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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez
La Universidad del Atlántico, es de todos y es de nadie, pobre claustro académico, sobrevive porque la divina providencia le tiene los ojos puestos. En otrora, según muchos entendidos en la materia, fue el ejemplo de buena educación, valores, pujanza y sobre todo ese deseo de ser referente en la educación de la Costa Caribe Colombiana.
Esta universidad cuenta con muchos actores, que en ocasiones son beligerantes, agresivos y quieren de una u otra forma sacar el máximo provecho de las bondades que tiene este claustro académico, cuya finalidad principal es enseñar a miles de seres humanos que su única oportunidad para salir de los entornos de pobreza y miseria, es entrar a cursar una carrera universitaria en ella. (Actores: Estudiantes, profesores, pensionados, trabajadores y directivos)
Cuenta con un jugoso, apetecido y perseguido presupuesto, que se convierte prácticamente en unos de los más importantes del Departamento del Atlántico, el cual puede ascender a los 300 mil millones de pesos. Que es para atender una población aproximada de 22 mil estudiantes.
A continuación, algunos testimonios de personas indagadas en la Universidad del Atlántico, no revelaremos sus nombres y por ello los llamaremos ‘Dolientes’
“Para muchos en la universidad, la apreciación que tienen es que dentro de ella existen muchos “carteles” que la llevan a sufrir de muchos cánceres que es muy difícil de sanar o curar, por ejemplo: ‘Guerrilleros y Paracos’, que no se preocupan por el bienestar de un claustro que es bienestar para para muchos; trabajadores corruptos y burócratas que solo pretenden desangrar a la Universidad; pensionados que aun siguen pegados de la teta lechera y no se quieren desprender; profesores con baja preparación y que cometen fraudes e incurren en fallas para obtener beneficios; Políticos depredadores que se han enquistado en la universidad produciendo llagas ulcerosas y que devoran el presupuesto de la universidad” Testimonio de un doliente de la Universidad. A quien llamamos Doliente 1.
“Nuestra universidad es la mejor del caribe y siempre ha Sido competitiva y eficiente, el problema en estos momentos son algunos jefes de oficinas que no contribuyen al avance de la universidad, al contrario, están pendientes en desangrar la institución. Entre todos las organizaciones sindicales y la rectoría buscar un trabajo articulado para el bien de la institución, con la conducción de nuestra gobernadora” Testimonio de un doliente de la Universidad. A quien llamamos Doliente 2.
“La universidad del Atlántico enfrenta dos males, por un lado, muchos trabajadores de planta hacen inoperantes los procesos administrativos y por otro los mismos estudiantes “alternativos” quienes durante una toma frenaron las obras en la universidad durante 2 meses, se robaron las tuberías de los aires acondicionados y los computadores de varias oficinas… La universidad parece no tener una alternativa porque por un lado está la izquierda con estudiantes aparentemente vinculados al micro tráfico en la U y por otro lado la derecha que tiene cooptada una parte de la contratación” Testimonio de un doliente de la Universidad. A quien llamamos Doliente 3.
“La universidad está progresando en muchos sentidos, sin embargo, la inferencia directa de grupos políticos afecta muchísimo a la institución, ni el Pacto Histórico ni Cambió Radical deben entrometerse en el desarrollo institucional, la UA debe volcarse a la academia y dejar atrás la politiquería” Testimonio de un doliente de la Universidad. A quien llamamos Doliente 4.
“Para que la Universidad sea competitiva, eficiente, organizada, productiva y atractiva para todos se requiere sacarla del reparto burocrático de los sectores políticos y que tenga una verdadera autonomía” Testimonio de un doliente de la Universidad. A quien llamamos Doliente 5.
“Más de 10.000 estudiantes han abandonado la universidad afectando su capacidad de dar cobertura a la población más vulnerable, porque cuando por problemas de GOBERNABILIDAD solo se hace un semestre en el año, no creen en ella, y ellos -los estudiantes- no quieren perder el tiempo; prefieren irse, con más esfuerzo, a una privada o desistir de su formación universitaria, aunque sea gratis. Esto sí que es regresivo, desde el punto de vista de la movilidad social, de la equidad y del crecimiento de las cifras económicas de la región. Las finanzas de la universidad están maleadas, y en estas condiciones no puede siquiera soñarse con mejorar significativamente en calidad. Todo es postizo, todo es aparente, todo es una máscara. La universidad no puede invitar a un conferencista de peso porque tiene las cuentas embargadas, y, en consecuencia, no le acreditan un pasaje aéreo Bogotá – Barranquilla. Si no hay economía sana, si no hay austeridad, será difícil brindarle lo mejor a la comunidad universitaria en términos de calidad. La Unidad de Salud es un monumento al desorden administrativo y financiero. Sobrevive porque tiene respiración artificial. Es la caja menor para atender los compromisos políticos. Una universidad seria se caracteriza por su responsabilidad en la prestación del servicio, y los recursos de la Unidad de Salud son los aportes de pensionados, profesores y administrativos, que no se han manejado con pulcritud. En resumen, falta verdadero sentido universitario. La universidad no es una empresa cualquiera o un municipio más; debe responder a una dinámica de transformación social, económica, política, ética y cultural, de la sociedad. El verdadero “motor del cambio” es la universidad, y UAtlántico está a kilómetros distantes de serlo. Sin duda, se requiere una revisión de fondo de los criterios de gobierno” Testimonio de un doliente de la Universidad. A quien llamamos Doliente 6.
La verdad, es que caminar por la universidad de Atlántico, es como ingresar a un manicomio, solo basta con la entrada, que da a la Cra 51B, es una total desidia, sigue uno caminando por un pasillo largo, lleno de sinsabores, y justo a la entrada de la Universidad, donde están unos torniquetes electrónicos, que según me informaron costaron más de 400 millones de pesos y nunca funcionaron, es como entrar a un Mercado Persa, de esos comunes en la India o caminar por algunos barrios deprimidos que nos muestran las películas grabadas en New York, o los entornos bastante desproporcionados de la Colombia profunda, donde conjugan distintas pinceladas de desigualdad y necesidad.
Sin duda alguna, la Politiquería ramplona, y los mal llamados estudiantes que han descubierto sacarle provecho a lo estatal, unidos a profesores y funcionarios corruptos, tienen a esta universidad en cuidados intensivos que no logra salir del COVID-19
¿El rector actual, si tiene las charreteras para ocupar ese cargo?
Bueno, la verdad en Colombia estamos acostumbrados a ver puestos ocupados por funcionarios que dejan mucho que desear, las opiniones sobre el rector, son más negativas que positivas, no soy quién para juzgarlo, pero si lo comparamos con rectores de otras universidades, waoooo, no sale bien librado. Pero, muchos esperan que su tarea sea la mejor.
¿Cuándo desaparecerán los distintos carteles de la universidad?
Cuando todos los actores, se pongan la mano en el pecho y trabajen unidos por un solo objetivo, por una sola misión y por convertir a la UAtlántico en la mejor de la Costa Caribe.
¿Dónde esta la solución?
Definitivamente, en un cambio de mentalidad, en que se ponga orden, que se respeten los presupuesto, que los politiqueros entiendan que la universidad no es su tienda ni mucho menos su nevera, que los estudiantes que son buenos, que van a estudiar, expulsen a las mafias y carteles, que se muestren las pruebas de lo que no se hace bien y que todos los actores de la Universidad del Atlántico se pongan la camiseta por sacarla adelante, para las nuevas generaciones.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor.