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Por: ROQUE ORTEGA MURILLO
“Mi amor no es amor de uno solo
Sino alma de todo lo que urge sanar”
Silvio Rodríguez
Una niña indígena de 12 años fue brutalmente violada por 7 miembros del ejército colombiano quienes aceptaron haber violado a la pequeña Embera en el municipio Pueblo Rico (Risaralda). Este acto salvaje es otro de los capítulos escabrosos que en los últimos tiempos han realizado algunos miembros del Ejército Nacional. Esto muestra la podredumbre de una humanidad enferma especialmente del espíritu. No olvidemos que esta institución durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez cometió sistemáticamente crímenes abominables conocidos …. como los falsos positivos a personas de sectores humildes.
Se nos arruga el corazón y nos hace doler el alma que el maltrato infantil durante “el panmiedo” sea el pan de cada día. Así como la crisis del CORONAVIRUS no ha detenido la pandemia de la corrupción, tampoco se ha frenado el maltrato, la violación y el abuso sexual contra la niñez, antes, por el contrario, en algunas zonas del país, la situación se ha agravado. En muchos casos los niños no denuncian esos crimines por el temor por a sus victimarios. Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencia Forense 5.479 casos de niñas maltratadas con delitos sexuales ocurridos desde el primero de enero hasta el 31 de mayo del presente año. Muchas de estas niñas no han tenido la oportunidad de contar la tragedia que han vivido como sí lo manifestó la niña indígena a su hermana: “unos soldados la cogieron a la fuerza, le taparon la boca y no la dejaron gritar… Los soldados le dijeron que no contará nada” Uno de los uniformados, previo a la denuncia, les ofreció dinero para evitar que se conocieran los escandalosos hechos. Así, que, senadora Cabal, este acto abominable, no es un falso positivo en contra del glorioso ejército; ellos mismos aceptaron los cargos. Este ejército es otra de las instituciones fallidas en este país que sufre pandemias peores que el COVID-19. ¿Qué ha pasado con la investigación de las chuzadas proferidas por el ejército nacional a periodistas y políticos opositores del gobierno? ¿Cómo confiar en este organismo estatal que el otro día mató a un perro miserablemente?
Otro hecho repudiable sucedió en la verada Caracolí Taraza de Antioquia, en donde el cadáver del campesino Eider Lopera, líder social de la región permaneció durante diez días abandonado en un paraje debido a que el grupo que lo asesinó no permitió a sus familiares recuperar el cuerpo, finalmente, después de casi dos semanas, fue rescatado por parte de las autoridades competentes. Esta región del bajo Cauca se encuentra bajo el control de los grupos disidentes de la Farc los caparros y el clan del golfo. Dichas organizaciones criminales se disputan las rutas de salida de la cocaína y las minas de oro que explotan ilegalmente. Como es natural la población es víctima del juego cruzado en estos enfrentamientos. Uno se pregunta dónde está la presencia del Estado, qué permite que estas bandas del crimen organizado manejen a su antojo la situación de orden público, porque frecuentemente decretan el cierre de los negocios, la prohibición de circulación de vehículos por las vías de la región. Este panorama demuestra que este Estado está sometido de rodillas a la delincuencia y que demuestra su incapacidad para poder garantizar el bienestar y la preservación de la vida a sus ciudadanos , especialmente a los líderes campesinos que viven en esas zonas. Mientras tanto el show televisivo del Señor Presidente sigue su curso engañando a todo un país, haciéndole creer que realmente está gobernando. El circo presidencial se instaura como una dictadura democrática.
La avaricia de los grupos mafiosos no tiene límites. Hacen cualquier acto demencial para poder mantener sus negocios activos. Estas bandas hacen de Estado en esas regiones, ejercen el poder de control en el territorio, casi siempre con la complacencia de las autoridades que también terminan enriqueciéndose con tan rentable negocio. No olvidemos que los años que nuestra clase política se ha mantenido en el poder gracias al auspicio de estos dineros manchados con sangre.
Entre tanto, el uso excesivo de la fuerza de policía sigue causando muertes, esta vez la víctima fue un adolescente de solo 15 años quien murió debido a un disparo recibido por la espalda, cerca de un barrio de invasión en el municipio de Soacha. Durante más de dos días después del crimen, tanto la policía como el propio Alcalde negaron lo sucedido. Han tenido luego que reconocer que un niño perdió la vida en el proceso de desalojo. Los hechos son materia de investigación y habrá que esperar quince días para que se conozcan los resultados de la autopsia. La madre del menor manifestó que su hijo se encontraba en su casa en un barrio contiguo a la invasión y tuvo que salir del hogar por culpa de los gases lacrimógenos lanzados por el ESMAD, porque le estaban asfixiando y fue en esos momentos cuando recibió el impacto. ¡Qué horror! Mientras la mafia es protegida nuestros niños son asesinados y violados por los organismos del Estado”
No sabemos hasta cuándo se va a extender el confinamiento que hoy vivimos en Colombia, porque, como van las cosas nos va coger diciembre con estas medidas represivas, más cuando ya se sabe que este virus estará por largo tiempo conviviendo con nosotros. Así lo ratifica la desprestigiada Organización Mundial de la Salud (OMS): el COVID-19 es un virus endémico. A pesar de todo, la violencia contra la niñez y el maltrato a la mujer son espantosos: se han cometido 113 feminicidios en medio de la cuarentena y con respecto al maltrato y al abuso a las niñas, Gloria Carvalho, secretaria ejecutiva de la Alianza por la Niñez Colombiana (ANC), denunció que los delitos sexuales, antes y durante la cuarentena, siguen siendo asunto de alarma. Datos preliminares de Medicina Legal arrojan que en el último año hubo 22.211 casos dentro de esta categoría tan escalofriante. ¡Es para ponernos a llorar! Entre tanto, Aida Quilqué, consejera de los derechos de la ONIC, manifestó a diferentes medios que la violencia contra la mujer indígena es una práctica habitual extendida invisiblemente en el contexto del conflicto armado entre todos sus actores, incluyendo también al ejército.
Antes estos hechos dolorosos de maltrato y violación a las mujeres y niñas todo el mundo se rasga las vestiduras, especialmente el mundo masculino que desde hace siglos ha sometido y subyugado a lo femenino y que casi siempre, en la mayoría de los casos, las víctimas se convierten en culpables, como el caso de la niña embera violada, cuando hasta la misma Fiscalía responsabiliza a la adolescente de ser la causante de que estos soldados hayan cometido tales vejámenes. Tenemos que reflexionar y preguntarnos qué responsabilidad tenemos como humanidad en cada acto de abuso sexual contra la mujer. Sin duda nos cabe un compromiso serio porque el imperio de dominación de lo masculino sobre lo femenino ha acarreado estas prácticas como algo normal, hasta el punto que la OMS declaró en el 2013 a la situación de la violencia contra la mujer como un problema de salud pública mundial. Por consecuencia el hombre es un ser enfermo que, como dice el verso de la canción de Silvio Rodríguez: Mi amor no es amor de uno solo/ sino e alma de todo/ lo que urge sanar… Sin duda, es urgente sanar a esta humanidad carente de amor porque si viviera en el amor, seguramente, estos procederes se diluirían al despertarnos en la bondad. Despertaríamos a un sentido solidario y de respeto con sexo opuesto, seriamos sus servidores complacientes, su complemento y no unos seres antagónicos, peleados y mal humorados.
Según Inspiración femeninas, un grupo de la Escuela Neijing de Medicina Tradicional China de España, los modelos imperantes son todos masculinos, no solo en el trabajo, sino en lo religioso: el Papa es varón, los sacerdotes son hombres, las monjas han sido las que limpian y los varones han sido quienes han transmitido y escrito las revelaciones místicas; en el modelo de justicia; en el modelo arquitectónico y en el modelo científico…. A las mujeres si quieren estar en una sociedad masculina, la condición que se les impone es ser masculinas, imitar al varón, competir y pelear junto a él. Por eso vivos en una sociedad sin identidad. No cabe duda que esta situación es un factor a tener en cuenta en esta mal vivencia del amor que nos lleva a un estado continuo de violencia en cómo no relacionamos y a no apreciar a la mujer como una diosa.
Igual sucede en cada acto de violencia como en el caso del líder asesinado en Tarazá, Antioquia. Estos lamentables sucesos llevan impregnada la responsabilidad de una humanidad que con su comportamiento mezquino, envidioso y soberbio ha sembrado la semilla del odio; para que finalmente alguien materialice acciones salvajes como después del asesinato dejar podrir un cadáver a la intemperie, impidiendo que sus familiares le dieran cristiana sepultura.
¿Acaso no ejercemos violencia cuando queremos imponer nuestras ideas sobre el otro? Si no piensas como yo soy tu enemigo… ¿Acaso no ejercemos violencia cuando obligamos a una mujer a tener sexo cuando ella no quiere? Muchas mujeres son violadas diariamente por sus esposos en el seno del hogar porque es obligación religiosa complacer al macho que solo ve la sexualidad en su falo. ¿Acaso no ejercemos violencia sutil con el pensamiento, con la mirada, con el tono de la palabra y las rencillas familiares? Tenemos que revisar cada uno si estamos haciendo las cosas bien, relacionarnos con otros universos de manera cordial y armoniosa. Curiosamente la única especie que ataca, destruye y humilla a su propia especie es el hombre. Una galaxia no pelea ni envidia a otra galaxia. Una rosa se acepta como es y no entra en conflicto con una orquídea. Debemos generar actos de bondad en cada instante. Seguramente esa acción bondadosa nos va a llevar a un cambio de consciencia, a vivir fundidos en un abrazo amoroso. Como representante del género masculino, por tanta crueldad, humildemente pido perdón por tanto daño. Estoy convencido que un acto de bondad puede diluir un océano de maldad.
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