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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez
En estos tiempos de la tecnología y sus grandes avances, donde los libros quedaron en el salón de San Alejo, en el tiempo de conectividad inmediata, pareciera que estamos más conectados con el mundo de la IDOLATRÍA, todos de una u otra forma vivimos desbordadamente el fanatismo, la polarización y la adoración, pareciera que estamos en la época de Poseidón, Zeus, Afrodita, Ares, Anubis, Osiris, Isis, Horus, Apolo, Venus y otros que reposan escritos en las distintas mitologías e historias.
Hoy, le brindamos amor desmedido sin ninguna clase de filtro y control, a un jugador de fútbol, a un político, a un cantante, o género musical, a los mal llamados influencers, a una religión, y el colmo de la situación es que, por la desbordante idolatría, logramos perder la cabeza y cometer los peores y descontrolados episodios.
Estamos viviendo un tiempo de la locura automática, la forma más estúpida de vivir, donde actuamos por inercia, por mandato de los medios de comunicación, donde las grandes marcas a través, de campañas de manipulación logran activar las mentes para que se inclinen hacia uno u otro elemento con alma y vida, con todas las fuerzas, la devoción y el amor ciego.
A esto, no se escapa nadie, niños, jóvenes, adultos, todos estamos jugando el partido más peligroso de nuestra existencia, la batalla más mortífera que ha podido verse en todos los tiempos de la humanidad, la (IDIOCRACIA), donde la esclavitud moderna es la LAMBONERIA, LA ESTUPIDEZ Y EL SOMETIMIENTO A PATRONES MEDIATICOS.
Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.