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Por: Roque Ortega Murillo.

Por eso salgo siempre a marchar en busca de una flor para la paz, emulando la canción de Pablus Gallinazus/ Por eso salgo siempre a caminar en busca de una flor para mascar/ Este verso lo he materializado marchando a protestar contra un gobierno ignominioso, descarado, cínico; que ha masacrado la primavera colombiana, manchándola de sangre y evitando que florezca un nuevo amanecer para los jóvenes, quienes naufragan en la hambruna, la falta de educación y el desempleo.
Mi corazón esta conturbado, mi hígado encolerizado y mis huesos adoloridos viendo como asesinan, violan, mutilan a una población juvenil que reclama con todo derecho la falta de oportunidad para formarse, que reclama para dejar de ser excluida por una sociedad segregacionista y racista. Y este nefasto gobierno lo único que les ofrece es plomo venteado mientras se pavonea de ser respetuoso del derecho a la protesta social y de salvaguardar los Derechos Humanos. Es descarado e infame su accionar, estigmatizando y tildando de terroristas y vándalos a quienes constitucionalmente tienen el derecho a protestar e imponiendo vilmente, en tantísimos casos, la pena de muerte.

Este gobierno se hace el pendejo, sordo y ciego ante el desmorone de un proyecto político que ha tocado fondo, que está en una crisis irreversible, como un cadáver putrefacto y maldito. Este proyecto fallido con tinte fascista y dictatorial en manos de un dictadorzuelo de pacotilla, quien se niega a darle entrada a la CIDH, Comisión Interamericana de derechos Humanos, para que verifique los actos abominables que ha sucedido en ya un mes de paro. Son casi veinte cincos años en el poder con una narrativa perversa basada en el miedo, en la mentira y la intimidación. Por eso salgo a marchar en busca de una flor para la paz.
Nadie me paga por protestar ¡Eso es ‘monda’! Marcho por dignidad y por hambre; Apoyando a unos jóvenes sin esperanza, sin nada que perder, que son la carne de cañón de las balas del Estado. Desde luego estoy en contra de la violencia, no la justifico, pero un acto vandálico se repara. La vida no. No quieren entender que la guerra nos es la repuesta; el dialogo y el reconocimiento del problema es la solución, pero tercamente se niegan a reconocer. El aumento pobreza, según el DANE en su último informe, a 22 millones de colombianos. Inequidad, falta de justicia… somos unos de los países más desiguales del mundo, aún con más recursos naturales que Japón y Alemania. Es inaudito que una elite privilegiada que se ha enriquecido a costilla del Estado durante doscientos años de Republica mediante la modalidad de guerra y terror. Nuestras montañas, mares, ríos son fosas comunes producto de esa única manera como se enfrenta al opositor, al mismo pueblo que no tiene derecho a los mismo privilegio de su minoría mezquina y feudal.

Por eso salgo a marchar en busca de una flor para la paz. Lo insólito es que ayer escuché a un representante del Centro Democrático manifestar que reconoce la pobreza y justifica la protesta, pero según él, la desigualdad no: porque este padre de la patria considera que deben existir unos ricos resultado de sus talentos y de su emprendimiento, y unos pobres que son pobres porque carecen de tal y que no tienen derecho a una mejor calidad de vida. Que se jodan entonces. Si bien es cierto que muchos ricos han logrado sus fortunas con tal talento, la mayoría no. Lo han conseguido mediante el despojo de tierras, el narcotráfico y el desfalco del erario. ¿Saben ustedes de cuánto es el desangre al que nos somete la corrupción anualmente? Nada menos que la bobadita de 50 billones de pesos. Y esta gente de bien se victimiza a ella misma constantemente, como en el caso del esposo de Alejandra Azcarate, quien asegura que el avión capturado en la isla de Providencia con más de cuatrocientos kilos de cocaína, sí es de su propiedad pero que fue asaltado en su buena fe al prestarlo para una causa humanitaria.
Por eso salgo a marchar en busca de una flor para la paz porque en Cali a los periodistas independiente, a los defensores de derechos humanos la policía les está realizando allanamientos sin orden judicial. Abusos que denuncio el Observatorio Comunitario de Derechos Humanos de la capital del Valle. El Senador de La República Ernesto Macías durante su negativa a la moción de censura en contra del ministro de defensa Diego Molano soltó la siguiente perla a la oposición: “Les incomoda una fuerza pública que respeta los derechos humanos” ¿Acaso no publicar la lista de los capturados por parte de la policía y violar mujeres no es vulnerar esos derechos Humanos? Qué insensibilidad. Mientras sólo se reconoce y rechaza la violación de una agente de la policía por parte de desconocidos supuestos manifestantes.
Según la ONG Temblores, durante el paro se han registrado 3155 casos de abuso de la policía, 955 lesiones físicas, 43 víctimas de violencia homicida presuntamente por parte de los agentes, 1388 detenciones arbitrarias en contra de los manifestantes, 46 víctimas de agresiones directamente en sus ojos, 165 casos de disparos de arma de fuego y 22 víctimas de violencia sexual por parte de la fuerza pública. El periódico el Espectador reporta 129 desaparecidos hasta el día de hoy. Esta es una situación gravísima. Exigimos urgentemente información del paradero de estas personas desaparecidas. ¡Esto no sucede ni en las peores dictaduras!
Por eso salgo a marchar en busca de una flor para la paz, porque nos consideran imbéciles y tontos. Nos quieren vender el paquito que la culpa de esta efervescencia social es de aquel “a quien derrote en las elecciones”. EL presidente Duque es un pusilánime a quien le faltan huevos para llamarlo a Petro por su nombre. Mientras que para la vicepresidenta y ahora canciller, el responsable es Santos por haber logrado un mal acuerdo de paz, una declaración salida de los cabellos. Peor aún es la chispoteada del ministro de defensa acusando a los rusos de injerencia extranjera. Aquí en Bogotá los únicos rusos son los albañiles. Y los otros áulicos pregonan que el presidente venezolano Nicolás Maduro financia las protestas junto con las disidencias de la Farc y los elenos. En fin, a alguien hay que señalar. Los nuevos enemigos hay que inventarlos. ¡Muestren las pruebas!
Por eso salgo a marchar en busca de una flor para la paz y por apoyar a estos valientes jóvenes que ha perdido el miedo. Gracias a las torpezas y la ingobernabilidad del pinocho marrano… y también al gran conspirador de estos tiempos el COVID-19, bendito revolucionario, pues la pandemia confinó a los muchachos a los que indudablemente les altero emocionalmente su naturaleza transgresora y rebelde, pero al mismo tiempo les despertó un nuevo estado de consciencia y les dio fuerza y determinación para salir a protestar. En mi generación también marchábamos, aunque no, parece, con la fuerza que lo hacen los jóvenes de ahora…las circunstancias históricas eran otras, sin duda. Sin embargo, debo recordar aquella época del Bachillerato Oficial de Soledad cuando logramos organizar un movimiento estudiantil junto a Luis Sandoval, Jimmy Correa, José de Ávila y otros compinches que habían sido expulsados al igual que nosotros del instituto Miguel Antonio Caro (INEM) de Barranquilla, del colegio Francisco José Caldas y del colegio Barranquilla por ser dirigentes estudiantiles.
Este inolvidable colegio nos recibió en Soledad para seguir organizando protestas.
Así que el más feliz y que está en el cielo es mi compadre Lucho Sandoval, estoy seguro que allí brinca de la felicidad viendo como esta nueva generación continua con su legado revolucionario. Seguramente está creado consignas y empapelando con carteles algún lugar celestial y le anda alborotando el avispero a San Pedro, como lo hacíamos otrora en el Bachillerato. Quizás porque no pasábamos tanta filomena pues a pesar de nuestros orígenes humildes teníamos los tres golpes asegurados. No teníamos tampoco la revolución del internet y sus redes sociales, escasamente unas pírricas fotocopias; nuestra lucha fue a medias. Hoy es diferente, se destapó la misma olla de presión en un momento puntual en que debemos seguir apoyando a una generación que se decidió empuñar firmemente estas banderas de protesta y cambio. Lo justo es solidarizarnos con estos pelaos.
Por eso salgo a marchar en busca de una flor para la paz e indignado por el crimen en Cali de Armando Álvarez, el “ángel guardián” de los heridos de Puerto Resistencia. El lunes 24 de mayo se conoció el crimen del subgerente de la red de salud ESE oriente de Cali, muerto por un disparo en el barrio Antonio Nariño, al oriente de la ciudad. El impacto de bala lo recibió desde una camioneta, seguramente “blanca” y con vidrios polarizados como las que atacaron a la minga indígena en presencia de la policía. Noooojoda: “gente de bien”.
Ojalá las muertes de Lucas, Dylan, Santiago y otros mártires de estas protestas no hayan sido en vano, que no queden impunes y que se asienten las bases del inicio de un gran diálogo donde participen todas las fuerzas populares, estudiantiles y de las nuevas ciudadanías, que el comité del paro, y la clase política hagan un voto de sentido social, de amor por su país y abandonen sus posturas partidistas para crear un pacto por la vida, por escucharnos todos alrededor de las ollas del sancocho comunitario que se han implementado en Cali y Bogotá. Es posible la reconciliación. Estamos a tiempo de evitar una guerra civil aún peor en esta maravillosa tierra, que no nos matemos pueblo con pueblo. No podemos caer en esa trampa a donde nos quieren llevar. Al partido que nos ha gobernado en estos últimos años no le comamos el cuento del castro-chavismo y de toda esa narrativa de miedo y terror. Es el momento histórico para desterrar ese proyecto político aciago que dejo más de 6402 falsos positivos y empoderó a una clase terrateniente con un pensamiento feudal que ha sido el causante de 200 años de una cultura de violencia y terror, donde la muerte ha sido pan de cada día. Es hora de parar esa maquinaria mortífera.

Por eso salgo siempre a marchar, en búsqueda de una flor para la paz, en búsqueda de una nueva primavera, no manchada de sangre sino una primavera rozagante, multicolor, diversa en la que podamos convivir con nuestras diferencias, civilizadamente y con justicia social. Una primavera en que los niños de hoy, jóvenes del mañana como Jacobo, David Andrés, Irene y Sac puedan pintar una nueva paleta de colores en las nubes, puedan crear nuevas melodías, seguir trasgrediendo viejos paradigmas a través del arte, seguir soñando con atrapar estrellas, escaparse con sus amigos en caballos voladores, sacado de una bocanada de humo como lo hizo Lao set, ese maestro sabio. Es posible despertar a esa bondad amorosa espiritual que tiene cada ser para poder vivir humanamente sin que los maten, como a esta generación, y puedan morir de viejos escribiendo poesía.
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