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Por: Alejandro Blanco

La actual crisis humanitaria y sanitaria, exige una serie de desafíos por parte de la administración pública que implican mayor gasto e inversión en lo social. Ahora bien, no es clara la política pública en lo referente a la seguridad alimentaria de la ciudadanía Barranquillera, frente a este tema claramente el gobierno local está Rajado.

De acuerdo al DANE Pulso Social, solo el 41% de los hogares encuestados accede a tres comidas diarias. Este es el más rotundo de los fracasos de Jaime Pumarejo.  Entre otras cosas este hecho, demuestra la inmensa brecha social y el fracaso de la ineficiente política pública en lo referente al manejo de la pandemia en Barranquilla.     

En este mismo sentido, De acuerdo a Ever Mejía (periodista de La Silla Vacía), en su reportaje “En plena crisis de covid, Pumarejo señala la indisciplina y hace poco contra el hambre” indica que “Según la medición del DANE, Barranquilla ocupó el penúltimo lugar de las 23 ciudades de la encuesta en ese aspecto, solo superada por Cartagena. En Medellín el 81 % de los hogares tienen acceso a las tres comidas diarias y en Cali el 78 %.”

En lo que se refiere a las garantías laborales la cifra es alarmante. La informalidad laboral en Barranquilla, según el DANE roza el 60 %. Esto contrasta con las cifras nacionales en donde se vislumbra un 48 % de informalidad laboral en el país. ahora bien, el discurso de Pumarejo, es que Barranquilla es una de las ciudades con la tasa más baja de desempleo, este discurso engañoso, tiene como objetivo encubrir las condiciones precarias de las y los trabajadores independientes que no cuentan con los derechos mínimos de un trabajo formal.      

¿Y la responsabilidad política del alcalde?

Una de las características del gobierno de Pumarejo es priorizar el cálculo político y electoral sobre las necesidades básicas de las y los barranquilleros. En consecuencia, con esto, el alcalde por medio de su discurso intenta desprenderse de su responsabilidad política por medio de la narrativa del “relajamiento y la indisciplina social”.  Otro fracaso terminante de Jaime Pumarejo es precisamente arrojar toda la responsabilidad a la ciudadanía del aumento de contagios por coronavirus, eso evidencia desconexión total con el día a día ciudadano.

En Barranquilla parte de la política pública implícita frente al COVID 19, mantiene la idea de vender la sensación de bioseguridad. Por ejemplo, Jaime Pumarejo en su discurso insiste en que “Todo va Bien”. Pero los números siempre indican lo contrario. No se desconoce la responsabilidad de la ciudadanía, lo que es reprochable es que el alcalde por medio del discurso del “relajamiento social” esquive su responsabilidad política y no tome las medidas necesarias en los tiempos adecuados.

Lo que sí es claro es que, ante la debacle, es que, a Jaime Pumarejo, se le ve más preocupado por mantener una imagen fresca en redes sociales, mientras los temas de fondo, no están en la agenda pública del alcalde en mención. Por ejemplo, los índices de desempleo y de informalidad laboral, así como la violencia intrafamiliar son temas transcendentales y que por razones electorales y de posicionamiento en términos del marketing político, no son prioritarios para la actual administración. La lógica tecnocrática de Pumarejo, no le deja ver temas de fondo. Dado que el tema de la seguridad si da votos, esto si hace parte de la agenda pública de Pumarejo, un ejemplo de ello fue la millonaria inversión en motocicletas y drones para mejorar la sensación de seguridad.

¿Por qué se rajó Pumarejo?

La comunidad científica y médica, entre estos: La Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos, en cabeza de José Luis Accini (presidente de esta corporación médica) ha hecho varios llamados a la Alcaldía Distrital.  Estos han planteado una serie de propuestas de cara al manejo de la pandemia, ante estos llamados de la comunidad científica, Pumarejo ha hecho caso omiso, esto demuestra su talante poco dialogante, por tanto, poco democrático.

El alto número de contagios y el aumento de la letalidad del virus, por cuenta del tercer pico de la pandemia, ha generado en la ciudadanía una serie de debates en torno a la responsabilidad que permita explicar las causas de dicho aumento. Bajo esta lógica el gobierno de Jaime Pumarejo, fundamenta su discurso político en el hecho de recargar todo el aumento de los contagios en la ciudadanía, planteando un discurso en donde el gobierno elude su responsabilidad en relación a la política pública frente a la pandemia.

En Barranquilla, el número de contagios no baja, la letalidad y propagación del virus durante este tercer pico, es cada vez más rápida.  En medio de esto, Jaime Pumarejo tomó la decisión política de Relajar las medidas de bioseguridad, su estrategia de toques de queda nocturnos y los fines de semana, así como culpar a la ciudadanía ¡no funciona!

Según el Instituto Nacional de Salud (INS), en la ciudad de Barranquilla hasta lo que va corrido del mes de abril del presente año, se evidencian 3.346 fallecimientos por COVID 19.  Otro fracaso más del gobierno de Pumarejo. De igual manera, en un intento de negar su responsabilidad política, El gobierno local, acusa a la ciudadanía de relajarse, no obstante, quien Relajó las medidas fue la administración de Pumarejo. Entre otros aspectos, la poca prevención, aislamientos fallidos, cercos tardíos y el poco liderazgo se convirtieron en el caldo de cultivo para el desastre sanitario al que se ve hoy enfrentada la ciudad.

En conclusión, ¡Pumarejo se rajó!

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