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Por: Percy Bustes
T.P.M., posteriormente llamado “Trastorno de Identidad Disociativo” fue estudiado por Corbett H. Thigpen (1919–1999) y se caracteriza por la existencia de dos o más identidades diferenciadas en la personalidad de un solo individuo. Se creyó que era debido al maltrato durante la infancia y que podía curarse volviendo a integrar las personalidades secundarias en la principal.
Uno de los casos de TPM más famosos es el de Eva White (se escribió un libro y se rodó una película sobre este particular). Eva fue derivada a los psiquiatras C. Thigpen & Hervey Cleckley en 1952, aquejada de fuertes dolores de cabeza y desvanecimientos ocasionales. Era una mujer educada y bastante remilgada, de 25 años de edad, casada y con una hija de 4 años. Estuvo en tratamiento durante 14 meses.
Eva relató a los médicos un episodio perturbador: Se había comprado unos vestidos extravagantes que no podía permitirse, pero que no recordaba haberlo hecho. Mientras lo explicaba, su actitud empezó a cambiar. Pareció estar confundida un momento y luego la expresión de su rostro cambió. Abrió más los ojos, sonrió provocativamente, empezó a hablar con un tono animado y coqueto y hasta pidió un cigarrillo, pese a que no fumaba.
Era “Eva Black”, una personalidad tan diferente que incluso tenía alergia al nylon, a diferencia de Eva White quien no sufría esta condición y que no era conocedora de la existencia de Eva Black, quien por el contrario, era plenamente consciente de la otra, a la que despreciaba: “Es tan pero tan idiota…”
Ambas personalidades fueron sometidas a una batería de test psicológicos. Eva White tenía un-C.I. ligeramente más alto que el de Eva Black, pero ambas entraban en la categoría de “Inteligencia Normal”. Se exploró la dinámica de la personalidad con el test de Rorschach (en el que el sujeto explica cómo percibe unas manchas de tinta). Las diferencias fueron espectaculares. Eva Black presentaba una tendencia dominante al histerismo y la capacidad de conformarse a las normas. Eva White en cambio, manifestó “contención, ansiedad y rasgos obsesivos-compulsivos” además de la incapacidad de aceptar su propia hostilidad.
El tratamiento se centró en el esfuerzo por retraer a Eva a su primera infancia, utilizando la hipnosis para recuperar a Eva Black. Finalmente se hizo un intento de activar ambas personalidades a la vez, y Eva entró en trance. Se despertó con una tercera personalidad: Jane, su tercera cara y un personaje más capaz e interesante que Eva White. Parecía combinar las facetas positivas de las dos Evas, sin sus debilidades. Jane era consciente de las dos Evas pero ninguna de estas era sabedora de la existencia de Jane.
Jane parecía ser el resultado del equilibrio de las dos Evas y se la reforzó por ser la que mejor captaba la compleja dinámica de las tres personalidades: Las dos Evas se integraron en Jane.
Sin llegar a ser patológico (creo), a veces me comporto de manera extrovertida pero indolente ante lo que pasa a mi alrededor (Percy Black); otras veces paso por la vida guardando lo que siento, sin decir lo que me molesta por evitar el conflicto o no enfrentando los problemas cara a cara esperando que mejoren con el tiempo (Percy White). Haciendo un paralelo con la historia que acabamos de leer (y con el trastorno), encuentro una motivación más para seguir mirando en mi interior, identificar mis heridas en el alma, trabajarlas y sanarlas, de una vez por todas, para poder seguir adelante con mi vida sin llevar esa mochila tan pesada de mis resentimientos.
Existen cientos de casos como este (y más complejos), documentados en todo el mundo. También hay muchísimos casos más leves con los que convivimos día a día y que no llevan registro. La crisis sanitaria, económica, política y moral que estamos viviendo, están afectando la salud mental de la población mundial y exacerbando trastornos como el que acabamos de describir. Es tarea urgente de los gobiernos pero principalmente de las familias detectar, admitir y tratar a la brevedad posible el TPM en sus inicios, antes que se vuelva inmanejable; por otro lado, asistimos a un incremento increíble de personalidades en la política, las instituciones y el sistema en general que son totalmente incoherentes entre lo que piensan, lo que dicen y lo que hacen; y lo peor de todo, es que no hay sanción para casi ninguno.
Mi conclusión es que estamos tocando fondo; presenciando una serie de cambios cuantitativos en todas las áreas que desembocaran definitivamente y muy pronto en un cambio cualitativo, una nueva sociedad, un nuevo orden mundial; un cambio de paradigma.
Tic, Tac, … Tic, Tac, … El tren no esperará. Es el momento del despertar!!
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Percy Bustes