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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez.

Acepté la invitación que me hiciera don Alfonso Gómez, para conocer lo que él me dijo era un paraíso, fueron tantas las historias que me contó el director del noticiero del Sistema Cardenal Víctor López Aroca, que solo me dejé llevar y de una cuadré viaje al lugar de tanta fama.

Una cosa es hablar de este lugar y otra es vivir la experiencia, les aseguro es algo fuera de serie, sin precedente alguno, y como dice Lucas un amigo francés que vive desde hace 30 años aquí en Colombia: “ustedes no se imaginan lo hermoso y majestuoso que es este país, y su gente es increíble”. Y la verdad Lucas tiene toda la razón, este país lo tiene todo y debemos amarlo, respetarlo y defenderlo con todo el corazón.

Salimos de Barranquilla, rumbo al departamento de Córdoba, directo al municipio de San Antero, donde se hace el famoso Festival del Burro, fueron aproximadamente 4 horas y media en el viaje; llegamos de noche, mis hijas estaban un poco cansadas y mi  hermano y sus hijas mostraban expectativas por el lugar a donde habíamos llegado; nos registramos en el Hotel Marina Cispatá, de una nos trataron con demasiada amabilidad, nos informaron que podíamos pasar al restaurante para cenar, e hicimos el registro, nos asignaron una cabaña tipo suite. Nos dirigimos al restaurante donde están las piscinas, waoooo las niñas tan pronto vieron el agua, se les quitó el cansancio, bueno nos mostraron la carta, y solo una palabra ¡excelente!; Un guarda del hotel nos acompañó a nuestra habitación, la sorpresa, es que quedaba a unos metros del gran golfo Cispatá, como era de noche no nos percatamos de lo hermoso del lugar. Cuando llegamos a la habitación, prácticamente era de un blanco reluciente, aposento con camas grandes, y con lujo inigualable. Las niñas de una se apoderaron de una habitación y hasta de su baño. Nos tocó dormir. Al levantarnos a las 5:00 am, la sorpresa fue total, ese hotel es una mole de maravillas, rodeado de naturaleza, el agua del golfo es clara, los pequeños peces están en la orilla, se nota el azul verdoso de un calmado mar, un golfo que solo invita a meterse y no salir de ahí.

Seguimos, nuestro día con sorpresas y sorpresas, la piscina increíble, la atención de su gente hacia nosotros fuera de serie, y la comida como para chuparse los dedos. Pero al ver todo el contexto del hotel con la marina, donde están los botes y yates, algunos con mucho lujo, nos hacía como trasladarnos a esos puertos de Ibiza, Miami o la Riviera Francesa, lo que vemos en las películas.

Después del desayuno, nos embarcamos en la aventura de recorrer, el golfo y la bahía de Cispatá, nos vendió el tour, un gordo moreno nativo de la zona. Antes del desayuno, nos bañamos en el agua del golfo, después las niñas decidieron ir a la piscina, nos tocaba hacerles caso, total ellas eran las que daban las órdenes. Luego del desayuno, arrancamos al recorrido, nos recogieron en el canal de aguas rodeado de manglares que estaba al lado de nuestra habitación, nos colocaron los chalecos salvavidas, todos teníamos un poco de miedo, que es normal cuando uno es citadino, nos toco un piloto y un copiloto con cualidades especiales, súper atentos y responsables en su tarea.

Pero, usted que lee esta pequeña historia, le cuento, es el paseo más excitante, y lleno de distintas emociones, es una magia, total; waooo, vimos a los delfines hacer su danza, los peces saltar, el agua encantadora, las aves nativas y los pájaros que hacen su transito daban clases de buenos modales, llegamos a una zona donde se crían peces, ostras y otras especies, y terminamos esa mañana ya tarde con el baño en algo que le llaman el restaurante flotante, sin lugar a dudas, me quedo sin palabras al describir todo lo que vivimos. Lo que me sorprendió con suma atención, fueron los lugareños, todos sin excepción con una espontánea amabilidad, un cariño desbordado hacia el turista, y un destacado respeto que hacen de este encantador lugar uno de los mejores de nuestro país. la gente nativa, todos con una amabilidad y cariño hacia el turista, y un respeto que hacen que este lugar sea uno de los mejores de Colombia.

Regresamos al hotel, pero con hambre de locos, y las niñas se metieron a la piscina, ordenamos el almuerzo y bueno terminábamos chupándonos los dedos, felicitaciones al personal de cocina del hotel Cispatá. Y el personal de servicio y administración se portaron como dioses. Les juro que yo me sentía el príncipe de la comarca.

Nos regresamos a la habitación para bañarnos y descansar un rato. Yo me dormí, mis hijas, mi hermano y sus hijas se fueron de playa. Alcancé a levantarme para ver la puesta del sol, el atardecer, Dios mío, eso es un deleite al ojo y a las emociones, se conjugan los rayos del sol con la naturaleza, con las palmeras, con los mangles, con la arena blanca, uyuyuy, una cosa es que yo lo describa y otra es vivirlo.

Bueno después de tantas emociones, nos tocó ir a cenar, y después hicimos un recorrido por el municipio de San Antero, conocimos a su gente, las características propias de este territorio Caribe, nos mandamos en el viaje para Coveñas, y disfrutamos un poco de lo que ofrece ese lugar también turístico de Córdoba. Llegamos un tanto cansados… para descansar un rato.

Como es costumbre en mí, levantarme muy temprano, Salí a recorrer la maravillosa playa, y ver esa salida del radiante sol, que lo cautiva y lo embruja, disfruté, y me metí al agua, embobado con los pececillos que danzaban a mí alrededor. Se acuerdan de Lucas, pues llegó con sus dos perros lobos de color marrones y de ojos azules, hablamos de lo encantador del lugar y me dice Lucas: “Antes hace muchos años era mucho más hermoso, cuando el Río Sinú llegaba a la bahía, era más la magia de la fauna y la flora, por cosas de la vida y del hombre, ya el río no llega” 

Nos tocó la hora de regresar a Barranquilla, mi hija Mariana estaba literalmente llorando, muy triste por la partida, “Papi esta es una noticia muy infortunada, irnos de aquí, eso no es justo papi”, jajajajajajaja me hizo reír y le prometí que volveríamos.  

Vea el video preparado en nuestra cuenta de YOUTUBE

Para todos los que lograron leer esta historia de nuestro Caribe colombiano, les cuento que, Colombia es pura magia, es maravillosa.

Gracias a las directivas, administradores y personal del Hotel Marina Cispatá por tan especiales momentos y atenciones.

Y para aquellos que quieren vivir una experiencia chévere ahí les dejo los contactos: 3016482896 – 3016890859 – 3154104976 – 3155291974

Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.