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Por: Luis Carlos Lópmar

Producto de la cuarentena y el aislamiento desde hace un par de semanas vengo hablando más seguido con varios excompañeros de colegio y otros amigos que encuentran fuera de Colombia, algunos Washington D.C, otros en la “madre patria” y otros en Canadá.

Con alegría, por medio de unas videollamadas he podido constatar lo bien que les está yendo en esos países. Unos son periodistas, otros son ingenieros, un par de admiradores y han logrado radicarse, otros profesores y algunos tienen puestos básicos como cuidar niños. Sin importar el trabajo, todos llegaban a la misma conclusión: es imposible que los logros académicos, laborales y materiales fueran conquistados en Colombia.

Salir del país ronda en la mente de millones de colombianos, incluso la mía, ante la situación; con preocupación observamos que las noticias malas inundan los medios y la diminución de los ingresos es una realidad a la cual se enfrentan la mayoría de los profesionales, empleados y empresarios; resulta difícil vislumbrar una luz al final del túnel con el caos que se vive.

Adquirir una residencia en otro país no es fácil; países como Panamá obligan a renunciar a la primera nacionalidad, otros como EE.UU. requieren una visa de trabajo y ser pedido por una empresa de allá, un mínimo de permanencia o una inversión de US$1 millón y así adquirir la visa de inversionista.

Para los recién egresados Australia, Canadá o España se vuelven sitios atractivos, sea cual fuere es una posibilidad que está en la mente, sobre todo por la posibilidad de que un mandatario populista y de llamada izquierda radical llegue a la presidencia de Colombia.

El temor no es infundado. El exguerrillero y ahora senador Gustavo Petro, es el precandidato que mejor encarna los ideales anticapitalistas, va de primero en las encuestas y no se ve un candidato que le haga contra peso, ¡Santo padre!, aunque existen otros precandidatos con visiones de país realistas y con discursos menos incoherentes como Camilo Romero, Alejandro Gaviria, Humberto De La Calle y el paisa oportunista, mañoso pero coherente Federico ‘Fico’ Gutiérrez.

Los universitarios y los trabajadores que subsisten del mínimo están indignados, con mucha razón, claman por un cambio institucional, pero de manera equivocada; no es reclamando gratuidad, es luchando por trabajar con mayores garantías, ¿Por qué un joven en Estados Unidos puede cumplir sus metas y en Colombia no?

Las causas son muchas, pero hay una fundamental: las instituciones aun cuando no son perfectas funcionan, la rama judicial puede juzgar por igual un senador que un vendedor, la policía todavía infunde respeto, las altas cortes con apenas 9 magistrados, imparte jurisprudencia para todo el país y un Congreso dividido aun cumple su función de pesos y contra pesos, con esa solidez emprender, invertir, y hacer negocios sigue siendo una oportunidad para cualquier empresa.

Según la Cancillería más de cinco millones de colombianos viven fuera del país, esta cifra puede crecer dramáticamente si el país no muestra condiciones de inversión y respeto por la propiedad privada.

Colombia es un país maravilloso, más estable que la mayoría de los países de América latina, pero necesita del Estado: libertad económica, menos aranceles, una reforma a la justicia y a la educación, es inaceptable no evaluar los profesores.

Mientras tanto empresarios y ciudadanos seguirán buscando un plan B fuera del país, la imagen de Venezuela es demasiado fuerte como para querer vivir lo mismo y lo triste es que los primeros en irse son los que más oportunidades y privilegios tienen.

Y aunque parezca cobarde irse del país, sin luchar por cambiarlo, seguir fortaleciendo el país ajeno parase la única salida segura cuando como mayoría estamos a un paso de cometer el error de vecino pueblo. al creer que la extrema izquierda es la solución a la opresión, los amagues dictatoriales, la pobreza y la inequidad en la que históricamente nos ha sumido la extrema derecha.

Tal vez se llegó el momento de entender que los extremos no son buenos y no resuelven nada, que tal vez el único camino posible es aceptar que somos seres de matices y en los puntos medios esta la salida.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. @luiscalopmar