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Por: Jorge Guebely

Peligroso que, la clase media -dividida, asustada, engañada, vigilada, controlada mentalmente-, acoja sumisamente los dos grandes proyectos económicos que gobiernan el mundo: el industrial y el financiero especulativo. Modelos que compiten desde el final de la guerra fría, subvencionan campañas electorales y pueblan los congresos con sagaces lobistas. Con ellos, la clase media carece de futuro, ambos son voraces e implacables.

Portan peligros para la especie humana, para todas las especies, para el planeta entero. Peligroso el modelo industrial, capital de mentalidad ultraconservadora, depredador de materias primas. Sirve a las caducas aristocracias europeas, a godos empresarios, a violentos terratenientes, al vaticano profundo según Daniel Stulin.

Peligroso también el capital liberal financiero, tan especulativo y voraz, tan implacable e insensible. Acreedor de una enorme deuda mundial. Todos los Estados en deuda, incluyendo los Estados Unidos y China. Ningún ciudadano está libre de este acreedor. El verdadero poder transnacional, actúa en las sombras de los Estados.

Modelos que hicieron del capitolio norteamericano su más reciente campo de batalla. Un Trump, líder del capital industrial, conflictúa por su derrota política. No podía fallar, debía combatir la maquinaria financiera universal, luchar contra los Clinton y los Obama, contra los George Soros y los Billy Gates, contra Silicon Valley y Wall Street. Debía combatir China, la nueva meca del capitalismo financiero.

Modelo industrial, neo-conservador, apoyado por una turba de extrema derecha supremacista. Por miembros de QNon y Proud boys; organizaciones anti-semitas, anticomunista, antiliberales. Proclaman una américa nacionalista en vez de un mercado global, mejor el dólar que el petrodólar.

Banderean la teoría conspirativa de “Los Protocolos de los sabios de Sion”. Texto amado por Hitler, muy difundido durante el mandato. Teoría según la cual, una elite judeo-masónica, la financiera, se tomará el poder y gobernará el planeta. Volvimos a los tiempos de la revolución francesa, a la confrontación entre conservadores y liberales ricos.

Igual que las otras extremas ultraconservadoras -la colombiana, las bodegas uribistas, algunos miembros de la policía y del ejército-, se embriagan con la fuerza bruta, violenta, criminal. Con el terror de Estado y la sangre inocente. Sobre todo, con una publicidad cargada de vulgares y terroríficas mentiras.

Nada humano se avizora en el futuro mediato. Estos modelos no se interesan por el ser humano, ni por el planeta, excepto, por su explotación. Sólo los mueve el ingreso voraz y salvaje

Peligroso para la clase media ignorar esta condición. Significa su permanente pauperización, su lenta desaparición. Peligroso ignorar que la ignorancia sólo construye muertes e infiernos según Sócrates.

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