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Por: Jorge Guebely
¡Qué mezquinos los políticos tradicionales! Se oponen a la renta básica para los colombianos más vulnerables. Se amparan en el argumento de la escasez económica. Igual si saben que un nuevo contrato social con sentido humano, de justos impuestos urbanos y rurales y castigos severos a los corruptos, bastaría para pagar una permanente renta básica universal.
¡Qué maquiavélicos! Insisten en subsidios miserables y de baja cobertura para aparentar sensibilidad social. Falsos gestos de responsabilidad estatal. Estrategias corrompidas para ganar elecciones sobre la miseria nacional. Limosnas que promueven la indignidad.
¡Qué indolentes! Les importa poco el deterioro de la ya deteriorada situación social de los colombianos corrientes: trabajo informal chatarra, pérdida del empleo formal por cuenta de la pandemia, desigualdad crónica incrementada con la crisis, guerras promovidas por la sordera de un Estado elitista, desplazamiento masivo ocasionado por la barbarie de grupos armados regulares e irregulares, carencia de Estado por ser Estado sólo para las elites… Nada les importa, ni el caos social que generará el ascenso de la pobreza y la iniquidad pos-pandemia.
¡Qué sadismo! Prefieren apertrechar el ESMAD para reprimir protestas populares, la POLICÍA para reprimir ciudadanos, el EJÉRCITO para reprimir campesinos. Les importa cerrar los ojos ante los ejércitos privados que asesinan líderes sociales, reclamantes de tierra; pueblos que luchan por tener un centavo de dignidad humana. Todo lo cubren con la moral de la doble moral
¡Qué mala suerte de los colombianos tener que soportar una democracia irreal y una plutocracia real! Un sistema insensible y sordo que no escucha a la ONU en su política de promover la renta básica para amainar el desastre social provocado por la pandemia. Tampoco a la OCDE que orienta en la implementación de la renta básica. Ni siquiera escucha a los ricos del mundo, los dueños del 85% de las riquezas planetarias quienes piden pagar mayor impuesto, no que se los exoneren.
¡Qué sordera tan astuta! Ni siquiera escuchan el proyecto de ley sobre renta básica temporal que cursa en el senado. Insisten en los subsidios, las limosnas que disfrazan las penurias. Prefieren la miseria de los pobres, el alimento para perpetuar sus privilegios malsanos, el territorio execrable para las componendas electorales. Moral tradicional, pre-moderna, conservadora, donde la elite lo merece todo y sólo caridad para la plebe.
Neoconservadurismo que se hunde en Estados Unidos con Donald Trump y en Brasil con Bolsonaro. Se hunde por mezquino, por clasista, por inhumana. Quiera la voluntad popular que, esta vez, Colombia no sea la excepción
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