Telatiroplena.com, periodismo serio, social y humano

Por: Ulahy Beltrán López[1]

Opinión y salud

La pandemia por Covid-19 ha causado y sigue causando todo tipo de estragos como la enfermedad física y mental, el síndrome post-covid, la muerte, el aumento de la inequidad en los países donde ya había inequidad pre-pandemia, el colapso en varios sectores de la economía y ruina en algunos de esos sectores, entre otros.

Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través de su Directora Carissa F. Etienne, ha advertido que se avecina algo aún peor como consecuencia de la interrupción de los servicios de salud esenciales durante la pandemia en esta región del mundo (América Latina y el Caribe): una auténtica “avalancha de problemas de salud”. Así lo definió la citada funcionaria en el último informe semanal de la OPS del mes de julio de 2021 (Latin America and Caribbean face an “avalanche of worsening health issues” if COVID-19 disruption of health services continues, PAHO warns), por lo que esta agencia ha dispuesto como prioridad la búsqueda de “nuevas estrategias para prestar servicios y atenciones que son vitales en el contexto de la pandemia por Covid-19” y cesar así la precitada interrupción de la prestación de estos servicios en la región.

Preocupa sobremanera lo mencionado por Etienne en el referido informe, al decir que cerca de 300 mil niños, especialmente de México y Brasil, a lo largo de la pandemia han dejado de acceder a la vacunación de rutina para protegerlos de las enfermedades infecto-contagiosas, lo que los hace susceptibles de infecciones mortales que son prevenibles a partir de esta estrategia de salud pública. Por ejemplo, sobre una de estas vacunas, la que protege contra el sarampión, la funcionaria advierte que “la cobertura de la primera dosis se redujo un 10% en ocho países del Américas, incluyendo Venezuela, Panamá y Brasil”, agregando que en países como Surinam esta primera dosis contra el sarampión cayó hasta un 20%.

La caída de las coberturas de la vacunación rutinaria en la población infantil entre 1 y 10 años de edad es una verdad en países de esta región del continente como Colombia, en donde las actuales coberturas de vacunación contra sarampión y rubéola, contrastan con las coberturas observadas al respecto en época pre-pandémica. Obviamente, esa situación coloca a esa población vulnerable en grave riesgo de enfermar, complicarse o morir por esas enfermedades.

Es fácilmente presumible que en la medida que no se continúe con las coberturas de vacunación que se traían antes de la pandemia, a futuro lo que vendría para la población infantil de los países del área será morbilidad y mortalidad por estas enfermedades transmisibles que podrían haberse evitado con la vacunación.

La realidad es que ante la interrupción de este tipo de servicios de salud esenciales en los países de América Latina y del Caribe por la pandemia de Covid-19, se han dejado de ofrecer acciones puntuales pero vitales de la salud pública como son la inmunización a los niños y la atención de las mujeres gestantes y de las personas con enfermedades crónicas.

De acuerdo con una medición que hizo la OPS sobre servicios de salud esenciales en esta región, el 97% de los países y territorios informaron que tuvieron interrupciones en dichos servicios, por lo que Etienne sostiene que de seguir así la prestación de servicios de salud en América Latina y el Caribe “la enfermedad por Covid-19 no será la única crisis sanitaria que demande la atención de estos países”.  

En ese orden de ideas, la OPS estableció recomendaciones puntuales y precisas a estos países para contrarrestar el bache sobreviniente de los servicios de salud esenciales, exhortándoles que en la búsqueda de respuestas a la crisis derivada por la pandemia por Covid-19, no se pueden descuidar los demás servicios de salud, como por ejemplo las atenciones antes mencionadas: inmunización a niños y atención a mujeres gestantes y a personas con enfermedades crónicas diagnosticadas.

De igual forma, más allá de la pandemia, los países deben fortalecer estrategias complementarias de atención como la telemedicina y la reactivación de los programas asistenciales ambulatorios, de tal modo que los pacientes puedan recibir la atención en sus propios domicilios.

Para poder cumplir con ese re-enfoque en el modelo de prestación de servicios, la OPS recomienda a los países del área que “contraten y capaciten a más personal para que todos los trabajadores de la salud dispongan de herramientas y los recursos necesarios para prestar atenciones seguras”. Además, de manera precisa y enfática afirmó que los trabajadores de la salud tenían derecho a ser “justamente compensados por sus extraordinarios esfuerzos”, colocando Etienne como ejemplo el caso de Chile que aprobó hace poco un aumento de salario para los prestadores de servicios de salud pues han resultado fundamentales en la atención de la pandemia.

Así las cosas, la Directora de la OPS reconoció que si bien los países están enfrentando decisiones difíciles en lo económico y están redefiniendo las prioridades de la inversión pública, no se puede contemplar siquiera recortar recursos para la salud por dicha situación fiscal que atraviesan los países por la pandemia. La funcionaria por eso manifestó que en los países del área se debía priorizar la inversión en el primer nivel de atención como medida inteligente para contrarrestar de manera más eficiente y equitativa las tendencias negativas observadas en la salud pública de la región, en vez de esperar que aparezcan nuevas crisis sanitarias como la vivida desde hace año y medio por la pandemia.

Como nunca antes, tanto la prevención de las enfermedades inmunoprevenibles como el diagnóstico oportuno y la atención adecuada de las enfermedades no transmisibles son hoy asuntos de muchísima importancia en la salud pública de los países; por eso para quien dirige esta agencia, el refrán al respecto resulta ser más vigente que nunca: “una onza de prevención vale más que una libra de cura”. El mensaje es claro: servicios de salud como la vacunación de rutina contra enfermedades infecto-contagiosas, así como la atención de embarazadas y de pacientes con patologías crónicas, no son ni serán nunca servicios opcionales sino esenciales y por tanto y por tanto jamás debieron interrumpirse como ha ocurrido durante la pandemia en algunas zonas del mundo.

Por eso, para los países de esta región, en vez de tener que enfrentar y atender una catástrofe de ese tipo como la que anuncia la OPS podría sucederles, definitivamente les resultaría muchísimo mejor prevenir y evitar que les ocurriese dicha catástrofe. De lo contrario, de seguir las tendencias observadas por la OPS e informadas a la región por su directora, los países de América Latina y el Caribe se arriesgarían a padecer “una avalancha de problemas de salud”, además de sus múltiples consecuencias en el corto, mediano y largo plazo.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor


[1] Es: Médico Cirujano, Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Especialista en Seguridad Social Latinoamericana. Ha sido: Vicepresidente de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), Consejero Nacional, Departamental (Atlántico) y Distrital (Barranquilla), de Seguridad Social en Salud, miembro de juntas directivas de IPS privadas y de empresas sociales del estado, asesor en salud de la Contraloría General de la República, gerente del Hospital Universitario CARI ESE. Actualmente: docente universitario, columnista en medios impresos y virtuales, consultor y asesor en servicios en salud, editor de NOTAS DE ACTUALIDAD EN EL SECTOR SALUD. Todas las columnas del autor encuéntrelas en https://ulahybeltranlopez.blogspot.com o solicítelas al contacto: ubeltran@hotmail.com