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Por: Antonio M. Cueto Aguas.
Cuantas veces hemos oído decir a nuestros contertulios, frente a la exposición de una idea novedosa manifestada por nosotros: “eres un soñador, un idealista incorregible”, recientemente lo vivimos cuando un candidato presidencial, le propuso a Colombia la construcción de un ferrocarril aéreo, que uniera a la Costa pacífica con la Atlántica, de inmediato surgieron los grandes impulsores de la mediocridad, a burlarse de ese candidato y hacer muy profundos análisis financieros para probar lo irrealizable de esa idea. Pero también justo es decir que hubo muchos que aplaudimos la idea, no por que fuese o no realizable, lo hicimos con el convencimiento de que son las ideas las que mueven el progreso del mundo, ¿Cómo burlarnos hoy, de esa realidad incontrovertible que constituyen las pirámides de Egipto? ¿acaso para la época había las sofisticadas herramientas de que hoy goza la ciencia tecnológica del mundo?
No, los egipcios debieron valerse de su imaginación, de su creatividad, para construir Martillos y Cinceles de las mismas rocas que utilizarían para la construcción de ese sueño que tuvieron, contar con tan portentosos monumentos o criptas que servían en la época, para el descanso eterno de los faraones. Hoy, esa monumental obra, es catalogada como una de las antiguas maravillas del mundo. Pertinente es recordar que esas obras maravillosas arquitectónicas, datan más o menos de los años 2.630 aC.
Esa es la monstruosa diferencia o distancia que separa la grandeza mental, de la mediocridad empobrecedora del hombre de ayer y hoy. Estos artículos periodísticos, como ya lo hemos dicho en escritos anteriores, sólo persigue que nos cuestionemos; nuestras mentes solo están a la expensa de que no le permitamos que el intelecto se enrute por el fácil camino de la mediocridad y libremos una verdadera lucha interna por aprender a valorar las ideas de los demás y no nos conformemos con la pobre mentalidad de incapacidad personal y la portentosa capacidad destructora de las ideas ajenas, cuando esa actitud destructora, sólo muestra nuestra propia incapacidad Infinita, para aprender de los demás.
Hoy empezaremos a estudiar a José Ingeniero respecto del tema: “La Moral de los Idealistas”, este tema, Ingeniero lo trata en 6 acápites, siendo el primero el que se indica en el título de este artículo. veamos: ” Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia a tal excelsitud inasible, afanado de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones.
Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás.
Y si ella muere en ti, quedas inerte; fría bazofia humana. Solo vives por esas partículas de ensueño que te sobrepone a lo real.
Ella es el lis de tu blasón el penacho de tu temperamento. Innumerables signos la revelan: cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada para Cristo y la hoguera encendida a Bruno; _Cuando te abstraes en lo infinito leyendo un diálogo de platón, un ensayo de Montaigne o un discurso de Helvecio ; -cuando el corazón se te estremece pensando en la desigual fortuna de esas pasiones en que fuiste, alternativamente, el Romeo de tal Julieta y el Werther de tal Carlota; -cuando tus sienes se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset que rima acorde con tu sentir admira de Musset; -y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios, la sublime virtud de los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con igual veneración ante los creadores de Verdad o de belleza.
Todos no se extasían, como tú, ante un crepúsculo, no sueñan ante una aurora o cimbran en una tempestad; ni gustan de pasear con Dante, reír con Moliere, temblar con Shakespeare, crujir con Wagner; ni enmudecer ante el “David”, “la “Cena” o el Partenón. Es de pocos esa inquietud de perseguir ávidamente alguna quimera, venerando a filósofos, artistas y pensadores que fundieron en síntesis supremas sus visiones del ser y de la eternidad, volando más allá de lo real.
Los seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza aparte en la humanidad: son Idealistas.
Definiendo su propia emoción, podría decir quien se sintiera poeta: el ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección.”
Espere el próximo jueves 26 nuestra columna denominada: “De un idealismo fundado en la experiencia”
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor.