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Por: Jorge Guebely
¡Qué difícil re-educar el conservadurismo colombiano!, ¡la elite económica y su dirigencia política! Actualizar su espíritu para el bienestar del país.
No les interesa moderar sus privilegios. Tampoco aceptan la naturaleza jurídica de Colombia. No como finca mayor con hacendados, mayordomos…; sino como República democrática, con instituciones y ciudadanos, iguales ante la ley sin importar estrato social, raza, religión, sexo… Prefieren el remedo de país nacional.
Ninguna ley les otorga el dominio absoluto del Estado. Basta la voluntad mayoritaria, para que cualquier colombiano se convierta en jefe de Ejecutivo, una de las tres ramas del gobierno. Voluntad que debe respetarse.
Prefieren la infamia de urdir triquiñuelas para mantener la hegemonía gubernamental. Planean guerras, dolorosas confrontaciones partidistas que asolaron el siglo XIX colombiano y finalizó con la de “Los mil días”, únicamente para impedir la participación liberal en el gobierno.
Infamia también la estrategia de asesinar candidatos con mayorías populares al modo de Jorge Eliécer Gaitán. Doloroso magnicidio, origen de las FARC, después de horrendas matazones contra campesinos liberales durante La Violencia.
Infame triquiñuela: distorsionar resultados electorales para ganar elecciones. La perpetró Carlos Lleras Restrepo al general Gustavo Rojas Pinilla para favorecer a Misael Pastrana Borrero, origen del M19 y la carnicería del Palacio de Justicia. Robusteció al ELN, organización que develaba las farsas de las elecciones colombianas. Lo certificó brillantemente el padre Camilo Torres: “El que escruta elige”. Ninguna ideología, interesada en privilegios elitistas, construye paz, progreso y desarrollo humano de un país.
Toca cuidarse de las actuales triquiñuelas, incluyendo la desconfianza en la Registraduría Nacional. ¿Preparan el ambiente político para desconocer resultados finales si no son favorables? Estrategia del deplorable Trump en Estados Unidos, gran conservador, buen amigo de Putin y del uribismo. Avistaba, desde un comienzo, un fraude electoral para desconocer su derrota.
Desconfianza criolla proclamada por el expresidente Pastrana: señala insistentemente la posible manipulación de resultados para elecciones presidenciales. Desconfianza del expresidente Uribe: no avala el caos de las elecciones legislativas y recela de las presidenciales.
Toda hegemonía es dictadura, un desacierto democrático. Poco importa si la ejerce un hombre, un partido o una ideología. Favorece mezquinamente privilegios y deprime al resto, incluyendo a sus copartidarios de base. Si solo hay prosperidad para unos, entonces sólo hay ruina para todos, sin distinción ideológica.
“Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, desemboca en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: el monólogo y el mausoleo”, según Octavio Paz. Y ningún océano es comparable con la inmensa esquizofrenia de la elite colombiana.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor, Jorge Guebely