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Por: Percy Bustes Peralta

Por definición, “un algoritmo es una serie de pasos organizados, que describe el proceso que se debe seguir, para dar solución a un problema específico”. Suena simple, lógico; pero cuando te enteras que ya la Administración Nacional de seguridad del tráfico en Carreteras USA (NHTSA) acaba de autorizar la fabricación de automóviles sin volante y sin pedales y que las decisiones dentro del vehículo las tomará la computadora o Inteligencia Artificial a partir de un algoritmo empiezan los problemas, por ejemplo: una gran piedra cae accidentalmente en medio de la carretera y hay dos opciones: 1.- El auto se estrella contra la piedra y pierde la vida el conductor (yo) ó 2.- El auto se desvía para evitar la colisión pero pasa sobre un paradero abarrotado de personas matando a tres e hiriendo a otras seis. La alternativa final se tomará basada en el algoritmo previo creado por otras personas en otro momento y en otro lugar.

El tema va más allá. Si analizamos nuestro día a día, comprobamos que estamos tomando decisiones desde que amanece: la hora en que me despierta la alarma de mi teléfono celular, busco una meditación guiada en Youtube, salgo a caminar escuchando música alegre en Spotify, me ducho con música de fondo desde Calm practicando Mindfulness, tomo desayuno escuchando noticias del Podcast, conduzco hasta mi trabajo acompañado de Sirius XM: llego, enciendo la PC, mientras se descargan mis e-mails, le doy una rápida mirada al WhatsApp, etc., etc. Sabemos que el 95% de las cosas las hacemos de manera inconsciente pero mis actividades se van registrando minuciosamente en Internet, lo quiera o no; debo decir que Google me conoce a mí, más que yo mismo. Y lo utiliza. -(paré en una tienda deportiva porque necesitaba el baño, no había nadie alrededor, entré y salí, me fuí … al día siguiente recibí en mi teléfono un mensaje publicitario de esa tienda, ofreciéndome productos dirigidos para personas como yo; el algoritmo de la tienda me había “estudiado”: varón, hispano, mayor de 60 años, contextura media, 1.78 m de estatura, talla large, … y me envió “ofertas increíbles, solo por esta semana”, para personas como yo).

Pero el asunto no queda en sugerencias para compras. Resulta que, si por mi vida agitada no tengo tiempo para buscar pareja, existen muchísimas aplicaciones para eso: Tinder (la más popular), Grindr (igual, pero para homosexuales), Match, Badoo; estas son las antiguas, “googleé” más aplicaciones de este tipo y aparecieron las que usan los jóvenes (claro, yo tengo 62 años, ¿Cómo iba a saber?) … Meetic, Lovoo, Happn (te muestra usuarios con los que alguna vez te has cruzado), OkCupid, TinDog (para los que tienen mascota), Shakn, Adoptauntio (aquí mandan las mujeres), y un largo etcétera. Estas aplicaciones utilizan algoritmos que van acumulando información de nosotros mismos y la utiliza para sugerirnos de manera inequīvoca(!!??) la media naranja que más nos conviene.

Peor aún; resulta que para reenviarte noticias o post de diverso origen, el algoritmo determina cuáles son tus gustos o preferencias en materia social, política o económica y filtra lo que consumirás durante el día de acuerdo a lo que “debería” ser de tu interés; entonces, si te gustan los autos o el fútbol, te llegarân por diferentes medios noticias, publicidad o contactos tomando en cuenta tus preferencias, lo cual incrementará tu creencia en “tener siempre la razón” o en el caso de tus “debilidades” se verán respaldadas por lo que ves a través de tu teléfono celular, tableta y/o computadora (me refiero a adicciones, depravaciones sexuales y/o cualquier tipo de desviaciones).

La estrella del momento es el ya famoso ChatGPT que no es otra cosa que la Inteligencia Artificial diseñada para mantener conversaciones y contestar preguntas. Esta aplicación te responde empleando información obtenida gracias a la aplicación de técnicas de aprendizaje automático y procesamiento del lenguaje natural. Aquí entra a tallar nuestro querido (temido) algoritmo que aprende mientras interactúa contigo.

Los problemas empezaron en Enero de este año cuando la revista Time señaló que la nueva inteligencia artificial de OpenAI se alimentaba de textos etiquetados como discurso de odio, violencia y abuso sexual; para filtrar esta información desde Noviembre de 2021 había estado subcontratando a empleados de Kenia para que re-etiqueten decenas de miles de fragmentos de texto, pagándoles un sueldo máximo de apenas $2 dólares por hora. Como este, ChatGPT está enfrentando una infinidad de problemas de inicio cuya solución tiene aún para rato.

Al momento de escribir estas líneas, Italia acaba de prohibir ChatGPT por recopilar datos de usuarios no autorizados violando su privacidad y sin tomar en cuenta, por ejemplo, la edad del chateador, procesando masivamente estos datos para entrenar los algoritmos en los que se basa la plataforma. Se habla de una multa de 20 millones de Euros a OpenAI creador de ChatGPT.

Estaremos al tanto del desarrollo de la Inteligencia Artificial pero que su momento llegó, ya es innegable. Esperemos que sea para bien.

Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor. Percy Bustes Peralta