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Por: Roque Ortega Murillo.

Estamos presenciando en vivo y directo un deplorable espectáculo macabro. Gracias a las redes sociales y a los medios alternativos que han registrado la masacre en el nuevo “coliseo romano” en donde el gobierno Duque contempla una degradación de orden institucional reafirmando la nueva expresión de la parapolítica y aplicando la pena de muerte especialmente a una juventud que ha puesto el pecho heroicamente durante el paro.
Lo que está aconteciendo en Cali y otras ciudades del país es vergonzoso. Solo en la capital del Valle del Cauca, en el marco de la celebración de un mes de protesta, trece personas fueron asesinadas y un centenar heridos, violando, además, todas las expresiones que invocan los derechos humanos. No puede ser que, hasta este momento, este gobierno indolente no haya realizado un pronunciamiento contundente frente la impavidez de policías escoltando y protegiendo civiles armados que dispararon a diestra y siniestra a manifestante inermes. La sociedad civil debe exigir respuestas condenatorias urgentes y con todo el rigor de la ley. Esto supuestamente no es una dictadura, pero actúa como si lo fuera. En su ausencia avala y reafirma una nueva expresión para policíaca.

A pesar que uno de los sujetos identificados no por los organismos del Estado, sino a través de las redes sociales, se pasea por los principales medios de comunicación diciendo orondamente que hace parte de un grupo de “autodefensa”, que es una persona “de bien”, trabajadora y sin antecedentes judiciales y que manifieste que el arma que utilizó era de fogueo (muy a pesar que en las fotografías aparece una distinta), se está armando un entuerto judicial… ¿todavía la Fiscalía no lo captura? Mientras tanto el 28 de mayo pasado fue capturado un músico de la Universidad del valle, quien hacia parte de una marcha artística y su única arma: su instrumento, obligado a auto criminarse recibiendo una humillación despreciable por parte de la policía. ¡Qué ironía! mientras los de “las camionetas y las camisas blancas” son protegidos por las autoridades, los jóvenes reciben el peso de una brutalidad desmedida.

Duque y sus amigos de universidad y de colegio han llevado a este país al desastre. Tercamente persisten en obedecer el mandato de Uribe y el Centro democrático. Sin duda, el “expresidente” es quien ostenta el poder y su única propuesta es la militarización y negarse obtusamente a negociar. Ahora lo que se viene es una cacería de brujas. Se vendrán falsos judiciales, capturas ilegales, persecución a líderes sociales y muchos más desaparecidos. El empoderamiento al horror, así como sucedió al menor de 16 años en Cali, quien apareció incinerado después de haber sido capturado por la policía según afirmación de sus familiares. ¿Qué más tenemos que ver para que pare esta barbarie?
Muy lamentable es que los funcionarios del gobierno y el mismo Duque, ante la prensa internacional, niegan la gravísima situación que han provocado ellos mismos cerrados a la conciliación. El ministro de justicia afirma que hay una conspiración internacional contra Colombia y que pretende desprestigiar este mandato, a las fuerzas institucionales del orden. Dicen descaradamente al mundo que solo hay tres muertos vinculados a la protesta y que el resto de los tantos han sido relacionados a actos delincuenciales ajenos al paro. Declara Iván Duque al diario EL País de España en palabras textuales: “No voy a permitir que nadie desangre a Colombia…Como presidente no puedo renunciar al uso del estado de excepción…y si pudiera volver atrás, buscaría un consenso más amplio”. ¡Hipócrita! No dilate más el dialogo, muestre un ápice de sensatez; sea usted el jefe directo de las conversaciones.

Señor presidente usted no ha querido buscar un consenso, es el momento de dar el paso de un verdadero líder, de unir a toda la sociedad para sentarnos a la gran banqueta por la vida y la reconciliación. Este país no aguanta un muerto más. Nos hace falta lágrimas para seguir llorando más asesinatos. Me pregunto si más de cincuenta muertos, más de 200 desaparecidos, una veintena de abusos sexuales y otras aberraciones ejecutadas por la policía no es una forma de desangre. El mismo estado nos desangra. ¿No le parece una contradicción? No busque nuevos enemigos Señor presidente, no sea irresponsable, muestre las pruebas de que las disidencias de la guerrilla pagan entre 70 mil y 80 mil pesos a los manifestantes para vandalizar. No hay un día que no aparezca un nuevo culpable.
Por mucho en que se empeñen en tapar el sol con la mano, no dilate un gran acuerdo social y escuche todas las voces. No se congracie solo con la “gente de bien”, y de la misma forma como respalda a sus policías, reúnase con los jóvenes, ellos también son sus compatriotas. Usted es el presidente de los colombianos, no solo de una elite, que como muestran las imágenes tiene espíritu paraco. Proponga un nuevo sancocho de convivencia, todavía puede enmendar, reconduzca el barco, usted puede tener una gran oportunidad histórica de cambiar el rumbo. Todavía es posible brindar un poco de felicidad y proyectarnos a un futuro digno. Haga un pacto por la vida. ¡Evitemos una guerra civil!

Señor Duque la gran tradición China nos dejó un maravilloso legado escrito en verso, el Tao te King. Uno de sus poemas sería una buena recomendación para que se envista de presidente de verdad, pueda apaciguar los ánimos y buscar la tan anhelada paz.
“No favoreciendo a los mejores
se evita la discordia
en el seno del pueblo
No acumulando tesoros
se evita que el pueblo robe.
No exhibiendo riqueza,
se evita la confusión de los corazones
Por eso el sabio, al gobernar, vacía de deseo
los corazones y llena lo estómagos,
Debilita las ambiciones y fortalece los huesos
mantiene al pueblo alejado del conocimiento
de lo malo y el deseo de lo bueno,
y procura que los astutos no tengan oportunidad
de intervenir,
Practica el no-hacer
de esta forma todo se reconduce.
Fotos: Walbert Pérez M, Leonardo Rodríguez S, Roque Ortega.
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