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Por: Jenniffer Rueda Martínez
A propósito del pasado mes de mayo en que se celebro el día de las madres y en el presente mes el día del padre, no dejo de pensar en que estas y muchas fechas “especiales” o más bien “comerciales”, para muchas personas se convierte en un terrible dolor de cabeza porque parece que fuera obligación que si o si tienes que mínimo dirigir una frase de felicitación hacia los homenajeados y entonces mirar las redes sociales y eso es regalos por aquí y reventones por allá, pero ¿Qué pasa cuando un hijo desde que fue fecundado ha recibido rechazo y maltrato de los que debieron ser sus cuidadores?, pues simplemente no te nace, porque no has experimentado o sentido la representación de lo que realmente significa tener una madre o un padre y las personas que la vida te asigno no te han transmitido ni suministrado lo que les corresponde tanto en afecto, amor, cuidado, protección, orientación y sustento.
No falta la o el fanático religioso que se cree Dios y te juzga sacando la Biblia como su arma para atacar y te cita la siguiente parte:
Efesios 6:2-4
2 honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
Ante lo cual tú, en tu falta de autoestima y claridad de pensamiento te llegas a desestabilizar y a sentirte el peor ser del mundo, con un sentimiento de culpa que te arrastra a hacer lo que tu mente y corazón realmente no desean. Ir a dar un beso, un abrazo o un detalle que tal vez no serán correspondidos y te vas a terminar sintiendo peor, pero con el consuelo que cumpliste.
Hoy quiero decirte que la cita bíblica no finaliza ahí, el versículo que sigue dice así:
4 y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Con esto te invito a soltar esa pesada culpa, porque es verdad que lo que se espera es que la naturaleza de las madres, padres e hijos sea de buenos seres humanos, pero la realidad nos dice que también hay malas madres, malos padres y malos hijos.
La invitación es a utilizar la palabra de Dios para bendecir y no acomodarla a nuestra interpretación conveniente y subjetiva para atacar y maldecir.
Por otro lado, si tienes una historia de vida triste con mamá o papá que solo te ha dejado traumas, te invito a dos cosas; la primera a perdonar y la segunda a sanar por medio de la ayuda profesional, pero sin lugar a dudas tu que eres quien sabe lo que vives, con quien lo vives y como lo vives, no importa lo que digan los demás, no estas obligado a cumplir con nada que te imponga la sociedad, si no te nace no lo hagas, así de simple.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Psicóloga Jenniffer Rueda Martínez