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Por:  Adlai Stevenson Samper

La Universidad Libre nació en 1922 en la Convención Liberal de Ibagué, ante un partido aún golpeado después del desastre de inicios de siglo XX en la derrota en la Guerra de los Mil Días que entre otras consecuencias colaterales; propició la ruina del estado colombiano, de empresarios, agro destruido y la separación de Panamá.

Uno de los líderes históricos del liberalismo, el general Benjamín Herrera asistía como delegado a dicha convención que trataba de recomponer un partido fracturado y la borde de su desaparición. Herrera estuvo de activo combatiente en la guerra e incluso firmó el cese de hostilidades pactadas en la finca Neerlandia del escritor barranquillero de ancestros judíos Abraham Zacarias Lopes-Penha y que después fue refrendada, bajo el imperio de los cañones del buque de guerra norteamericano Wisconsin anclado en la bahía de Panamá en 1902, justo después se seccionaría este estado con la frase imperial “I’ Took Panama” forzando su independencia con la creación in pectore de un nuevo estado gringo: la zona del canal de Panamá.

La disyuntiva de un liberalismo derrotado, sin opciones de acceso al poder, produjeron en Herrera la idea de una refundación del partido con el nombre de Unión Republicana en 1909 convirtiéndose, de facto, en enemigo de lo que sobrevivía del partido Liberal liderado por Rafael Uribe Uribe. Para tales efectos y en aras de una salvadora concordia para un segundo aire con las huestes sobrevivientes se vincularon al nuevo proyecto político conservadores como Carlos E. Restrepo y Nicolás Esguerra que pronto, con sus relaciones amplias en el mundo social y político bogotano y nacional, fueron adhiriendo nuevos miembros. Era un consenso de las élites para superar políticamente la productividad y estabilidad del país. Su lema; muy parecido a algunos surgidos en posteriores procesos de violencia era «paz, orden y legitimidad». Fruto de tales circunstancias Benjamín Herrera fue nombrado por el presidente José Vicente Concha, en el transcurso de la primera guerra mundial, como Ministro de Agricultura y Comercio del 15 de septiembre de 1915 al 3 de octubre de 1916. En 1922 se lanzó a candidato presidencial por ese partido perdiendo las elecciones contra el conservador y rival de guerra Pedro Nel Ospina.

Pero la idea germinal de la fundación de una universidad laica surgió inmediatamente al finalizar la guerra de los mil días y no fue idea de Herrera, sino de su rival Uribe Uribe quien le escribió el 29 de octubre de 1903 a su amigo Régulo Domínguez Sanclemente indicándole «…si los republicanos me prestan su apoyo, pienso seriamente fundar, con el concurso de los más competentes profesores de esta capital, una universidad libre al estilo alemán».

Dentro del marco general de la educación superior en Colombia durante esa época era de autentico oscurantismo científico, carencia de libre expresión y pensamiento, adoctrinamiento ideológico y político, negación de filosofías que proponían idearios fuera de los dogmas católicos, asunto que trató de resolverse previamente con la constitución por José María Samper, un viejo militante del liberalismo radical —la misma que se tomó a Barranquilla en 1885— cuando presentó en 1864 un proyecto de ley al congreso al que llamó Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia. En 1867 se creó el Instituto Nacional de Ciencias y Artes. El gran paso definitivo en la fundación se dio el 22 de septiembre de 1867 cuando el Congreso expidió la Ley 66 que creó la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, en la administración de Santos Acosta

Pero era universidad pública controlada por el estado a su vez bajo férreo control político e ideológico conservador y eclesiástico promovía una universidad confesional, sectaria y cerrada a debates y controversias, algo que por desgracia sigue arrastrando como lastre al pensamiento libre colombiano. La idea de la Universidad Libre surge precisamente de esa falencia en la promoción de una educación laica, librepensadora y en la formación de un pensamiento crítico de sus alumnos.

Previamente a esta iniciativa de cátedra libre y de controversia se había fundado la Universidad Republican en 1890 a consecuencia de la liquidación tras cinco años de labores del Colegio Académico fundado por Aníbal Brito, Lorenzo Lleras, Antonio José Iregui, Francisco Montoya y Manuel Antonio Rueda Jara  quien fungía de Rector. Hasta 1919 funcionó el invento de esa universidad por una larga huelga estudiantil debido a que el rector Eugenio Gómez decidió apoyar la candidatura presidencial de Marco Fidel Suárez. Así que Benjamín Herrera, al frente de los estudiantes de la Republicana se trasladaron a la Universidad Externado de Colombia fundada el 15 de febrero de 1886 por el abogado y educador Nicolás Pinzón Warlosten, logrando su reapertura, esta vez bajo la conducción del antiguo rector de la Universidad Republicana Diego Mendoza, como respuesta al absolutismo y a la supresión de la libertad de enseñanza impuestos por la dictadura de la Regeneración de Rafael Núñez y su constitución clerical y negadora de libertades suscrita en 1886.

Pero el nombre oficial de la Universidad Libre, ya esbozado en líneas de pensamiento político por Rafael Uribe Uribe, lo escribirían los estudiantes asistentes a la Convención Liberal de Ibagué que decidieron armar una especie de mitin o plantón a las directivas del partido exigiendo de forma perentoria: “Queremos universidad libre, queremos universidad libre!” que ya existía desde el 30 de octubre de 1913 con esa denominación tras la transformación y liquidación de la Universidad Republicana.

Total la Universidad Libre se erigió como faro de pensamiento de izquierdas, bastión de la libertad de catedra y expresión, anti clerical, anti dogmática y abierta a todas las posibilidades que ofrecía la educación que exigían los tiempos de la modernidad. Tuvo modestas sedes y la mayoría de sus profesores no tenía emolumentos ni salarios considerando su trabajo como un aporte social a la construcción de una nueva dimensión de visionar la educación y el futuro del país.

Por la Universidad Libre pasaron rectores de la talla de Jorge Eliecer Gaitán, Darío Samper, Alfonso López Michelsen, Gerardo Molina, El Negro Luis Robles, Jorge Soto del Corral; entre otros. Una preclara nómina de libre pensamiento en donde la influencia creciente del marxismo y de las causas de la revolución cubana se hicieron sentir con mítines, protestas, cierres y luchas por el poder en las décadas del 60 y 70 del siglo XX. En algunas ocasiones la derecha —compuesta por boyacenses y costeños— expresaron que si los comunistas, socialistas, troskos y otros partidos de tendencias socialistas querían la universidad que se las pagaran. Cuando sucedió ese tipo de enfrentamientos ideológicos y políticos estudiaba en la universidad mi tía materna Carmen Luz Samper —que incluso fue reina de la Libre— estudiante y furibunda militante de izquierda, varias veces apresada por sus actividades y militancia, aprovechando el abuelo Augusto su titulación para enviarla presto a estudiar un posgrado en La Sorbona de París.

Es que si no se explican estos asuntos no se pueden entender las metamorfosis que alteraron a la Universidad Libre al final de la década de los setenta y ochenta del siglo XX —cuando estuve allí de estudiante de derecho y modesto funcionario en la biblioteca— produciendo en la mal llamada opinión ‘pública’ la percepción que ese centro de estudios era semipúblico o semiprivado.

Ninguno de los anteriores. Era un centro de educación privado que se había extendido en diversas sedes seccionales por algunos sectores del país con una propuesta, impulsada por la derecha que dirigía la universidad, diseñada no para una educación popular sino para las clases medias. Obvio, los tiempos en que los profesores trabajaban ad hoc pasaron a la historia y con ello llegaron el alza de pago en matriculas en disputadas carreras como la medicina.

En 1956 en una pequeña casa del Centro de Barranquilla nace la primera facultad de derecho en Barranquilla en la pequeña Universidad Libre con 8 fundadores entre ellos Pedro Gómez Parra, Julio Salgado Vásquez, Dilio Donado Comas, Víctor Gallardo Barros, Raúl Jurado, Francisco Posada De La Peña, Mario Ceballos Araujo y otros. Posteriormente en 1975 inicia actividades la primera facultad de medicina en Barranquilla que es la generadora de la serie de crónicas sobre los macabros sucesos de 1992 denominada masacre de los basuriegos.

Valga la aclaración sobre el sistema de gobierno de la Universidad Libre se encuentra constituido por una numerosa Sala General, una especie de gobierno corporativo, cuyos representantes son el Presidente de la Corporación, que de facto es el controlador general, el rector nacional, el vicepresidente, 8 miembros de la sala general, dos representantes de los profesores y dos de los estudiantes elegidos por votación universal. Es pertinente indicar que mi padre José Stevenson Collante fue presidente seccional del Atlántico, miembro de la sala general y consiliario en Bogotá cuando sucedieron los hechos de transcendencia criminal nacional  concomitantes con la elección como senador de la república, con apoyo y fondos de la Universidad Libre del abogado cienaguero José Ramón Navarro Mojica que a la sazón fungía como presidente general del centro educativo perdiendo su curul por manifiesta incompatibilidad debido a su condición de representante legal y presidente en ejercicio de la universidad.

En la campaña política al senado de Navarro Mojica se encuentran parte de las claves y procesos que culminaron en la masacre de basuriegos con la consecuente intervención del ICFES y Ministerio de Educación de las estructuras de la universidad. Hay que recalcar un hecho importante en la historia sobre el verdadero control real tras el establecimiento jurídico de constitución académica que no es otro que las logias masónicas nacionales y seccionales.

II. La campaña de Navarro para acrecentar su poder y los vínculos con los políticos de Barranquilla.

Nota: el contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.