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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez

Los que hemos nacido en las cunas de las grandes barriadas de este caribe colombiano, mágico y lleno de sabores y colores, siempre hemos tenido la voz de algún amigo, vecino, tío, hermano y hasta padre, susurrando al oído: ¡Métete a “tombo”, político, o “traqueto”!

Para que logres coronar, era la frase siguiente a la tan sonada expresión. Si, coronar, una pensión máxima a los 40 años, coronar con la política para cambiar de vida, y con el traqueteo conseguir billete.

Hace unos días, mi viejo amigo que llamaré “Rummmm” para no delatar su  verdadero nombre, me envió un audio: “Empiñate en la vuelta con un político firme, para que te monte en la jugada”; desafortunadamente, hemos aprendido que la única forma en Colombia de salir adelante es a través de la mal llamada política, que cada día demuestra según todo lo que vemos en los medios de comunicación y lo que logran sacar los entes de control y el aparato de justica, que por cierto no es mucho, pero que igual en este país es bastante, que es la fuente de desprestigio más grande de nuestro territorio.

¡La verdad, mi interés y afán, no es estar en la piñata con los corruptos! Como periodista independiente, quiero hacer mi trabajo de la mejor manera y llevar mi vida con coherencia y respeto por el otro y por todo.

En la esquina, donde comparto con vecinos de las tertulias y de un buen tinto, llegó un día un agente de policía, que compartió también el delicioso café mañanero, y sacamos como conclusión, que la corrupción y el chip de hacer lo torcido y negativo este arraigado en toda la sociedad, y que ellos los “tombos” no son ajenos a conductas negativas.

En uno de mis viajes a las entrañas de las comunidades, hablando con profesores y jóvenes, de distintas zonas, la realidad es que muchos de nuestros jóvenes, desean coronar en una u otra vuelta, es decir el traqueteo.

Imagínese, si cuando yo tenia 18 años, lleno de la increíble juventud, escuchaba esos consejos, terrible lo que hoy podemos encontrar en los distintos entornos.

Nadie se escapa a las ambiciones de crecer y alcanzar el sueño del progreso, los de arriba, los de abajo, los ricos, los pobres, todos, hoy, nadie se escapa al deseo de tener billete en pila, venga de donde venga.

Y para lograr el tan anhelado sueño, se le vende la vida hasta al propio Lucifer.

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