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Por: Luís Carlos Lópmar

El Gobierno de don Duque y su demoniaco ministrito Carrasquilla radicaron la reforma tributaria. Sí, la reforma tributaria, aunque el mismo presidente de bolsillo de Uribe insista en el sobrenombre de “una agenda de transformación social sostenible”, no obedece a la realidad tal calificativo.

El cuento ya nos lo han echado: si blanco es, gallina lo pone y frito se come, empieza por h y termina en o; en este caso si aumenta impuestos, elimina exenciones y crea tributos, es una reforma tributaria, no traten de desviar el debate, ni insulten nuestra inteligencia con eufemismos.

Por muchos componentes sociales que tenga el proyecto que radica el incoherente Gobierno, esa reforma es un abuso a nuestra resiliencia. Es que en nuestro país existen familias donde en los últimos meses se les juntaron todas las maldiciones. Ahora díganles a estos luchadores de a pie, pero de frente que con lo poco que no logró arrasar la crisis económica o el virus lo hará el Estado.

Uno de los más fuertes golpes a la clase media está en la declaración de renta que sería a partir de los $2,4 millones, es decir para recién graduados y empleados promedio en Colombia. Lo que no le quitan los bancos con en sus absurdas cuotas de manejo y lo poco que logra sobrevivir a los robos a manos armada de ICETEX, tendrán que darlo para que los padres de la patria sigan viviendo a sus anchas panchas. ¡Hágame el hiju tanto favor!

Otro artículo polémico son los impuestos a las pensiones superiores a $7 millones. Muchas de las personas que hoy reciben una mesada por encima de ese valor, no lo hacen ni siquiera porque ese sea el promedio de su salario. Algunos decidieron hacer aportes voluntarios para tener una pensión más holgada y una vejez segura. Explíquenles que esos sacrificios adicionales ahora sumarán todos, pero en las cuentas del presunto Gobierno, porque sus pensiones, que son derechos adquiridos, serán gravadas con impuestos.

También está el paso de varios bienes de la categoría de exentos a excluidos, un portazo nada más y nada menos que a los campesinos. En el caso de los bienes exentos como por ejemplo los huevos, la leche, el queso o el pollo, los productores tienen derecho a recibir la devolución del IVA por los insumos que utilicen.

Los excluidos no. Aunque en la práctica al consumidor final le aparecerá un producto sin IVA, al encarecerse la producción, obviamente se encarece el producto. En términos más sencillos si usted antes pagaba por una canasta de huevos sin IVA $10.000, ahora podría pagar por la misma canasta sin IVA $12.000.

Y finalmente la nuez del asunto: grabar o aumentar el IVA a otros productos de la canasta familiar. Claro la marioneta presidencial ya descartó el café, el azúcar, la sal y el chocolate.

Fue Una forma inteligente de apagar el incendio que se predio en redes sociales, cuando el viceministrito de hacienda dijo que el IVA del café pasaría del 5% al 19%. Pero esos son solo 4 de los 80 productos que hoy en el país tienen IVA de 5%. Pero, ¿qué va a pasar con los otros 76? ¿O por qué no nos dicen cuáles son los planes con los 150 productos de la canasta familiar que hoy no pagan IVA?

Con todo y los programas sociales, esa reforma está lejos de ser una solución real ¿Qué tal si el gobierno se la juega mejor por un plan de austeridad?, pero uno de verdad, que no pasa con eliminar reuniones presenciales o bajar funcionarios de clase ejecutiva a económica.

Un plan que fusione y eliminé entidades, congele salarios, limite gastos de representación, prescinda de primas y bonificaciones. Si a eso se le suma una persecución eficaz a la evasión que puede alcanzar los $60 billones anuales y un castigo ejemplar a los corruptos que campantes se quedan con la plata de nuestros impuestos, entonces sí hablemos de una agenda de transformación social.

Mientras tanto el clamor popular es para que el Gobierno de los uribistas deje de abusar de los colombianos de bien, que como usted o como yo día a día trabajamos honestamente para vivir dignamente en un país en crisis, pocas oportunidades y de sobre protección a los capitalistas salvajes.  

El anarquismo y desconexión con las verdaderas necesidades de los millones colombianos por parte del señor Iván Duque ya sobrepasó cualquier límite racional, y aunque el condene la protesta, satanice el paro, y la pandemia no de tregua esta dejando sin salida a millones de ciudadanos y protegiendo la guerra, y a los que menos necesitan, ganándose a pulso el titulo de ser el hijo de la mala madre más grande de Latinoamérica.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor, @luiscalopmar