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Por: Alfonso Camerano

(Nota suelta)

El asunto es más grave porque detrás de la APP del Canal del Dique existen fuertes intereses económicos que jamás han tenido en cuenta las poblaciones ribereñas de Bolívar, la mayoría, y Santa Lucía, con los municipios del Sur Atlántico, que han sufrido inundaciones por crecientes, dada la topografía del terreno, ya que Bolívar tiene sus tierras más altas que las del departamento del Atlántico.

Este proyecto, se desarrolló desde el gobierno de Rafael Núñez, estimulado por dos factores: Uno, el Político, por el odio del ex Presidente de la Regeneración contra Barranquilla, que siempre fue rebelde a su proyecto de derechización, aliado a la godarría impía de Miguel Antonio Caro, dispuesto a acabar con el puerto de Barranquilla, ubicado en Puerto Colombia; previo a ello, Núñez desistió del tren Bolívar, entre Barranquilla y Cartagena, que dejó colgado solo entre Barranquilla y Puerto; y dos, a fin de sacar por el Canal del Dique, y después por la vía férrea Cartagena-Calamar, las mercancías que llegarán al Puerto de Cartagena, así como las que bajarán por el Río Magdalena, que fueran a exportarse, para ahogar, en Calamar, el tránsito de las exportaciones e importaciones, dejando colgando a Barranquilla, sin mercancía para su Puerto. Este proyecto se vino abajo, por el atraso de las zonas de bodegaje y logística portuaria de Calamar, nada comparable a Barranquilla, que se desarrolló vertiginosamente entre finales del siglo XIX e inicios del XX.

El proyecto APP del Canal del Dique que se reedita ahora, más que una vía que contemple un programa social para todas esas poblaciones, se inscribe dentro del mega proyecto del Puerto de Cartagena, y como “gancho” demagógico del “Duquismo”, por Demagogia, invocar a la gente de las orillas, más a las que están del lado del Atlántico que de Bolívar, sacando a relucir a la gente humilde que ya tiene de nuevo el agua al cuello.

Esas poblaciones del Dique tuvieron sus jefes paramilitares que impusieron los cultivos de Palma Africana y los extendieron, por la carretera de la Cruz del Viso, hasta los Montes de María, haciendo de todo ese corredor geográfico uno de los más violentos contra las fuerzas democráticas, tomando como pretexto la confrontación con la guerrilla instalada en los Montes de María, que hizo famoso, como jefe para militar, a Juancho Dique.

La propuesta de Petro debe empezar por replantear el proyecto del Canal del Dique, anulando esa convocatoria y ampliándola con nuevas propuestas y mejores condiciones de negociación, en las cuales intervenga con mayor presencia el Ministerio de Ambiente que debe abstenerse de implementar la Licencia Ambiental  en esa rica zona,  deflagrada por vertimientos químicos, con todo tipo de sedimentos y deshechos humanos que utilizan el Canal como alcantarillado colectivo de las poblaciones, gobernadas hace décadas por las coaliciones que dirigen los parapolíticos de Bolívar y Sucre, con financiación de los poderosos grupos económicos y políticos del Atlántico y Magdalena.

La presencia del Presidente debe advertir a los afanosos comerciantes de la tragedia humana del Dique, que ese proyecto debe pararse y replantearse, reelaborando las condiciones de inversión de los sectores público y privado, y de manera contundente, las economías agroalimentarias que deberán desplegarse en sus dos orillas, a las cuales debe servir el proyecto, más que la avaricia de los multimillonarios empresarios del mega puerto de Cartagena.

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