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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez
Lo que estamos viendo en estos actuales tiempos en el mundo, es algo sin precedentes, es como si hubiésemos regresado a las épocas de la barbarie de las dinastías, de las conquistas de la Edad Medía, la trivialidad y salvajismo de los imperios romanos, portugués, mongol, entre muchos, sin olvidar el genocidio propiciado por la corona española al pueblo americano.
Hoy es casi que normal, escuchar en redes sociales, medios de comunicación, en las escuelas, en las calles, en las universidades, en los recintos donde se vive la democracia, como los congresos, discursos de odio, mensajes violentos donde se pide acabar con aquel que piense diferente a nuestras posturas, prácticamente se pide borrar del mapa, aniquilar al diferente a mis posturas y pensamientos, las iglesias o templos religiosos amparadas en doctrinas “espirituales” al igual que en los tiempos de la antigüedad, donde los papas tenían libertad para encarcelar, juzgar y matar, hoy desde muchas doctrinas religiosas se aplaude los mensajes de odio y violencia amparados en una fe.
Es inadmisible, que estos tiempos, donde se supone ya hemos superado las guerras, las violaciones a los derechos humanos, el egoísmo y el egocentrismo desmedido, estemos cada día más hundidos en los mensajes de muertes, odio y maldad.
“Como diría el Chapulín Colorado: ¿Hooo, y ahora quién podrá defendernos?”
