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Por: Jorge Guebely

Las falsas banderas de los políticos nos invaden como tumores. Antiquísimas estrategias que llegan a nuestros días y nos hacen la vida miserable humana y materialmente. Artificio de inventarse enemigos para confundir incautos, liquidar opositores y perpetuarse patológicamente en el poder público.

Bandera falsa de Nerón contra los cristianos. Los persiguió por el incendio de Roma. Crucificó a unos, otros a las fauces de las bestias y muchos convertidos en hogueras humanas. Pero los pirómanos no eran los cristianos según el historiador Tácito.

La ondeó Hitler contra los comunistas y socialistas alemanes. Los convirtió en poderosos enemigos, los acusó de incendiar el Parlamento y los persiguió hasta la muerte. Años después, Goering reconoció su piromanía. No eran comunistas ni socialistas los incendiarios.

Mecanismo sagaz de la extrema derecha chilena, convirtió un chisme en falsa bandera. Difundió el rumor de los ataques contra militares opuestos a Allende sólo para justificar el golpe de Estado de Pinochet.

Enorme descalabro humano de los políticos colombianos. Los del poder tradicional apoyados ahora por los cristianos protestantes. Las inventan permanentemente. Las usan para ganar elecciones, fomentar desigualdades, acrecentar acumulación. Las banderean pera perpetuar el descalabro nacional tanto material como espiritual.

Convirtieron a las FARC en el terror de los colombianos. Pretexto para crear paramilitares, perpetrar masacres, desaparecer partidos de oposición, asesinar líderes, despojar tierras, desplazar campesinos, delinquir con “falsos positivos”. Pavoroso imperio de la miseria humana construido desde la política pre-moderna.

Ondean el vandalismo, otra falsa bandera. Pretexto para deslegitimar las protestas sociales, sus luchas por la dignidad humana. Culpabilizan a guerrillas, a Petro, a Maduro, a Rusia… Sin embargo, el vandalismo del Estado resulta más visible: el ESMAD ataca sin razón alguna, policías disparan contra cuerpos inermes y pacíficos, agentes de civil filtran las marchas para crear caos… Abundan los vándalos en las manifestaciones ciudadanas; ni uno en las de las camisas blancas. Quizás estén marchando.

Bandera falsa la de los derechos humanos. Los defienden públicamente, pero asesinan manifestantes, sacan ojos a los jóvenes, violan niñas, desaparecen personas las que reaparecen muertas y torturadas.

Banderas falsas colombianas contaminadas de odio clasista, soberbia ególatra, racismo histórico, arrogancia social, voracidad económica, mezquindad humana, autoridad despótica, deshumanización productiva.

Herramienta amada por los políticos mediocres y sanguinarios. No entienden que el exceso de sus odios devela la podredumbre de sus mandatos. “Hay que cultivar el odio como pasión civil. El enemigo es el amigo de los pueblos. Hace falta alguien a quien odiar para sentirse justificados en su propia miseria”, pensaba Humberto Eco.

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