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Por: Percy Bustes
Cuando asistí al colegio (ufff, hace 55 años), nos enseñaron que nuestro Sistema Solar tenía nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, y que todos giraban en una órbita alrededor del Sol. El Sistema Solar se formó hace unos 4,600 millones de años a partir del colapso de una nube molecular (se cree que el Universo se originó hace 13,800 millones de años). Aprendimos también acerca del Cinturón de Asteroides, donde se encuentra el planeta enano Ceres. Con el tiempo, descubrieron el Cinturón de Kuiper, que incluye objetos transneptunianos formados por agua, amoníaco, y metano principalmente. En este cinturón existen tres planetas enanos: Haumea, Makemake y Eris. Los planetas enanos, descubiertos desde 1992 son cuerpos cuya masa les permite tener forma esférica, pero no es la suficiente como para atraer o expulsar cuerpos a su alrededor. El 24 de agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional (UAI) excluyó a Plutón como planeta del Sistema Solar y lo clasificó como planeta enano (nos quedamos con ocho planetas).
Por otro lado, la existencia de un coloso galáctico ya había sido parcialmente reconocida en 1982 por la NASA al anunciar que “algún objeto misterioso está allá afuera, más allá de los planetas más lejanos”. A principios del año 2016 se publicó un estudio en “Astronomical Journal” según el cual puede existir un noveno planeta en el sistema Solar, al que dieron el nombre provisional de Phattie (los científicos lo llaman coloquialmente “Gordito”). Dicho estudio se centró en la explicación de las órbitas de muchos de los objetos en el Cinturón de Kuiper, que difieren mucho con las órbitas que se calculan. Por lo tanto, surgió originalmente la idea de la existencia de un objeto no conocido perturbando dichas órbitas. Utilizando modelos matemáticos se realizaron simulaciones en computadora, y se determinó que el posible planeta tendría 10 veces el volumen de la Tierra y tardaría unos quince mil años en dar una vuelta completa al Sol (la Tierra lo hace en un año). Plutón ya no es el planeta más exterior del sistema solar, sino uno más de ese enjambre de objetos del Cinturón de Kuiper. Pero parece muy probable que tengamos un noveno planeta después de todo, aunque mucho más grande que Plutón y muy, muy lejano, tan lejano que aún tardaremos diez años en observarlo. Su existencia explicaría precisamente las órbitas peculiares de dos grupos de objetos del Cinturón de Kuiper.
¿Qué implicancias tiene este nuevo planeta descubierto? Vayamos 6,000 años atrás, al principio de la civilización que conocemos. Nos encontramos en Sumeria, está en una región histórica de Oriente Medio, parte sur de la antigua Mesopotamia, entre las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris.
Sumeria es el escenario de descubrimientos fundamentales para la historia de la humanidad: aparece la rueda en torno al 3,500 a. C., y la escritura en el 3,300 a. C. Los sumerios inventaron jeroglíficos pictóricos que más tarde dieron lugar a la escritura cuneiforme propiamente dicha, y su lengua junto con el del Antiguo Egipto compiten por el crédito de ser la lengua más tempranamente documentada. Los sumerios desarrollaron un complejo sistema de metrología alrededor del 4,000 a. C. Esta metrología avanzada resultó en la creación de la aritmética, la geometría y el álgebra.
Entonces, si inventaron tantas cosas y fueron tan adelantados, ¿Por qué no se ha difundido más esta cultura?
En el año 2017, Internet se llenó de teorías sobre la posible colisión de un planeta milenario y desconocido que ya aparecía en las escrituras sumerias. Nibiru, también llamado Planeta X.
De acuerdo a los textos antiguos, Nibiru poseía una órbita «excéntrica», término usado para referirse a una órbita anormal. Esta se movía alrededor del Sol, pero con una órbita mucho más alargada que el resto. De hecho, se creía que tardaría más de 10,000 años en dar una vuelta completa. De esta forma se podía entender como Nibiru apenas ha interactuado con nuestro mundo, y no solo eso, sino que las grandes catástrofes documentadas en diferentes escritos bíblicos e históricos, pudieron deberse a dicha interacción. Incluyendo el gran diluvio universal.
Astrónomos también han sugerido que la atracción gravitacional de Nibiru es la que provocará un desastre de proporciones épicas que desencadenará el fin de la humanidad actual, como los que se han registrado a lo largo de nuestra historia.
¿Te parece esta teoría descabellada? Pues hay otro escenario aún peor:
Algunos investigadores creen que la fuente de gravedad que está alterando las órbitas de objetos en el Cinturón de Kuiper no procede del «nuevo planeta 9», sino de un agujero negro primordial que podría tener el mismo “tirón” gravitatorio que ese hipotético planeta. Algo mucho más pequeño, pero sobre todo, totalmente invisible. Su existencia fue propuesta en un estudio publicado en 2019 por Jakub Scholtz, de la Universidad de Durham, Inglaterra.
Hoy en día, los agujeros negros solo se forman cuando las estrellas agotan su combustible nuclear y colapsan en una singularidad, pero en el universo primitivo, los científicos especulan que las regiones del espacio de alta densidad podrían haber formado singularidades más pequeñas sin comenzar como una estrella. Los científicos siguen investigando y cada día aparecen nuevas hipótesis. Lo que sí es cierto es que hay muchísimo en el Universo que desconocemos y el futuro es impredecible.
Entonces, ¿ya no hay nada qué podamos hacer?
Una de las ideas que rompe la Física Cuántica, éste cambio de paradigma, es que el Universo ya no funciona como una maquinaria enorme donde todo está pre-determinado y donde nosotros somos una parte muy pero muy pequeña, casi insignificante si no que nuestra observación, nuestra consciencia, juega un rol fundamental en esta visión de la creación, donde el Universo se parece más a una Gran Idea que a una maquinaria gigantesca.
En este punto, no me queda nada más que decirte que hagas tus averiguaciones y formes tu propio concepto. Todo lo que aquí he descrito está en el Internet. Las conclusiones pueden ser diferentes para todos, pero en 20 años un planeta (Plutón) perdió su categoría como tal y ahora, los telescopios demuestran que hay “algo” que desconocíamos (Nibiru, Gordito o agujero negro primordial) pero sentimos su presencia innegable en nuestro Sistema Solar.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor Percy Bustes