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Por: Jorge Guebely

La verdad, según Helvetius, antorcha que ilumina zonas oscuras del alma. Luz desmineralizada que avizora rostros recubiertos por máscaras. Arma para demoler mentiras construidas par la hipocresía, por la inmoralidad de la doble moral.

Verdad simple y sin artificio de Francia Márquez que rasgó la honorable careta del jefe liberal y develará rostros de otros liberales. Mentiras que quedarán descarnadas, en el esqueleto puro.

Poco importan las pataletas lingüísticas de César Gaviria, la verdad de Francia Márquez lo desnudó. Sus altisonantes reacciones no borran su neoliberalismo. Tampoco ocultan la historia: su gobierno nos importó el malévolo modelo económico, origen de muchas miserias nacionales.

Lo implementó por decreto, de la noche a la mañana, por obediencia neocolonial. Lo impuso irresponsablemente. Su postiza indignación no oculta su mediocre gobierno, ni su moral clientelista, ni su pobreza política. Otro más del montón. Se feria al mejor postor, rasgo de la basura política nacional. Sólo los despistados lo veían como político liberal.

Gracias a la verdad de Francia Márquez, resolveremos la ecuación llamada Petro. Despejaremos el contenido de su consciencia. Sabremos si lo habitan ideas liberales o simplemente el deseo enfermizo de poder. Si es un demócrata en expansión o un dictador camuflado. Si es un electorero común o un estadista en ascenso.

Valiosa verdad de Francia Márquez. Pondrá en aprieto a muchos liberales. Los conminará a la definición, a mostrar su verdadero rostro. Sin más alternativa, les bifurcará el camino: o se rebelarán contra un partido anquilosado en el conservadurismo y caminarán hacia Petro donde posiblemente aún residen ideas liberales, o seguirán la voz del jefe para usufructuar el festín clientelista con voracidad carroñera. Liberales que, gruñendo como fieras salvajes, devoran al Estado. Verdaderos delincuentes con máscaras de políticos.

Por esa verdad de Francia Márquez, veremos liberales buscando sus verdaderas madrigueras, huyendo de sus mentiras y enfrentándose a sus verdades. Entonces sabremos quien es liberal por ética y quien por podredumbre.

Espectáculo repugnante del liberalismo. Farsa con dos siglos de existencia: liberales en la oposición y conservadores en el gobierno. La inició Bolívar, la enalteció Rafael Núñez y la elevó al extremo Turbay Ayala.

Liberalismo: inmensa cobija que cubre liberales y delincuentes, políticos y tramadores, rostros y antifaces. Tan corrompido hoy que bastó una verdad simple de Francia Márquez para poner en evidencia sus perniciosas mascaradas. Razón tenía Antonio Machado cuando decía: “La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad, aunque se piense al revés”.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Jorge Guebely