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Por. César Gamero De Aguas.
Los he visto alejarse gradual y definitivamente de la agenda particular del Carnaval. Los motivos sin lugar a dudas son muy variables y hasta discutibles, sin embargo, el común denominador por el cual se retiran los históricos hacedores del Carnaval, es la falta de apoyo económico por parte de la empresa o entidad que regula este Patrimonio Oral e Intangible de la humanidad, en esta cálida ciudad. Las innovaciones y creaciones de los disfraces, el mantenimiento de la indumentaria, son aspectos relevantes que hacen que los artistas del Carnaval barranquillero salgan y se presenten ante el público en cada uno de los desfiles populares que se organizan en la ciudad. No hay duda que este semillero del folclor costeño son también precursores de esta gran fiesta, y durante las últimas décadas han sido asfixiados en su mayoría por la dirigencia cultural de la Puerta de Oro de Colombia.
En la actualidad quienes reciben un bono, estimulo o un incentivo económico, no se sienten del todo reconocido e identificado como tal y decide espontáneamente alejarse de la fiesta carnavalera, desapareciendo con él no solo su disfraz, sino las ilusiones de su creatividad y todo su legado cultural.
La Fundación Carnaval de Barranquilla, no posee un Censo actualizado y generalizado de los hacedores del Carnaval, es más que evidente una desorganización histórica que le resta y le ha restado valor a este nutrido cuerpo de artistas que envejecen sin que se les haga un merecido reconocimiento. Estos hacedores del Carnaval currambero, que se nutren principalmente de los aplausos del público seguirían extinguiéndose ante las miradas desapercibidas de la dirigencia privada de esta fiesta del pueblo.
El proceso de registro de los actores del Carnaval es tan tedioso, miserable y vil, como el recurso que reciben por su participación folclórica. Deben ingresar a una plataforma virtual y registrar allí una serie de datos informativos, a unos actores que en su mayoría no saben leer y escribir, o no poseen conocimientos básicos del uso de la tecnología y la informática.
Estos artistas de la tristeza y ya no de las alegrías viven en condiciones de pobreza, desprotegidos de salud, educación, bienestar social y otros derechos más vulnerados, mientras los recursos y las partidas de financiación de esta gran fiesta desaparecen como por arte de magia, de los operadores o dirigentes del Carnaval.
Así como cada año revive Joselito, para disfrutar la fiesta, así mismo florece y se agudiza la crisis de nuestros amigos y colegas artistas del Carnaval, quienes para ellos ya no es una fiesta popular de ensueños como en otras décadas, sino un malestar incesante de calamidades que desfilan intermitentemente a la espera larga y la esperanza de que un mísero mortal ya cansado y agobiado de tanta injusticia, le otorgue y les devuelva no solo todo aquello que les han robado, sino la alegría de lo que tanto aman, su disfraz popular y su Carnaval de Barranquilla.
Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.