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Por: Jorge Guebely
Interesa demasiado al poder crear ignorancia, cultivar oscurantismo, desarrollar verdaderos programas de agnotología social. Embaucar para esclavizar, para perpetuar sus éxitos políticos, económicos y morales.
Castiga despiadadamente cualquier contravención a su mandato oscurantista. Lo hicieron los dioses del Olimpo, castigaron cruelmente a Prometeo por robarles fuego y compartirlo con los seres humanos. También la iglesia católica con la serpiente del paraíso. Le borró su semántica original: “Lucifer”, portador de luz, y la convirtió en voz del mal. La Grecia clásica castigó a Sócrates por cometer los delitos de criticar a los treinta tiranos y promover la sabiduría. “El que no está contento con lo que tiene, tampoco estaría contento con lo que le gustaría tener”, develaba lúcidamente la estupidez humana.
Poder tradicional de Colombia, también cultiva el oscurantismo. Según él, la reforma política sirve para perpetuar al dictador Petro; la agraria, para expropiar tierras; la de la salud, traerá médicos cubanos e instituirá la santería. Embrutecer incautos para crean que las milicias petristas serán pagadas con impuestos nacionales y Antioquia dividida en tres partes…
Oscurantismo del poder colombiano, estrategia para neutralizar cualquier gobierno distinto al tradicional; para impedir el catastro multipropósito, la regulación de la propiedad privada rural, los impuestos justos en el campo… Oscurantismo para entorpecer gravámenes razonables en la ciudad, que paguen más quienes tienen más, no a la inversa. Oscurantismo para perpetuar las triquiñuelas en la evasión de impuestos, para conservar los beneficios tributarios: $92 billones en el 2021 según revista Semana, los que pretende eliminar el actual gobierno.
Sobre todo, oscurantismo para preservar el poder conservador de las elites. –“En Colombia, casi todos somos conservadores”, afirmaba Antonio Caballero-. Para repudiar gobiernos distintos a los tradicionales, para imponer siempre los de las elites y para las elites. No aceptan amainar sus gangas estatales; eliminar la prosperidad de pocos, la miseria de muchos y la ruina humana de todos.
Poder de mezquinos capitales, urbanos y rurales. De propietarios pre-modernos de tierras, sin regulación alguna, sólo la ley del más fuerte, combustible de todas las guerras colombianas, de todas las masacres nacionales. De grandes empresarios, parásitos del Estado; adictos al dividendo, a las exenciones, a la evasión. Poder degradado, el tercero más corrupto del mundo según “La w radio”. Poder sumiso, bastó un carraspeo de Estados Unidos para suspender vuelos aéreos con Caracas. Verdaderos esclavos por la abundancia.
Razón tenía don Emiliano Zapata: “La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía”.
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