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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez

MARAVILLOSO CAMINAR

Realmente le había escuchado a Roy Pérez hablar sobre este lugar, él lo explicaba con lujos de detalles en un programa de radio de una importante estación en la que yo participaba en ese momento. Conocía a Roy por su paso como secretario de cultura del Distrito de Barranquilla y sus grandes logros como pintor, escultor y arquitecto. También tenía conocimiento que era un caballero y un chévere que disfruta de la buena música y la fina compañía.

Pero lo que conocí de Roy en ese templo sagrado que es la Maloka, en su finca, 4 kilómetros después del peaje de Puerto Colombia, fue algo especial y maravilloso.

Roy Pérez y su esposa Hortensia Sánchez son los grandes anfitriones, hermanos de todos y todas, siempre tienen un abrazo y una sonrisa para todo el que visita la Maloka.

La vista y sonido del mar se conjugan con ese gran quiosco inmenso con todo lo que allí se respira: La simpleza, la sencillez, la tranquilidad, la paz, el respeto y el amor que muchos estamos ávidos de encontrar, se perciben y se logran obtener en la Maloka o Templo Sagrado.

Tendidos en el piso, en esteras, colchonetas o guindados en hamacas, compartiendo frutas, dulces y frutos secos, así como el agua indispensable, son el inicio de un gran encuentro espiritual donde como por arte de magia, todos terminamos siendo hermanos, hermanas, grandes amigos y sobre todo acompañando solidariamente a quien de una u otra forma sufre por cualquier situación.

Los Taitas que llegan directamente del Putumayo son una especie de grandes señores que demuestran su compromiso, destreza, seriedad y esa sabiduría de los regentes de la Madre Tierra, con gran espontaneidad y sencillez. Ellos son herederos y guardianes de las tradiciones y de la medicina ancestral.

Fueron dos días llenos de amor, bendiciones y gratitud. El ritual inicia a las 9 pm con el soplo de rapé en la nariz guiada por el Taita Mayor, el rapé es una mezcla de tabaco con otras yerbas para lograr aclarar la mente y entrar en disposición de respeto a lo sagrado.

Pasado un tiempo, el Taita Mayor, da las recomendaciones de rigor y algunas advertencias de lo que será una ceremonia sagrada. Se hacen unas filas, la de hombres y la de las mujeres, cada persona llega por su tomita de Yagé, que es una especie de toma preparada por sabios Taitas del Putumayo con plantas medicinales, una vez se termina de entregarle a todos, cada uno va a sus puestos y se apagan las luces, solo queda encendido el Fuego Sagrado que está en el centro de la Maloka.

Debo confesar que la toma del Yagé tiene un sabor un poquito desagradable, pero que además produce en el hombre unos malestares diferentes en cada ser humano, algunas personas vomitan, se descompensan e inician los procesos de encontrase con ellos mismo, las ícaros que interpretan los taitas son realmente impresionantes, los hacen en sus lenguas ancestrales y parecen convocar poderosas energías cósmicas. Hay otras melodías y canciones cuyas letras constituyen alabanzas, vivencias y tradiciones en su territorio, las hay en sus propios lenguas nativas, y también en español, pero siempre desde el corazón y con un sentimiento profundo. Es sin lugar a dudas, una experiencia netamente espiritual, el encuentro con nuestro propio ser, y lo más significativo en todo momento me recordaban lo importante que es el Rey del Universo el Dios bendito lleno de amor hacía todos.

Al día siguiente, lo que se vive es un ambiente de amor fuerte, impresionante, es la gratitud nunca antes vista, realmente mi experiencia fue enriquecedora, solo puedo hablar que es maravilloso.

Agradezco a Dios todo poderoso por haberme dado la oportunidad de haber vivido esa experiencia, a Roy Pérez gracias y felicitaciones por la importante labor que realiza en ese templo espiritual; a los Taitas miles de Bendiciones para ellos por entregarnos un poco de su sabiduría y medicina ancestral y enseñarnos lo grande y rica que es Colombia; a mi hijo gracias por esa valentía y apoyo en los momentos donde yo me encontraba débil, y a los nuevos hermanos y amigos que la vida me regaló muchas gracias por su amor y apoyo.    

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Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.