Telatiroplena.com, periodismo serio, social y humano

Por: Jaime Santamaría

Hoy 17 de noviembre se celebra el día internacional de la filosofía. A modo de homenaje es importante abordar la cuestión ¿qué es la filosofía? Gilles Deleuze y Felix Guattari, en un libro que se titula igual que la pregunta, dicen que “la filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos”. Pero, obvio, antes de obtener la recompensa final, habría que preguntarse ¿Qué son los conceptos? Digamos lo siguiente:

-Los conceptos son históricos. Tienen lugar y año de nacimiento, no son eternos en el tiempo como Platón describía las Ideas (entidades inmateriales y eternas). Más bien, los conceptos son contingentes, siempre tienen el halo de la sorpresa y parten de realidades geográficas concretas; aunque luego aspiren a lo general y a la abstracción.

-Los conceptos tienen padres y madres. Qué sería de un concepto como Idea sin Platón, o de Sustancia sin Aristóteles, de noúmeno sin Kant, de perspectivismo sin Nietzsche, de acumulación sin Marx, etc. Los conceptos cargan con el estilo de un padre o madre que les legan su estilo y peso.

-Los conceptos no solo explican los casos particulares. El caso no funciona como un ejemplo de una definición universal; el caso, y en esto está la fuerza y osadía del ejercicio filosófico, modifica el concepto y el concepto ayuda a darle forma al caso. Basta con recordar lo que significó el panóptico para Foucault, o el diván a modo de clínica para Freud, o la naciente sociedad mercantil para Marx, para darse cuenta de que el concepto, casi siempre, se nutre de una realidad histórica y la realidad histórica se modifica por el concepto

-Los conceptos movilizan afectos y pulsiones. Hay conceptos combativos, hay conceptos solemnes, hay conceptos sensuales, hay conceptos mortíferos. Todo concepto, en vínculo con su creador, produce descargar y retenciones de energía, de líbido, de sentimientos y afectos: de amores y odios, de iras, resentimientos y venganzas, compasión y asco. No existen los sujetos ilustrados racionales en política, hay humanos demasiado humanos —diría Nietzsche.

Debemos hacer inventario de las palabras con las que argumentamos en el ámbito político actual y local: cambio, transformación, progreso, seguridad, paz, derecha, izquierda, etc. Evaluar y lanzar nuevas creaciones que disputen con las ya desgastadas. La filosofía es la encargada de buscar nuevas palabras y categorías que nutran el debate. Para cambiar la política y las realidades sociales debemos hallar nuevos conceptos y es importante advertir que esta tarea no es un ejercicio exclusivo de los filósofos; es un ejercicio de la filosofía que nació en la plaza, en la calle, en definitiva, en el ágora. La tarea de crear conceptos puede ser un ejercicio plebeyo y popular, y es más, es en las calles, en el terreno, en el barrio, en la ciudad, en el pueblo, donde se prueban los conceptos porque estos, no puede ser de otro modo, son realidades históricas y materiales. Son situados.

Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor. Jaime Santamaría Profesor de Filosofía y Ética, Universidad del Norte