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Por: JOSE STEVENSON DIAZ.

La fecha del 23 de abril se ha venido celebrando desde 1926 como el día internacional del idioma se utiliza igualmente para recordar una de las figuras más ilustres de la literatura universal Miguel de Cervantes Saavedra (1547 – 1616) el creador literario de don Quijote de la Mancha texto, que ha sido traducido a más de 140 Lenguas y variedades lingüísticas, merecedor de todos los elogios y agradecimientos, no sólo de los críticos y entendidos del tema, sino del grueso de la humanidad, a la que nos sumamos de la manera más respetuosa y sincera.

Históricamente se ha in-visibilizado y excluido, en un ejercicio crónico de mala-memoria, sobre todo el gremio de intelectuales, académicos, críticos, semiólogos, historiólogos del arte, especialistas, incluyendo las autoridades francesas…ignoran un personaje importantísimo en el posicionamiento del Quijote como el clásico más grande de la literatura universal, se han olvidado de su “otro” creador, el creador visual, ese que permitió que la obra la conocieran los iletrados; no echemos a la des-memoria, al gran aporte de la imagen, de la ilustración, en obras clásicas de la literatura, incluyendo la Biblia en 1843.

Para ello nos ubicaremos en el siglo XIX, más exactamente en el año 1863 y no en el siglo XVI. En 1585 se publica el primer (I) tomo del Quijote de la Mancha, que tuvo un éxito relativo y luego 31 años después en 1616 pública el segundo(II) tomo que tuvo “el Ingenioso Hidalgo, Don Quijote dela Mancha” quedando completa la obra, proyectándolo como uno de los escritores más importantes de la humanidad, fundador de la novela moderna, también tuvo publicaciones en diferentes géneros literarios: poesía, teatro, prosa, sátira, obras como: la Galatea, viaje del Parnaso, la Guardia cuidadosa, El Retablo de las Maravillas, Trabajadores de Persiles y Seguismunda Riconete y Curtadilla, la Gitanilla, El coloquio de perros, el licenciado vidrieras, la ilustre fregona, Amor y Aventura, entre otras… pero ninguna de estas publicaciones con el alcance de Don Quijote de la Mancha.

Tan solo 1863 después de 298 años de haber sido publicada por primera vez, la obra adquiere existencia visual: don Quijote, Sancho Panza, Rocinante, Dulcinea, los molinos de viento… la presencia del vasto universo iconográfico del Quijote, la imagen como narrativa, que transgrede la simple visión decorativa y cumple una misión comunicativa, acentuando colores, formas, atmósfera, reforzando conceptualmente en la memoria los acontecimientos o personajes más válidos, la imagen determinante facilita el aprendizaje de los contenidos y desborda el texto escrito en información, se enriquece la obra, aporta otro lenguaje, otra “lectura” la de los analfabetas, aparece la posibilidad de la lectura dela imagen, la interpretación, la aparición de músculos, cabellos, piel, estados anímicos, la mirada, la triste figura…la forma.

Un tributo tardío y más que merecido a Gustavo Adolfo Doré (1833 – 1883) este maravilloso artista francés, el creador visual de Don Quijote de la Mancha, esa fusión, simbiosis entre el autor y el personaje (Doré joven y el quijote que es una proyección en el tiempo, la vejez). Toda obra es autobiográfica y esta no es la excepción, la creación pura, la imagen más allá de la textualidad, de la descripción literaria de Don Miguel de Cervantes, asumamos por un instante, el reto que implicó crear una imagen a la altura del texto literario, que con el tiempo se convertiría en clásico de clásicos.

El maestro Gustavo Adolfo Doré, ese genio del grabado en agua fuerte (dibujo con punta seca o agujas de acero, sobre una plancha metálica barnizada) logró la identificación, el re-conocimiento por intermedio de 377 grabados que se fijaron en la memoria universal, en el inconsciente colectivo, creó un personaje, tan propio, tan de él, pero igualmente tan del mundo, que al verlo por primera vez, pareciera que ya conocieras de antes, una serie de elementos en esas imágenes que son fácilmente reconocibles y sobre todos recordables, no olvidemos que los humanos piensan y recuerdan en imágenes.

El aporte de Doré a la obra de Cervantes, fue innegable, la obra se volvió pueblo, pasó de ser exclusivamente para una pequeña élite que sabían leer textos, pasó a un público mayoritario, al público analfabeta, no sólo de España o Europa, la del mundo entero, se abre una enorme posibilidad de leer las imágenes, de interpretar la cantidad de información que la imagen contiene: arquitectura, vestuario, armas, roles sociales, contexto geográfico, social, económico, político, cultural… entender la imagen siempre ha sido más sencillo, que leer códigos (letras) para esta forma de lectura se necesita una enseñanza más compleja, de mayor tiempo para su conocimiento y sus múltiples combinaciones de los elementos que componen el alfabeto. En cambio, la imagen tiene cero (0) nivel de dificultad para reconstruir o recordar mentalmente.

La lectura de imagen es más antigua que la lectura textual, la creación del alfabeto mesopotámico (cuneiforme) fue posterior cronológicamente al arte rupestre: cueva de Altamira (Esp), cueva de Lacaux (Fra), Piedra Pintada (Col); la lectura de imágenes nos ha permitido y nos permitirá a lo largo de la existencia humana, el conocimiento de nuestra prehistoria. Muchas culturas milenarias utilizaron la lectura de imágenes para dar a conocer sus historias, sus gestas, sus personajes, en el caso de la religión, que, entre la edad media y el renacimiento, utilizó grandes imágenes en sus templos, no solo para enseñar la historia sagrada a las analfabetas, también usado para sembrar temores, sentimientos de culpa en el pueblo que no sabía leer y así manejar a sus intereses la vida física y espiritual.

Fueron 377 grabados que aportaron otra clase de lectores, otro público, los iletrados, la imagen permitió una mayor difusión de la obra recordemos acentuadamente que el maestro Doré alcanzó a publicar más de 9850 grabados donde se destacan autores tan importantes como Honore Balzac, Dante Aligheri, Francis Rabalais, Lord Byron, Edgar Allan Poe, Perrault, la Fontaine y la Biblia.

Tendríamos que proyectarnos en el tiempo futuro, el quijote sobre-viviente, el de largo aliento, cuál será su relación con sus nuevos lectores, sus nuevos viajantes, interlocutores conectados automáticamente a la imagen, esa generación de tecno-adictos, una población menos textual, más visual, expuestos al consumo indigesto de imágenes todo el tiempo, imágenes fijas y en movimientos, somos amigas y amigos lectores, ya, hoy, ahora habitantes de la iconósfera global donde la textualidad tiende a desaparecer en medio de la premeditada mediocridad de los sistemas educativos y de profesores apoltronados en nombramientos sin ninguna preocupación por la calidad del oficio.

Esperamos que la historia del Quijote siga viviendo en unión libre y maravillosa de texto e imagen en esa bisociación mágica, en ese encuentro respetuoso de dos genios, de dos lenguajes comunicativos distintos, pero altamente incluyentes a la hora de su conjugación simultánea.

Nos sumamos con mucho equilibrio sin llegar al radicalismo, que una imagen (no toda) cuando transgrede lo decorativo, cuando tiene contenido, puede llegar a decir más que mil palabras, dependiendo eso sí, del valor, del nivel de sinceridad de la palabra, tan prostituida en estos destiempo, en esta contra-cultura de la falsedad.

Citaremos buscando mayor panorámica ilustrativa a un gran hombre, ejemplo de sabiduría y altruismo, a Jesús de Nazaret, ” A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” para nuestro caso en particular en este homenaje algo tardío “a Cervantes lo que es de Cervantes y a Doré lo que es de Doré” por lo siglos de los siglos (o sea por la historia) amén, amén, y amén.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Lic. JOSE STEVENSON DIAZ. Historiador Centro de Estudio Alex Támara Garay. Correo Electronico: asociacionlachicharra@gmail.com