Telatiroplena.com, periodismo serio, social y humano
Por: Percy Bustes
Después de meses de confinamiento, cambio de hábitos, desinformación, marchas y contramarchas, corrupción a todo nivel, pérdida del empleo, de la capacidad adquisitiva y sobre todo pérdida de seres queridos; como que muchos nos sentimos hartos de todo y con ganas de patear el tablero. Es cierto que hay un grupo de personas que se han visto favorecidas por esto que está ocurriendo: Aparte de gigantes como Amazon o Netflix; han mejorado económicamente los que implementan plataformas para negocios por Internet, comercializadoras de alimentos, abarrotes y artículos de aseo; proveedores de medicinas y servicios de salud, entre otros.
Por otro lado, hay muchos sectores que han sido heridos de muerte por la pandemia: El mundo del espectáculo (en sus diferentes niveles), el turismo, los hoteles y restaurantes. En general, todos los trabajadores que prestan servicios en persona; micro y pequeños empresarios, transporte público (por el reducido aforo), etc.
Dentro de este escenario, en los medios de comunicación y sobre todo en las redes sociales, se está utilizando mucho Procrastinar y Resiliencia que, aunque no son palabras nuevas, me parece oportuno dedicarles un momento.
Primero me voy a referir a procrastinar: Sus sinónimos son diferir, aplazar, postergar o proponer. Hasta aquí no suena mal. Incluso en USA se usaba la frase: ““If you procrastinate the right way, life will be easier and more productive” (si procrastinas de la manera correcta, la vida será más fácil y productiva).
Frente a la avalancha de malas noticias y hechos fortuitos debemos tomar determinaciones firmes, en provecho nuestro y de nuestras familias. Analizo la situación y empiezo por hacer algo al respecto: Voy a cambiar radicalmente mis hábitos alimenticios, hacer ejercicio, practicar Yoga, hablar con mi antiguo empleador por si hay una plaza vacante, vender el auto, cambiar de escuela a los niños, dejar de fumar, comprar una bicicleta para no usar el transporte público, leer el Evangelio todas las mañanas, entre otros. Voy a empezar ahora mismo, en este preciso momento! … pero, ya son 11.00 am, mejor mañana temprano, sí, eso es! Aunque … mañana es viernes, Qué tal si empiezo el lunes? Amanece lunes, estoy cansado, no tengo ganas de nada, como no hay apuro, ahora sí, comenzaré lo planeado el martes o miércoles … Pero ya es media semana, lo dejaré para el lunes que viene. Esta vez sí, de todas maneras, pondré manos a la obra!! Llega nuevamente el lunes y … nada. No es el mejor momento, … Y el mejor momento nunca llega.
El procrastinador siempre pasa por tres etapas: (1) la actividad encomendada genera incomodidad y ansiedad; (2) se intenta cubrir ese tiempo que deberíamos dedicar a la realización de la tarea con otra actividad no prioritaria (como mirar el móvil); (3) una voz interior intenta justificar este comportamiento con excusas.
A esto se refiere la procrastinación. A muchos nos pasa, en mayor o menor medida. Lo importante es aceptar que está ocurriendo, esto ya es un muy buen primer paso. Si aceptamos que estamos desanimados, que la incertidumbre nos está pasando la factura, podremos hablarlo con nuestros más allegados y pedir ayuda. El que sea muy común procrastinar no quiere decir que sea bueno, al contrario, termina siendo muy prejudicial, produce ansiedad y depresión y en todos los casos agranda el problema. Revisa si es tu caso y toma acción hoy mismo!
Ahora vamos a referirnos a la resiliencia: La mejor definición que hemos encontrado, dice que es el fenómeno a través del cual se alcanzan relativamente buenos resultados, a pesar de estar expuestos a experiencias adversas, sin que esto represente inmunidad o impermeabilidad al trauma, si no que se trata de la capacidad de recuperarse de las experiencias difīciles.
“La resiliencia permite obtener como resultado una adaptación positiva en un contexto de gran adversidad. Es decir, permite generar condiciones que hagan posibles los cambios que se adapten mejor a la situación, mientras que a la vez, se modifican ciertas características del entorno” (Resiliencia – Diego Javier Feder).
La resiliencia no debe ser considerada solo como una capacidad sino, como un proceso que contiene múltiples factores. Cuando se pasa por una situación extrema o delicada, en el desarrollo, impacto y respuesta del protagonista influye su familia, su entorno, su situación económica, sus amistades y uno mismo. Es por ello que no solo se habla de la capacidad de una persona, si no, de una serie de sucesos en los que intervienen varias personas y elementos, para conseguir salir reforzado de dicha situación y por lo tanto, para aprender de ella. Si es así, si observamos un aprendizaje y fortalecimiento, podemos decir que se ha llevado cabo un proceso resiliente.
La resiliencia no nace, se hace. Aunque algunos tuvieron la suerte de nacer en un hogar que, muchas veces sin darse cuenta, fortalecieron la capacidad de sus hijos para enfrentar retos futuros de cualquier índole; para la mayoría de nosotros no fue así. Qué podemos hacer entonces para fortalecer nuestra resiliencia desde este preciso momento? Mira, si no te fue tan mal con esta pandemia, ten en cuenta que el mundo ha cambiado y lo seguirá haciendo; y no necesariamente para bien. Sin ser pesimista, es probable que más adelante aparezcan nuevas pandemias o el cambio climático incremente los cataclismos o que los más fuertes quieran aprovechar la coyuntura pisoteando a los más débiles. Puede pasar cualquier cosa en el futuro cercano. Es importante saber y practicar: Qué caracteriza a una persona resilente? Ponte a pensar conmigo:
- Seamos conscientes de nuestras potencialidades y limitaciones. Enfócate en tus fortalezas y habilidades. Las necesitas justo ahora y ponlas en práctica. Fíjate también en tus limitaciones y defectos, todos los tenemos. Con todo esto elabora metas realistas, más objetivas.
- Seamos creativos. Con la experiencia vivida en el último año, lo bueno y lo malo, observa qué te puede ser de provecho al trazar tus objetivos.
- Si ya eres consciente de tus capacidades y ya tienes un objetivo, Confía en tus capacidades! Tienes que ser constante. Insistir hasta llegar a la meta.
- Mira, van a aparecer dificultades, te lo aseguro, pero asúmelas como una oportunidad para aprender más. Ninguna experiencia es inútil, todo te va a servir más adelante. Presta atención. Toma nota si es necesario. Lleva un diario de los acontecimientos (buenos y malos) más importantes.
- Practica el “Mindfulness” o Conciencia Plena. Tenemos que vivir el aquí y el ahora. El pasado ya pasó, nada podemos hacer al respecto. El futuro es incierto (cómo no!). Disfruta de los pequeños detalles y no pierdas tu capacidad de asombrarte ante la vida.
- Mira la vida con objetividad pero de una manera optimista. Nada es totalmente bueno y tampoco totalmente malo. Podemos buscar lo positivo de cada experiencia y sobre todo, enfrenta la adversidad con humor. Sin ser tonto, trato de sacar una broma de mis desdichas. No hace daño, al contrario, lo hace más llevadero.
- Como los antiguos Estoicos, reconoce que hay situaciones que no vas a poder controlar pero, lo que si puedes es lidiar con la incertidumbre y sentirte cómodo aunque no tengas el control. Recuerda: Los acontecimientos son neutros, lo importante es cómo te sientes respecto a lo que está ocurriendo a tu alrededor.
- Si ya tienes tus metas definidas y ocurre un cambio drástico en tu entorno, debes ser flexible para adaptarte a ese acontecimiento. Debes aprovechar el sentido de la corriente y fluir con ella.
- Finalmente, y no por eso menos importante, debemos buscar la ayuda de los demás. El hombre es un ser gregario. Conserva tus amistades, participa en tus grupos, ex vecinos del barrio, ex compañeros de escuela, ex compañeros de la Universidad, ex compañeros de antiguos trabajos. Busca grupos de personas con intereses comunes (lectura, deportes, manualidades, cocina, tecnología, astrología, etc.) y participa activamente. Rodéate de personas que tengan una actitud positiva y aléjate (silenciosamente) de las personas tóxicas.
No se trata de evitar caer. Es imposible. Aquí la idea es aprender a levantarnos. Yo tengo 60 años de edad y empecé el camino del autoconocimiento a los 55. Nunca es tarde; la juventud es corta y la vejez muy larga. Lo que importa no es lo que los demás piensen de tí si no la opinión que tengas de tí mismo. Si no lo has hecho aún, te invito a empezar el camino del autoconocimiento. Hoy es el día. Te deseo de todo corazón que encuentres tu camino.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor