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Por: Enrique Lequerica Otero

“Los hombres cuerdos deben pensar en lo pasado, ordenar lo presente y con mucha cautela prever en lo futuro” – Fray Antonio De Guevara.

La palabra previsión se compone de dos partes: “pre”, que significa antes y “visión”, que significa percibir; y la previsión es la planificación de las cosas antes de que sucedan. La humanidad gracias a su capacidad de raciocinio pudo amortiguar los efectos de ciertos fenómenos o circunstancias naturales, tomando medidas al respecto.

El río Magdalena y su cuenca han sido objetos de numerosos estudios desde hace algo mas de 2 siglos, pero podríamos decir que el primer gran estudio estuvo a cargo del Julius Berger Konsortium publicado en 1925, seguido de variados estudios hasta principios de los años 70s cuando se repitió, con mejores equipos y métodos, el Estudio MITCH preparado por la Misión Colombo Holandesa y publicado en 1973; posteriormente hay muchos otros estudios, la mayoría de ellos enfocados en estudiar planes de navegabilidad, especialmente entre Gamarra y Puerto Salgar- La Dorada.

Los estudios geológicos, geomorfológicos, hidráulicos y de procesos sedimentarios, son mayormente académicos o de tesis para Maestrías o Diplomados, pero con todos los otros, como los socioeconómicos o los ambientales, tienen algo en común: no existe una biblioteca o un banco de datos oficial que le permita a los investigadores la capacidad para adelantar estudios o diseños avanzados sobre la cuenca del río Magdalena, debiendo acudir a la buena voluntad de algún afortunado colega que tenga algo sobre el tema deseado.

En 1996 la Dra. Gladys Bernal publicó el estudio “CARACTERIZACION GEOMORFOLOGICA DE LA LLANURA DELTAICA DEL RÍO MAGDALENA… “, un trabajo “que surge de la necesidad de establecer un inventario sobre las condiciones geomorfológicas básicas del sistema que sirva como apoyo en el monitoreo de cambios posteriores”, a lo cual agregaríamos que este es un verdadero esfuerzo de previsión sobre las condiciones del Bajo Magdalena.

Con respecto a la llanura inundable, el estudio establece que “son zonas jóvenes y planas sujetas a desbordes directos y periódicos del río. Gonzales y Malagón (1991) incluyen todas las formas de terrenos originadas por procesos directos de sedimentación fluvial (cubetas de desborde, de inundación, de decantación, brazos deltaicos, vega y orillares). Khobzi (1985) define: Desde Pedraza hasta Bocas de Ceniza se presentan meandros de poca amplitud y gran longitud de onda, muy activos (p.ej. entre Suan y Salamina se dan desplazamientos de orillas del orden de 100m/año). En las orillas del lado oriental (derechas) se nota una tendencia general a la erosión (socavación de orilla) y en lado occidental a la deposición (bajos colonizados por plantas acuáticas)”. Es fácil deducir que desde antes de la creación de CORMAGDALENA ya la dinámica del sector estaba estudiada y solo se requería mantener un adecuado monitoreo.

En Diciembre del 2001, el IDEAM publicó el estudio “GEOMORFOLOGIA Y SUSCEPTIBILIDAD A LA INUNDACIÓN EN EL VALLE FLUVIAL DEL MAGDALENA – SECTOR BARRANCABERMEJA A BOCAS DE CENIZA” con la finalidad de establecer y evaluar las zonas más propensas a sufrir de procesos extremos de inundaciones como las presentadas durante el fenómeno de la Super Niña 2010-2011. El estudio se puede considerar complementarios de estudios anteriores sobre el mismo tema y al estudio de la Dra. Bernal y muestra “que de los aproximadamente 30.000 km2 del área de estudio, hay 16.600 km2 (55,4%) que presentan algún grado de susceptibilidad a la inundación, en tanto que 11.705 km2 (39,0%) no son susceptibles a los procesos de anegamiento por el río. El restante 1.675 km2 (5,6%) está conformado por geoformas de origen marino que responden a otra dinámica geomorfológica.” Se puede leer “De Calamar hacia el norte, el río sigue un único curso, relativamente estable y tiene su desembocadura en el sector de Bocas de Ceniza. En su tramo final, tanto sobre su margen occidental (izquierda) como oriental se desarrollan zonas inundables, de las cuales la oriental se extiende considerablemente y que es producto de la actividad pasada del río en la conformación de un complejo delta en su ruta hacia el mar.”

De este estudio citaremos el Mapa 12 Geomorfología Fluvial sector Calamar que nos permite conocer el tipo de terrenos donde están asentadas las poblaciones de interés.


Segmento del Mapa # 12 Geomorfología fluvial sector Calamar.

En rasgos generales los municipios de Cerro San Antonio, El Piñón y Salamina se encuentran asentados sobre Diques Naturales Antiguos (Fa3) pero rodeados por el cauce activo y por terrenos de la Llanura de Inundación Alta (F1a); al sur de Salamina hay una gran Vega de Divagación Inactiva (Fv3). Los cambios del cauce activo en los últimos 30 años son notorios, pero nunca en los últimos 20 años han sido motivos de mediciones y monitoreos continuos por parte de CORMAGDALENA, organismo que cerró el LEH-LF en 2013 y desde entonces se vienen administrando los mantenimientos del río prácticamente a ciegas y solo para cumplir ciertas necesidades de navegación. El sector en estudio ha sido castigado con dos inundaciones grandes (en 1984 y 2011) que han ocasionado billonarios daños y perdidas.

Inundaciones en 1984-85 y en 2010-11 – Imágenes históricas de GoogleEarth

Alguien allegado me comprometió con una reunión con dirigentes del sector privado del municipio de Salamina en búsqueda por soluciones; dialogamos y recibí una fotocopia del CONCEPTO TÉCNICO Y PLAN DE EJECUCIÓN DEL DRAGADO INDUCIDO Y CONTROLADO … ENTRE EL ABCISADO (sic) K82 Y K89 … ETC.”, el documento de 20 folios no está fechado (asumimos de finales de Octubre o posterior), firmado por Jairton Habib Díez Díaz Subdirector de Desarrollo Sostenible y Navegación, tiene claramente el propósito de justificar los fondos para contratar por urgencia manifiesta “un dragado inducido y controlado que va a dirigir Cormagdalena para conjurar en el sitio el proceso erosivo y de socavación, entre el abscisado K82 y K89 en la jurisdicción del municipio de Salamina .. etc.”, y siguen los propósitos del trabajo.

Básicamente después de leer el documento, generoso en una redacción bizarra, tal vez explicable por “la connotación de inmediatez y urgencia de orden preventivo y remedial (sic)”, queda la sensación de que no se observó el tan pregonado rigor técnico, pues la urgencia se hizo notoria desde finales de Julio del 2020 y de esos 3 meses, cuando se alcanzaron a utilizar hasta 6 equipos de dragado mecánico , no se presentan o no se incluyen mediciones hidrográficas  y aforos líquidos que permitan determinar con exactitud el plan y los resultados del dragado inducido, una variedad de dragado desconocida para muchos.

Supongamos que el documento CONCEPTO TËCNICO fue requerido con muy poco tiempo y por ello no alcanzaron a incluir mejor información que las simples imágenes del GoogleEarth, o no hubo tiempo para narrar con mayor rigurosidad el desarrollo histórico del sector pues no disponen de una biblioteca con los estudios existentes, pero lo que no tiene justificación alguna se encuentra en la pagina 9  donde textualmente se puede leer: “Entre 2010-2011 ocurrió un fenómeno del Niño de intensidad moderada que trajo como efecto en (sic) descenso en los caudales e indujo sedimentación generalizada en el sector”.

Después de leer este yerro en la historia del río, creo que entendí porque nadie ha logrado explicar a la comunidad portuaria la inusitada sedimentación que se ha venido presentado desde Noviembre del 2020 en los 22 kilómetros del canal navegable del Puerto de Barranquilla. CORMAGDALENA y sus funcionarios deben entender que hasta ahora no tienen resultados para mostrar.

Espero estar equivocado, pero todo indica que nuestros compatriotas de las poblaciones ribereñas deberán afrontar una muy dura temporada invernal durante los próximos tres meses, sometidos a los rigores de una Niña moderada que por primera vez se registra en dos años consecutivos ocasionando caudales pocas veces registrados para un Septiembre.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Enrique Lequerica Otero, Oficial de Marina – Consultor Marítimo