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Por: Jairo Eduardo Soto Molina

La expresión “caballero de industria” se refiere a una persona que vive a costa de los demás, utilizando la estafa o el engaño para obtener beneficios económicos. Según el Diccionario de la Real Academia Española, un “caballero de industria” es un hombre que, con apariencia respetable, vive a costa ajena mediante el engaño o la estafa [1]. Esta expresión puede utilizarse para describir a alguien que se dedica a actividades fraudulentas o que busca obtener ganancias de manera deshonesta.

El origen exacto de la expresión no está claro, pero se utiliza en diferentes contextos y países. En un foro de Word Reference, se menciona que en México se utiliza la expresión para referirse a un hombre que engaña y comete fraude, ocultándose detrás de una apariencia amable y exhibiendo habilidad e inteligencia.

Dada la falta de información sobre el origen preciso de la expresión, es difícil determinar su procedencia exacta. Puede haber surgido como una metáfora que combina la idea de un “caballero” (con su connotación de nobleza y distinción) con el término “industria”, que se refiere a la habilidad o destreza en el manejo de una actividad o negocio. En cualquier caso, es importante tener en cuenta que el uso de esta expresión puede variar en diferentes regiones y contextos en el que se utilice.

Un caballero es, según la acepción más general de la palabra, un caballista jinete o persona que monta a caballo o, más estrictamente, una persona de origen noble o, en época actual, simplemente distinguida o poseedora de un código de conducta gentil, atento y solidario. Esta variedad de significados a lo largo de la historia se debe a que montar a caballo ha caracterizado a distintas condiciones sociales según las culturas o etapas históricas de que se trate.

Sin embargo, el término “caballero” ha sido utilizado en diferentes contextos a lo largo de la historia. En la época medieval, un caballero era una persona de origen noble o distinguida que se destacaba por su código de conducta gentil, atento y solidario. Por otro lado, los libros de caballerías relataban las aventuras de los caballeros andantes, quienes eran hombres extraordinarios que vagaban por el mundo luchando contra diversos enemigos o monstruos.

Caballero es una expresión utilizada como extensión de quien usaba el caballo en la edad media, descritos en “Los libros de caballerías […] son unas narraciones en prosa, por lo común de gran extensión, que relatan las aventuras de un hombre extraordinario, el caballero andante, quien vaga por el mundo luchando contra toda suerte de personas o monstruos, contra seres normales o mágicos, por unas tierras las más de las veces exóticas …”

Debo admitir que está expresión la conocí por intermedio de Juventino Peñate Rodríguez, un excelente profesor de francés y hablante fluido del inglés en la universidad del Atlántico, quien solía saludarme a mí y al profesor Abraham Sir con una forma ceremoniosa y nos daba agrado escucharla de parte de él hasta el punto de que una de mis hermanas, haciendo aseo en la casa de mi madre pretendía deshacerse de unos “libros viejos”. Conociendo mis cualidades de buen lector me dio la primicia de seleccionar los que ha mi gusto se salvarían de la anunciada poda. Cuando acudí a su llamado descubrí un diccionario de dichos, refranes y expresiones populares del Caribe, escrito por un cienagero de nombre Juan Arregocés Pérez. Cuando lo abrí, precisamente descubrí la connotación del término. El lunes siguiente me dirigí a la oficina del maestro Peñate Rodríguez y le di a conocer la significación del término a lo cual me digo que era Iván Romero Mendoza, un concejal para entonces y gran líder político quien originariamente la había utilizado con él y nosotros. Ante este hecho Juventino llamó al Pibe que así se le decía en los contextos académicos y políticos a Iván Romero Mendoza Y este acudió a la cita en una tienda-bebedero llamada la cachucha y entre risas nos invitó a los tres agraviados a degustar una botella de fino whisky en el Country Club de la ciudad.

Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor. Jairo Eduardo Soto Molina, Profesor de tiempo completo titular, investigador 1279 (80), Doctor en ciencias Humanas, Par académico MiniCiencias-MEN