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Por: Percy Bustes
Si estás leyendo esto, eres un sobreviviente de la más reciente pandemia que ha azotado a la humanidad: El Covid-19.
Dentro de unos años, le estarás contando a los que nacieron después de 2021 muchas anécdotas acerca de estos tiempos tan difíciles. Les dirás –“Cuando empezó la pandemia, yo estaba en …” O más aún, recordarás a todos los que se fueron, víctimas directas o indirectas de esta enfermedad. Al escribir estas líneas, el número “oficial” de fallecidos asciende a más de 2,6 millones sin embargo, los especialistas consideran que hemos sobrepasado largamente los 5 millones de Muertos por Coronavirus y el número lamentablemente seguirá creciendo; Ya sea porque el proceso de vacunación va a demorar meses (o años en algunos países) o porque la aparición de nuevas variantes dejará atrás lo logrado y exigirá nuevas vacunas y repetir los procesos una y otra vez durante los próximos años.
Aunque no es la primera vez que la humanidad sufre una pandemia, y por desgracia no será la última, hay lecciones que el género humano tenía dormidas y hoy cobran total importancia:
- Si no queremos desilucionarnos y sufrir, debemos bajar nuestras espectativas. El mundo ha dado un vuelco irreversible y recién nos estamos adaptando.
- Todo lo que aprendimos durante nuestras vidas es relativo, ha dejado de tener el mismo valor que hace un año. Debemos dejar ir los viejos conceptos y abrir la mente para asimilar los que nos van a servir de aquٳ en adelante.
- La ansiedad, depresión y estrés son el pan de cada día pero sobretodo, debemos tomar consciencia que la incertidumbre será la constante de ahora en adelante.
- Es imperativo poner énfasis al Ahora; el pasado es simplemente historia, ya nada podemos hacer para cambiarlo y el futuro es incierto, es también una oportunidad a la espera de que nosotros mismos lo construyamos.
- Lo que ocurre a nuestro alrededor, finalmente es neutro. La diferencia radica en lo que hacemos con eso. Podemos inmovilizarnos y lamentarnos o podemos aprender la lección y sacarle provecho.
- ¿Es el Coronavirus el resultado del mal trato que le hemos dado al planeta los últimos años (La Tierra tiene más de 4 millones de años) o es la forma que tiene el Universo para marcar el inicio de una nueva era? – La respuesta a esta pregunta marcará tu derrotero.
- Ante tanta discriminación que hay en el mundo, podemos convertirnos de un momento a otro en los discriminados, quedarnos atrapados en un país que no es nuestro hogar, enfermar y que todos nos eviten.
- Aprendimos nuevamente cómo convivir con nuestras parejas, hijos, padres. A reflexionar qué podemos hacer con nuestro tiempo, en familia y a solas (aparte de trabajar y ganar dinero).
- La distancia social será preponderante. Antes, en Perú por ejemplo, saludabas con un beso a las personas que te presentaban por primera vez, en España te recibían con dos besos y en Francia con tres. Anteriormente me llamaban la atención los asiáticos que usaban mascarilla en los aeropuertos e incluso por las calles. Seguramente yo haré lo mismo a partir de ahora.
- Tolerancia: Personas que yo consideraba cultas, inteligentes; a quienes incluso seguía en redes antes del Covid 19, han terminado diciendo que la pandemia es una patraña, que la vacuna es un pretexto para poder insertarnos un chip y que el uso de mascarillas y el distanciamiento social es innecesario. He escuchado a personas de mi entorno, defender posiciones y candidatos (por ejemplo) que están más alejados de nosotros que el planeta Marte. La lista es larga. Tengo que ser tolerante con las opiniones y posiciones ajenas, por más “errados” que yo crea que están.
- Practicar la oración.
-Ya sabia que me ibas a salir con temas religiosos.
-No, no estoy hablando de religión. Un conferencista español, Borja Vilaseca, dice que “La religión es para los que tienen miedo de ir al Infierno. La Espiritualidad es para los que ya hemos estado en él”.
Orar es hablarle a tu Dios, como tú lo concibas, puede ser Yavé, Alá, Elohim, Jehová, incluso Mahoma, Buda, Brahman, Vishnu o Khrisna. Los Alcohólicos Anónimos dicen que no pueden recuperarse de su adicción sin la ayuda de un Poder Superior que puede ser Dios u otro. Consideran que el Grupo AA como tal, puede ser perfectamente su Poder Superior, siempre y cuando les devuelva el Sano Juicio.
- Perdonar. Para Wayne Dyer, psicólogo y conferencista ya fallecido, el ejercicio del perdón, aunque resulte complejo y difícil de transitar, es el que contribuye finalmente a alcanzar un verdadero crecimiento espiritual. Aunque pienses muchas veces que el problema está en la otra parte, Wayne Dyer afirma que ese sentimiento es parte de algo que tienes que trabajar y superar. Cuando sientes indignación, verguenza o resentimiento, esas experimentaciones vivenciales terminan por despertar energías negativas y destructivas. Alcanzar la paz interior es el gran desafío en puerta. Si comprendes que cada persona que transita por la vida cumple un rol y como tal, hay que respetarlo entonces, dejarás de pensar negativamente acerca de esas personas y evitarás perder constantemente energía, al contrario, debes siempre preguntarte ¿Para qué ocurre esto? ¿Qué es lo que estoy aprendiendo?
- Aprender a respirar (con el diafragma, inflando la barriga) te ayudará a disminuir la ansiedad y controlar el estrés que TODOS sentimos de una u otra forma. Meditar a primera hora de la mañana o al final del día, a solas, 30 minutos, te ayudará en silencio, a encontrar las respuestas que estás buscando.
Quiero terminar con una frase atribuida a Alvin Toffler que ya he mencionado antes: “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir sino aquellos que no sepan desaprender” que no es otra cosa que hacer un esfuerzo consciente para decodificar y desconocer patrones establecidos, abandonando zonas de comodidad intelectual.
Reaprender es desestimar y hasta eliminar responsablemente lo que no sirve y aprender algo de forma distinta a la que durante años hemos realizado.
¿Te animas?
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Percy Bustes