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Por: Adalberto Munive Carvajal

En Colombia celebramos el día del economista, en homenaje a un personaje que es parte de la historia del país granadino, el insigne Don Pedro Fermín de Vargas, nacido el 3 de Julio de 1762 en San Gil, que algunos cronistas lo han llamado el “precursor olvidado”. Claro, porque fue un hombre inteligente e interesado en las vicisitudes que se desarrollaban en la época colonial; por eso, la Academia Colombiana de Historia, lo caracteriza de la siguiente manera “Durante su vida se desempeñó como colegial, letrado y colaborador de José Celestino Mutis en su Expedición Botánica en Nueva Granada. Ejerció la medicina y ocupó cargos públicos en la Secretaría del Virreinato. Sin embargo, se destacó por su interés en la economía al punto que se lo considera un precursor en la materia. Con sus capacidades intelectuales y preocupación por la igualdad de clases, fue una pieza clave en el balance de la economía neogranadina”. Por esas acciones meritorias, la Academia, lo cree el primer economista de la historia de la nación, reservándose esta celebración a la efeméride de su nacimiento.

Por las razones antes mencionadas, en esta fecha se rinde homenaje a los profesionales que se dedican a las actividades económicas del país y brindan sus aportes a la sociedad. Pero ¿Cuál es la función de un economista? es aquel individuo que se ocupa del análisis de las causas y los efectos de los fenómenos económicos, sus costos y beneficios para la empresa, organización, gobierno o sociedad. 

El economista, en el desempeño de su profesión, debe ser competente en el manejo de grandes volúmenes de información, así como poseer una gran capacidad de análisis y solución de problemas. Con respecto al campo laboral, los economistas no tienen un campo de acción estrictamente definido en relación a otras carreras, pues se desempeñan aplicando sus conocimientos como investigadores, asesores, consultores y directores en organismos nacionales e internacionales y las empresas.

La crisis sanitaria por la pandemia de la Covid-19, tuvo sus efectos negativos en la economía, éstos se dieron cuando se presentaron los picos altos por el contagio del virus, haciendo que se paralizaran las actividades empresariales y de producción de bienes y servicios, por el confinamiento social que decretaron los gobiernos en los países del mundo por donde transitó la enfermedad; Colombia no fue la excepción. Esa situación hizo que el Estado interviniera con políticas económicas para que el sistema no colapsara; decretando también en el país los gastos públicos necesarios para subsanar ese vacío que dejaban los agentes privados al cerrar sus negocios, despedir personal y, aquellas que se sostuvieron en el mercado, entregarles subsidios a la nómina para que se mantuvieran en sus procesos productivos, de servicios y de empleo, en su respectivo sector.

El gobierno nacional hizo su intervención con aumentar el esfuerzo fiscal que estos problemas acarrean para controlar los contagios (compras de vacunas, adecuación de equipos a clínicas y hospitales) y, por ende, fallecimientos que se presentaban por efectos de la enfermedad. Ya controlado en un 60% o 70% los contagios, se comienza a flexibilizar las medidas sanitarias y se toman las medidas adecuadas para reactivar la economía, ampliándose en el tiempo aquellas que se habían decretado en los picos de los contagios.

Pero todo ese problema sanitario que vivió el mundo, no los dejó bien parado económicamente, muchos países productores de materias primas, equipos técnicos y tecnológicos, chips informáticos de mayor demanda; tuvieron restricciones en su producción por las medidas de aislamiento que tomaban los países, en aquellos donde las empresas que tenían inventarios de los productos en demanda, no los podían hacer llegar a sus clientes por los problemas de transporte de contenedores, por el hacinamiento de cargas en sus principales puertos; esa situación comenzó a generar escasez en el mercado mundial, presentándose aumento de los precios en los mercados destinos.

La recuperación económica post-pandemia del Covid-19 en el mundo, transcurría de manera lenta. Sin embargo, el proceso de la bendita recuperación comienza agudizarse por la entrada de una conflagración entre Rusia y Ucrania; países que son proveedores de productos básicos primarios, hidrocarburos, extractivos e insumos agrícolas, hacia el mundo. Entonces, estos problemas externos e internos que afectan de alguna manera las actividades económicas y, a la sociedad en general, son “insumos” intelectuales para que los economistas pongan sus conocimientos y experiencias al servicio de aquellos agentes privados y públicos que los requieran.

En resumen, al margen de toda esta reflexión del comportamiento de la economía de nuestro país y el mundo, lo que positivamente podemos destacar hoy 3 de Julio, es que celebremos el DÍA DEL ECONOMISTA, que sea este el momento para que todos los colegas de esta bella y compleja profesión, nos preguntemos si la aplicación de los postulados y principios de la escuela clásica/neoclásica de la economía, en realidad están dando los resultados que requieren los países subdesarrollados o emergentes como los llaman algunos, para acabar con la pobreza, el desempleo, la escasez de los bienes básicos, disminuir sustancialmente la brecha entre pobres y ricos; realidades que nos permite inferir, que el crecimiento económico que se dan en estos países, en particular Colombia, no se refleja como la base fundamental para un desarrollo social.

Unos de los retos que tienen los economistas del país y, en particular la región caribe, es proponer el estudio y análisis de los postulados de la economía clásica/neoclásica, para encontrar una manera de reorientarla hacia una verdadera ciencia social, y no manejarla simplemente con el uso del método particular cuantitativo: el matemático o modelos econométricos. Dejo hasta aquí mis reflexiones a manera de contribución para el día del economista.

Para todos y todas, profesionales de las ciencias económicas, les deseo un FELIZ DÍA y en nuestras manos está que vengan mejores para nuestros colegas; al igual que a los ciudadanos y ciudadanas de este país, en particular la región caribe, que lo esperan con mucho optimismo.

¡FELICIDADES ECONOMISTAS EN SU DÍA!

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor, Eco. Adalberto Munive Carvajal