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Por: Roque Ortega Murillo.
¡Aleluya, Aleluya ¡ Que diferente es levantarse y ver un cuadro por la ventana; la naturaleza cantando y que los gallos te despierten! ¡Una sinfonía de pájaros trinando!

Definitivamente es una maravilla vivir en el campo, lo pude vivenciar esta semana que me fui a la vereda del Líbano en la Calera, a 8 kilómetros de Bogotá, cerca de Santiamén, donde vivía el sociólogo Alfredo Molano, quien se marchó hace poco a seguir contando historia en otros confines. Llegué a la conclusión que vivir en la gran urbe es antinatural. Pude ver el despertar del sol majestuoso, al sauco cimbrarse con la suave brisa del amanecer, el durazno saludarme, a los jazmines reír, a los alisos danzar, a la ortiga resplandecer, a la hierbabuena ofreciéndose para tomarme un té, y la cascada arrullándome. ¡Cuando regrese a Bogotá, a la selva de cemento me pareció horriblemente fea!
Esa percepción no lo había notado antes, todo eso, se lo debo gracias al COVID-19. Este virus señalado como la peor situación vivida por la humanidad después de la segunda guerra mundial, según la (OMS), Organización Mundial de la salud. A mí modo de ver, una apreciación exagerada, ¿acaso la pandemia del hambre no es peor?: Esta pseudo pandemia nos ha hecho desvelar como hemos estado domesticados y esclavizados por un sistema capitalista que nació en el siglo XVII, y que en los albores del siglo XXI, ha llegado a su máxima expresión con las políticas inhumanas del neoliberalismo, en donde el egoísmo y la codicia prima por encima de los intereses de la humanidad.
Como dice mi amigo Jorge Guebely, escritor barranquillero, y ‘mamagallista’, como el mismo define que el CORONAVIRUS, es lo más democrático que existe en el planeta, el más filosofo de los filósofos. Si el Cristo vino a predicar la revolución del amor; el COVID-19, apareció no como un enemigo, sino como ese hermano que nos vino a mostrar el camino para que una sociedad civil despierte al letargo en que hemos sido sometidos en estos últimos casi trecientos años de un sistema generador de estrés, de enfermedad, dolor y sufrimiento. Es la gran oportunidad para que resurja una nueva humanidad, pero, como este hombre dizque sapiens, no aprende de las experiencias del pasado, tristemente sigue repitiendo los mismos errores experimentados; y cuando todo esto termine seguiremos iguales o peores de cómo estamos. Nos perderemos una gran oportunidad de cambiar el rumbo de la historia y de recuperar el paraíso perdido aquí en la tierra.
En el ideograma de Ling en chino, que significa espíritu, lleva impresa la fuerza creadora mediante el amor y la solidaridad y que esta e todos los seres de humanidad: No se manifiesta, antes, por el contrario, brota lo peor de cada ser en esta crisis de salud que ha magnificado la inoperante Organización Mundial de la Salud (OMS) y la mayoría de los Estados del planeta. Vemos como han infundido miedo y el esté, ha provocado terror en la mayoría de la población mundial según el maestro José Luis Padilla, con lo cual el sistema inmune se deprime y se ‘inmune-suprime’, generando esta psicosis colectiva.
El miedo generalizado en la mayoría de la población, paraliza; y afecta el QI (energía) de los riñones, desvitalizándose, provocando secuelas físicas en los huesos, en el sistema nervioso, en las glándulas, en la salud sexual, en el cerebro, y acelerando los procesos de envejecimiento, cuyas repercusiones se ven reflejada en el sistema inmune y la salud anímica. Claro por eso el miedo bloquea el pensamiento debido a que el cerebro es la continuación de los riñones, ante eso, la gente queda presa a la manipulación, atontada y alienada
Todo este postulado es la visión de la Medicina Tradicional China y que lleva más de cinco mil años comprobando clínicamente estos efectos, además conceptúa que los virus son organismos vivos de una creación que aparecieron primero que el hombre y van a seguir existiendo; hacen parte de un todo. Dicen los chinos antiguos que el hombre es un pequeño universo que tiene que convivir y relacionarse con otros universos sin enfrentamiento, sin usurpar, controlar y manipular a los otros. Cuando vive en armonía el hombre no enferma; al perder esa capacidad de homeostasis vamos a quedar expuesto ante cualquier virus, sobra explicar que pasa con nuestra relación con otras especies, cada minuto desaparecen miles de especie por la depredación de esta civilización. No olvidemos que una pulga es un universo hermano.
Por ello, la clave de enfrentar cualquier virus es potenciar el sistema inmune, que necesita estar arropado por una salud anímica, mental equilibrada que depende de animar el humor. La tradición oriental concede especial interés al humor, el Nei Jing, dice: “Lo primero que hay que tratar ante una enfermedad es tratar el shen”. Esto incluye el ánima, psiquismo, el alma y el humor. Ante todo, este miedo colectivo que se vive con la pandemia, nuestra salud emocional francamente está enferma, y que, a través de una confabulación de los gobiernos corruptos, la (OMS) Organización Mundial de la Salud, apoyada por los medios masivos de comunicación han aterrorizado el planeta.
Ahora la OMS, sale a decir que el COVID-19 se convertirá en un virus endémico, es decir que se va quedar conviviendo con nosotros y que al parecer el contagio solo se da por transmisión oral, gotitas respiratorias procedente de tos o estornudo de una persona infectada; el virus no se queda flotando en el aire, tampoco es posible que se trasmita por contacto, así que esa medida paranoica que han llevado a la población a vestirse con trajes especiales, tapabocas, mascarilla y guantes, la aplicación del confinamiento y el distanciamiento social, no ha tenido sentido. Solo, la represión y el abuso de una clase política inepta ha sido la medicina impartida para curarnos del CORONAVIRUS, esta clase incapaz y podrida sabe más que la ciencia y la medicina, hasta el punto que la alcaldesa de Bogotá, es especialista en fabricar tapabocas. ¡Otra politiquera ¡
No será qué la aparición de virus ha sido una estrategia macabra que aprovecho el sistema capitalista mordaz para distraernos, creado un pánico abominable para acabar con los pobres, los ancianos y los más débiles, nos han empobrecido, más, sin embargo, los ricos serán más rico y la clase política más corrupta, los ejemplos campean en nuestro amado país. La corrupción sé está aprovechando de esta seudo pandemia para alimentar su apetito desaforado. Sin duda, los beneficiados es la gran banca, los grandes emporios económicos protegido por el robustecimiento del aparato militar, mientras los pequeños empresarios no reciben ni migajas de esa gran torta, así que el desempleo será la verdadera pandemia junto con la hambruna.
Ejemplo de lo anterior lo vemos en el país dizque de la libertad y la democracia, los EE. UU, allí la población que ha sido víctima del COVID-19, son los afroamericanos, quienes viven en unas condiciones de pobreza extrema, sin oportunidades, los excluido por una sociedad racista y mezquina. En pleno siglo XXI, se continúan cometiendo atropellos y vejámenes a diestra y siniestra a esa comunidad, hace poco una enfermera blanca Nicole Sirotek, denunció que a los afroamericanos los estaban asesinando literalmente en el hospital Elmhust, de Queens, en ese centro hospitalario la gente moría, no solo por CORONAVIRUS, sino por falta de tratamiento e incluso por negligencia, especialmente a los pacientes negros y latinos. “Nadie me escucha” aseguró esta valiente facultativa, que recientemente fue despedida por estas graves denuncias. Seguramente la declararon loca. “Se le aplican tratamientos que terminan matando a los pacientes, como intubaciones incorrectas o desfibrilaciones en momentos inapropiados”
Ante esta encrucijada que nos han llevado un estilo de vida estrangulador, como una víbora, con la aparición del COVID-19, se va a perder una gran oportunidad para el renacer de una nueva humanidad, cuando esta crisis termine volveremos a lo mismo. Seremos peores, a propósito de lo anterior el filósofo surcoreano Byung Chul Han dice: “El virus es un espejo, muestra en que sociedad vivimos” La histeria por la supervivencia hará que la sociedad sea más inhumana”.
Cuando esta crisis sea superada, volveremos a respirar contaminación por doquier, seguiremos viviendo en grandes urbes hacinados, la industria automotriz seguirá produciendo más vehículos, y menos Unidades de Cuidados Intensivos, el maltrato a la mujer se acrecentará, la hambruna y la deforestación del planeta será el pan de cada día; el imperio del petróleo será más poderosos, como el principal contaminante del planeta. Y a lo mejor nos implantarán chips para hacernos más esclavos.
¿Que nos queda ante esta situación? Irnos para otro planeta, o agarrarnos de Mandrake. En estos últimos trecientos años hemos estado sometido a un sistema capitalista deshumanizante, que aparenta a estar en crisis. No, se va a vigorizar con la cuarta revolución industrial, de la cibernética y la robótica, en donde la clase obrera desaparecerá, que son los pobres. ¿Qué será de nosotros? El comunismo, trato de dar otra respuesta política más social, pero también fracaso. Igualmente, las religiones se equivocaron hasta el punto que en esta pandemia dejaron de hacer milagros, no imitaron al cristo, que, en su época sin tapabocas, ni desinfectante se dedicó a sanar a los leprosos. No han sido el garante de la espiritualidad, también ha generado miedo, han creado la idea de tenerle miedo a la fuerza creadora. Cuando esa creación es la máxima expresión del amor y la solidaridad que esta manifestada en el espíritu de esta humanidad.
A pesar de todo ese panorama aciago, aún hay esperanza de poder vivir fuera de ese sistema y, no nos queda más remedio que buscar solución en la sociedad civil, que tiene que despertar de este letargo. Esta situación requiere una acción sanadora totalizadora, es necesario el desarrollo de la ecología de la humanidad, capaz de establecer una sanación conjunta en respuesta ante esta crisis, surge la necesidad de poner en practica la vocación sanadora y artística del ser y, en consecuencia, el desarrollo del humanismo sanador solidario.
La Escuela Neijing de España, de Medicina Tradicional China propone una revolución espiritual, donde no se entra en combate con lo establecido. Es una insurrección que no busca poder, no busca un poder por otro. El sólo se derrumbará. El compromiso es que cada ser se revolucione hacia el cumplimiento de la propia naturaleza de hombre que, a través de unas nuevas vías sanadoras, pueda partir de un sentido colectivo y ser aplicado genéricamente a cualquier PRO-FE-SION, o cualquier actividad o credo. Estos cambios deben ser individuales. Tenemos que rescatar la dignidad humana y que la poesía y el arte sea nuestro aliciente.