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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez

Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que llevamos 70 años sumidos y cada día más metido, en el famoso sofisma que somos una sociedad feliz, que somos los más alegres y entusiastas. Donde confundimos la vulgaridad, la pedantería, la grosería, lo guache e irrespetuoso; con cultura y con la sana diversión.

Hemos invertido los valores del respeto y la sana convivencia, a lo que se le ha unido las conductas adictas que tanto daño le hacen al ser humano; somos adictos a las drogas, al alcohol, a la lujuria, a la mentira, a la ludopatía, a la cleptomanía, a seguir patrones y conductas negativas, tal cual como se muestran en Sodoma y Gomorra en el libro de Génesis del antiguo testamento de la Biblia.

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Escuchamos, personas referirse, a formar la juerga o la rumba en las casas o apartamentos, y manifestar que les importa un ‘carajo’ el vecino, el adulto mayor, el pequeño recién nacido, solo importa el desenfreno y el satisfacer sus propias necesidades de placer.

Lo ocurrido el viernes 4 de septiembre, en las instalaciones del condominio residencial Ría, en el barrio Villa Santos, al norte de la ciudad de Barranquilla; es una prueba que poco a poco vamos rumbo al despeñadero, la falta de respeto, y el creernos los reyes del mundo y que el otro no importa, nos cobra factura. Por un lado, son los desadaptados del norte, que creen que con el dinero lo tapan todo y pueden hacer lo que le vienen en gana. Por otro lado en el sur, también se dan situaciones graves de descontrol y terribles faltas de respeto.

Pero qué podemos esperar, de una sociedad que elige, a sus políticos a cambio de unas dádivas, licor, pasteles, camiseta y algo más. Donde estos mismos políticos hacen lo que se les vienen en gana con el erario y desaparecen los recursos que van para la  inversión de políticas públicas que verdaderamente puedan lograr construir sociedades empoderadas en la educación, equidad, equilibrio emocional, empáticas y sobre todo respetuosas de cualquier fuente de vida y el medio ambiente.

Y este tema, no es solo de Barranquilla y su área metropolitana, es de todo nuestro caribe colombiano, y del resto de Colombia. Este hermoso país, lleno de maravillas y de diferentes y exuberantes reservas naturales, es un verdadero ‘manicomio’, donde el egoísmo, las ansias de poder, la plutocracia desmedida, permiten que toda la sociedad se contamine de patrones de conductas insanos y desagradables para ser vistos a nivel internacional, como modelo de sociedad….

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