada gestión tras auditoria especial del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo que encontró hallazgos en sobrecostos, planeación deficiente, mala calidad –evidente en sus los acabados de la obra- y problemas de vulneración del cronograma de obras aprobado.

Otra vez Wikipedia dice que “Lideró la creación y estructuración financiera del Plan de Desarrollo 2016-2019 del alcalde Alejandro Char. Se desempeñó como Gerente de Desarrollo de Ciudad del Distrito de Barranquilla, encargado de las áreas de Planeación, Vivienda, Infraestructura, Movilidad, Transmetro, espacio público y desarrollo urbano desde 2016 hasta su designación como ministro de Vivienda en 2017”.  Agregamos que recién pudo calentar la silla ante el cambio de cuotas burocráticas en el alto gobierno a raíz de la salida de Vargas Lleras, jefe del Partido Cambio Radical, de las coaliciones con el gobierno de Juan Manuel Santos.

La Gerencia de Desarrollo de la ciudad es una posición de coordinación adscrita a la Alcaldía de Barranquilla, según la red Linkedin, es “una instancia estratégica que direcciona la gestión, fortalece y planifica el crecimiento ordenado, equilibrado y competitivo de la ciudad; el mejoramiento continuo de los espacios públicos; el acondicionamiento ambiental del territorio y los aspectos fundamentales del desarrollo integral del Distrito”. En otras palabras, una especie de subalcalde en las sombras o algo por el estilo, hecho confirmado con los encargos en la alcaldía ante las ausencias del titular.

 Hasta acá se muestra a un político a quién le han construido, peldaño por peldaño, una fulgurante carrera, aunque sus subalternos y conocidos en la farándula política –que también existe en Barranquilla- calificaran la lentitud de sus procesos de trabajo con llegadas tardías a las oficinas para resolver los asuntos de su despacho. Cierto o no, Pumarejo empezó a ser proyectado para continuar la labor de Alex Char en su segunda administración, dando por sentado que era el “elegido” para continuar los procesos de construcción de obras puntuales apuntaladas por una implacable estrategia mediática fundamentada en encuestas de favorabilidad que lo catapultaron como aspirante a la candidatura de presidente de la república.

Hombre de confianza, Pumarejo vendría a continuar algunas de las obras y sobre todo, a guardar espaldas en lo referente a las diversas críticas formuladas sobre el excesivo endeudamiento de la ciudad para la construcción de obras, algunas necesarias y otras suntuarias frente a las necesidades sociales de los barranquilleros. Para lanzar con toda seguridad a Pumarejo –y evitar que se colará algún candidato sorpresa que desbaratará la estrategia- se armó un equipo de encuestas recorriendo calles, puestos de salud, centros comerciales preguntando, con nombre, apellido y cedula de ciudadanía al encuestado, que le parecía el candidato Jaime Pumarejo en la alcaldía. Casi dos años montando esta precampaña con un equipo operativo numeroso que seguramente costó sus milloncitos.

Así arrancó la campaña. Apuntalada en la gestión de Alex Char, presentándolo como sucesor, con una opinión fracturada ante los anuncios publicitarios de Char como mejor alcalde de Colombia con márgenes de encuestas de 93%, hecho controvertido en las elecciones presidenciales 2018-2022 pues el candidato Vargas Lleras, del mismo partido del Alcalde se hundió, pese al control burocrático y los abultados presupuestos, ante la votación ganadora del candidato Gustavo Petro.

A propósito de esta paradoja, el senador Arturo Char manifestó en El Heraldo el 19 de junio de 2018: “Barranquilla y Soledad, tradicionalmente, siempre han sido bastantes irreverentes y ha habido una rebeldía de expresar su malestar, o también su beneplácito y su alegría, cuando han elegido gobiernos sucesivos, por ejemplo. En las elecciones nacionales el elector se conecta con el discurso de cada candidato, y ahí no se puede hacer nada”.  Se puede hacer “algo”, desde esta afirmación, en las elecciones para Senado, Cámara, Alcaldías y Gobernaciones donde el elector se amarra o se constriñe su voto mediante diversos métodos públicamente conocidos y que no vienen al caso otra vez enunciarlos.

Pumarejo gana con una votación por debajo de las expectativas creadas por las maquinarias publicitarias y las encuestas. Gana sin hacer campaña pues no la necesita. Sin debate, sin interrelación con la ciudad, convencido que estaba cantada su elección. Sobre este interesante punto se muestra que evidentemente no estamos ante la presencia de un líder político sino de una especie de entenado que llegaría a cumplir un papel protocolario de mandato siguiendo directrices precisas sin apartarse un ápice de ellas.

Cuando empezó su mandato siguió cuidadosamente el libreto de su antecesor contratando expertos publicistas para realzar la imagen hecho verificable en las encuestas de enero, febrero y marzo que ya apuntaban, lentamente, una tendencia al descenso. El carisma popular de Alex Char; indudable, no era fácil para seguirle la corriente, sobre todo con la imagen de elitista que presenta Pumarejo y que sus asesores –es asunto imposible- no le han podido borrar. No es que Char no sea de élite, no. Es que parte de su personalidad política es el uso del bordillo, el estadero y la interacción con sectores populares.

La pandemia fue el inicio del desastre para Pumarejo y sus expectativas de una alcaldía tranquila y sin afanes. Mostró al principio que era cuestión de publicidad y nada más, presentando la entrega de mercados en bolsas con su imagen impresa, con un escuálido contenido y la risible admonición de “Hazlo rendir por 15 días”. Contenido del petate? tres bolsas de una desconocida marca de arroz Ajá, dos papeles higiénicos sin protección de plástico, dos bolsas de granos Algran una de lentejas y otra de zaragoza, dos espaguetis La Muñeca y dos latas de atún. Para una familia promedio de 4 personas, tal menú en el almuerzo llegaba con dificultad a dos días. En el fondo una especie de ironía desobligante al hambre y las dificultades económicas.

Después apelo a otra técnica publicitaria. Entregarlos personalmente en algunos sectores y barriadas ofreciendo consejos sobre su utilización y normas de limpieza. Mientras desataba una catarata de medidas de orden público sin garantizar que la informalidad laboral de la ciudad, el 60%, hiciera caso omiso de ellas apostándole a la supervivencia alimentaria.

Ante el fracaso, incrementó las medidas y empezó a promover un discurso expiatorio sobre indisciplina social. “De ti depende”, fue el lema, desligándose las corresponsabilidades de su despacho. El gabinete, un círculo de amigos y de miembros de su partido, se diluyó ante la avalancha de contagiados y fallecidos, mientras que el distrito insiste en achacar el problema a un desorden social cuando en realidad se trata de las consecuencias de un modelo económico basado en la marginalidad y la exclusión de la ciudadanía.

Nada raro que las encuestas lo muestren con alta desfavorabilidad del 55% y una favorabilidad de tan solo el 44%, ni la mitad de los auspicios de cuando inicio su mandato el primero de enero. Después de las promesas de colocar en función el hospital en campaña del centro de eventos Puerta de Oro, lo hizo sin aceptar una sola sugerencia sobre los riesgos evidentes en materia de bioseguridad en un edificio diseñado para otras funciones.

La típica desconexión y el alarde publicitario otra vez mientras aumentan las cifras y solo atina a decir que “las próximas dos semanas serán las definitivas”, aunque se abstiene de señalar en qué, exactamente, su obsesión con las quincenas y las definiciones perentorias. Lleva varios llamados de atención de entidades estatales que mantienen sobre la alcaldía de Barranquilla una operación de duda en el sentido de pasar de las advertencias, dada la gravedad de la pandemia, a las sanciones correspondientes.

El alcalde Pumarejo, tras el descache en las encuestas, convocó a una reunión con los presidentes de las asociaciones médicas de Barranquilla siguiendo las recomendaciones formuladas por la Procuraduría y el Ministerio de Salud. Una espléndida ocasión para escuchar a los expertos y aceptar, pues se encuentra en plan de perdedor, no de ganador, sugerencias y recomendación de los científicos. Enseguida la cuenta de twitter de la Alcaldía de Barranquilla declaró que esta junta “había avalado su gestión administrativa”. Una ingenuidad conceptual, sin ninguna duda, pues una junta médica mal puede respaldar a un administrador público que le está yendo mal en materia de política sanitaria. Evidentemente el “renovado” equipo de comunicaciones del alcalde merece la misericordia de Dios en sus dislates de manejo de opinión.

A los últimos dos alcaldes de Barranquilla los lemas de su mandato le han hecho malas pasadas. A Char, su “capital de vida” transformada en el imaginario popular como “capital debida” por su el nivel de deudas con el sistema financiero. A Pumarejo le va peor con su pesimo lema de “Barranquilla Imparable”.

Imparable su descenso en las encuestas, por ejemplo. Imparable el aumento de contagiados. Imparable la cuota de muertos. Imparable la crisis socio económica que seguramente se acrecentará sin respuestas ni soluciones efectivas. Imparable el desmoronamiento del modelo de ciudad construido por expertos publicistas y vendido profusamente como paradigma de desarrollo urbano.

¿Paramos? No.

¿Seguimos? Sí!

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