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Por: Jorge Guebely
Ellos nunca entendieron el éxito electoral de Petro. La votación de colombianos contra la elite tradicional. Contra sus políticos corrompidos, sus políticas inequitativas, su insensibilidad social, su insaciable codicia.
Substituidos momentáneamente de sus gobiernos – no de su poder -, optaron por la insolencia, criticar para preservar sus desbarajustes sociales. Prefirieron señalar al otro para conservar sus propios errores, desprestigiar al otro a través de sus propios desprestigios. No quieren entender el éxito electoral.
Sus portavoces critican despiadadamente. Califican al otro de impreparado, no apto para gobernar este país. Ocultan astutamente la ineptitud de la gran mayoría de sus gobernantes. Unos más mediocres que otros. Todos al unísono contra sectores populares, todos defendiendo sus intereses económicos. Con ellos, 200 años de miseria política cubren a Colombia. Presidentes anodinos, ineptos y, muchos de ellos, corrompidos: César Gaviria, Andrés Pastrana, Iván Duque etc., etc.
Horrorizados, ahora nos previenen del posible hundimiento del Estado en la inviabilidad. Desconocen nuestro Estado ya colapsado o casi colapsado: falsa, su democracia; enormes, sus desigualdades; poderosas, sus hambrunas; infame, su desempleo…Estado con instituciones semifallidas: justicia, sin justicia; Congreso, corrompido; mandatarios, intrascendentes. Solo la corrupción brilla, sólo la apariencia es moral. Aparentan un Estado sólido a pesar de su agotamiento, de su podredumbre. No parecen dispuestos a entender el éxito electoral.
Escandalizados, critican el gobierno sin norte. Olvidan la deriva colombiana durante 200 años. País gobernado siempre por ellos, entregado siempre al mejor postor, sólo para usufructuar la dependencia, ganarle dividendo. Nunca dignidad administrativa, nunca un estadista en sus filas. Siempre políticos sumisos, de órganos disecados, manso con el extranjero, soberbio con los nacionales. Inexplicable que no entiendan el éxito electoral.
Crispados, critican a la ministra Corcho, su negativa a negociar con los dueños de las EPS, los depredadores del presupuesto de salud. Codiciosos empresarios husmeando los $73 billones del presupuesto para el presente año. Absurda crítica, como negociar con el cáncer que se quiere extirpar.
Sus críticas piden diálogos con el sector privado, pero se escandalizan si convocan a la plaza pública. Ley del embudo: lo ancho para los pocos y lo angosto para muchos. Bueno si funcionarios corruptos administran bienes de mafiosos, malo si lo hacen jóvenes del paro, poco importa si son capacitados por el SENA.
Ellos no han entendido todavía el éxito electoral de Petro. Ni Petro tampoco. Los pueblos hablan sabiamente; sus políticos, obnubilados por sus excesos de terquedad y ambición, perpetúan la estupidez. “Soy terca. Soy ambiciosa. Si eso me convierte en una puta, de acuerdo”, afirmaba Madonna. Afirmación impensable en un político.
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