LA PROPUESTA DE JOSÉ RAMÓN VERGARA Y FERNANDO BAENA
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Por: Armando Luis Arrieta Barbosa
En el año de 1922, José Ramón Vergara y Fernando Baena publicaron el libro Barranquilla: Su Pasado y Su Presente. Una obra muy importante porque además de incluir la versión original de Domingo Malabet sobre el inicio del caserío de Camacho, presenta una propuesta para explicar el origen de la ciudad de Barranquilla. Pero, dado el mal estado del único ejemplar que ha llegado a nuestras manos de esta primera edición, para el presente comentario nos apoyaremos en uno de la segunda edición publicada en 1946.
En este texto, sus autores abordan inicialmente el apartado “Orígenes” y afirman en la página 3 del mismo que, el primer caserío que dio inicio a la ciudad de Barranquilla se formó hacia 1629 a orillas de una antigua ciénaga de la cual solo queda un estrecho canal. Asimismo, sugieren estos autores que este primer caserío se formó en las “Barrancas llamadas luego de San Nicolás” y se inició en los alrededores de la plazoleta de “la Cruz vieja”, en la cuadra donde confluyen la actual calle 32 con la carrera 44.
Como se podrá observar en el párrafo anterior, Vergara y Baena parecen estar seguros de que Barranquilla se inició en 1629, lo cual confirman más adelante, en la página 6 de su libro, al tomar este año como fecha inicial de fundación de esta ciudad. Pero, al enterarse de una carta enviada por Lorenzo Téllez al virrey Sebastián de Eslava en 1744, donde le informa haber empezado el traslado de los vecinos libres de Galapa, El Carmen y Sabanilla a Barranquilla, toman este año como fecha de cierre de esta fundación.
No obstante, al tomar Vergara y Baena el año de 1629 como fecha inicial de la fundación de Barranquilla y 1744 como fecha de cierre, entran en conflicto con la realidad de los hechos. Lo anterior, porque el caserío que se llamó hacia el último tercio del siglo XVII sitio de las Barrancas de San Nicolás, apareció a mediados de este siglo con el nombre de Barrancas de Camacho. Además, porque en 1744, en realidad no se cerró la fundación de esta ciudad, sino se dio su refundación por orden del virrey Sebastián de Eslava.
Por otra parte, Vergara y Baena dejan claro que la ciudad se inició en las orillas de la antigua ciénaga de Camacho, ubicada en el sector del actual Centro Histórico de Barranquilla y, respecto a esta ubicación general, tienen mucha razón. Sin embargo, no aciertan al tomar el trazado de cuadras realizado en los alrededores de la plazoleta de la Cruz vieja en 1744, como si fuera el comienzo de la ciudad. Esto, por cuanto este reparto de lotes se realizó luego de cerca de un siglo de haberse iniciado este poblado.
Tampoco acierta al considerar este pequeño acto de planeación urbana como si fuera parte de la “Fundación” de esta ciudad e incluirlo en un apartado con ese mismo nombre en la página 10 de su libro. Lo anterior, debido a que la acción realizada por Lorenzo Téllez en la primera semana del mes de julio de 1744, consistió realmente en la refundación de un caserío que tenía cerca de mil habitantes, según información obtenida en el año de 1743 por el padre Felipe Salvador Gilip.
Además, al momento en que Lorenzo Téllez hace el trazado de las cuadras en los alrededores de la plazoleta de la Cruz vieja, previamente habían estado pobladas las barrancas de Puerto Real y de San Nicolás, ubicadas más hacia el sector sur de la ciénaga. Es más, antes de la refundación de Barranquilla este poblado había tenido los nombres de Barrancas de Camacho, Barrancas de San Nicolás, Barrancas de San Joseph y San Nicolás de Tolentino y Barranquilla(s) de San Nicolás.
Una segunda razón por la cual dudamos que la ciudad de Barranquilla se iniciara en la barranca de El Morro, la proporcionan los mismos Vergara y Baena, al referirse a “La planta de la futura población”, dondedejan ver que los alrededores de esta barranca se inundaban. Esto, se aprecia cuando afirman que la ciénaga formaba entre El Morro (calle 32 con carrera 44) y la compañía Unida (calle 36), una especie de línea ondulada que permitía la entrada de las aguas a los terrenos bajos, en los sectores de las ensenadas de la ciénaga.
Esto, nos lleva a pensar que para 1629, año en que, según Vergara y Baena, se inició la ciudad en los alrededores de la plazoleta de la Cruz vieja, el sector donde fueron trazadas las cuadras en 1744, eran aún parte de la ciénaga de Camacho. En consecuencia, se descarta que para este momento se formara el caserío que dio inicio a la ciudad, en el sector comprendido entre las calles 32 y 34 y entre las carreras 44 y 45, como lo describen estos historiadores al hablar del trazado y reparto de lotes en esta zona de la ciudad.
Pese a que Vergara y Baena no aciertan en lo relacionado con el tiempo y el lugar donde se inició la ciudad de Barranquilla, debe reconocerse a estos historiadores su aporte a la reconstrucción del espacio geográfico donde se erigió la primigenia población. Uno de estos aportes consistió en proporcionarnos información adicional a la aportada por Domingo Malabet, acerca de la existencia de una espaciosa ciénaga, en todo el sector bajo del viejo centro de Barranquilla, Barranquillita y el Boliche.
Igualmente, estos historiadores nos informan que hacia el momento en que se formó el primer caserío de Barranquilla hacia el año de 1629, esta ciénaga estaba fragmentada en cuatro secciones principales. Una de estas secciones era la ciénaga de la Caimanera, ubicada en el sector llamado EL Boliche, al occidente del viejo caño de Soledad. Canal natura que, a su vez, separaba este cuerpo de agua del plano inundable ubicado en el mismo sector de El Boliche, por los lados de la cervecería Bavaria.
La tercera sección de esta ciénaga, era la laguna que a falta de nombre vamos a llamar de Barranquilla, localizada en el sector comprendido entre las calles 32 y 33 y entre las carreras 41 y 44 de la actual nomenclatura. Este cuerpo de agua estaba separado de la ciénaga de la Caimanera por un espolón formado por el arroyo de la carrera 41 y, de la ciénaga de Camacho, por el caño del Mercado y por el espolón de la carrera 44 formado por el arroyo de la carrera 41 al desviarse por la Calle Ancha y luego por este sector.
El resto de la ciénaga que, a falta de nombre, hemos llamado de Camacho, según las informaciones proporcionadas por estos historiadores, se extendía de oriente a occidente desde Barranquillita hasta la calle San Juan o 36 en su sector noroccidental. Estaba separada de la laguna de Barranquilla por el caño del Mercado y por el espolón de la carrera 44 y se extendía de sur a norte desde el caño de Arriba hasta el caño de la Tablaza, el que para entonces formaba parte de este cuerpo de agua.
También, Vergara y Baena, nos ponen al tanto de la existencia de varias barrancas en las orillas de la ciénaga de Camacho. Una primera barranca a la cual hacen referencia estos historiadores es el atracadero de canoas llamado Puerto Real durante la época colonial. Esta barranca estaba ubicada en la confluencia de la calle 29 con carrera 41 de la nomenclatura actual, en el lugar donde hace el recodo el caño de Arriba y se convierte en el tramo llamado hoy caño del Mercado.
Esta barranca es muy importante desde el punto de vista histórico, porque además de ser el punto terminal del camino real de Galapa que conectaba a Cartagena con el río Magdalena, fue el varadero de canoas visitado por Pedro de Heredia en marzo de 1533. Igualmente, porque durante la época colonial llegó a convertirse en el principal puerto de escala del bajo Magdalena y, en 1815 en el principal punto de resistencia patriota de Barranquilla para repeler el ataque español durante la reconquista española.
Una segunda barranca, relacionada por Vergara y Baena en su libro, es la de El Morro, ubicada en la confluencia de la calle 32 con carrera 44 de la actual Barranquilla. Una barranca muy importante desde el punto de vista histórico, porque en la llamada plazoleta de la Cruz vieja, Lorenzo Téllez refundó a Barranquilla por orden del virrey Sebastián de Eslava en el mes de julio de 1744. Además, porque en esta plazoleta se construyó la primera iglesia, cual fue conocida con el nombre de San José.
También esta barranca fue importante desde el punto de vista urbano, porque en sus alrededores Lorenzo Téllez hizo el primer remedo de plan de ordenamiento urbano del poblado que posteriormente se convirtió en la ciudad de Barranquilla. En consecuencia, con este trazado en cuadras, se puso fin al plano orgánico y lineal que había tenido el caserío de las Barrancas antes de su refundación y se dio inicio al plano damero o de cuadrículas que tiene la ciudad de Barranquilla en la actualidad.
Asimismo, los historiadores Vergara y Baena relacionan en su libro El Playón, ubicado en el sector de la vía 40 con carrera 46 de actual Barranquilla. Pero todo parece indicar que esta barranca no fue poblada durante el siglo XVIII porque sus arenas aún estaban húmedas y poco compactas. Solo se tiene noticia que fue utilizada por primera vez en los años veinte del siglo XIX, cuando el empresario Juan Bernardo Elbers la tomó para montar un astillero para construir barcos de vapor.
También, en la primera mitad del siglo XX, en esta barranca fue construido el puerto de la Intendencia Fluvial como puerto alterno al muelle de la María de la barranca de Camacho. Este puerto, al igual que el anterior, también se construyó para el estacionamiento de barcos de vapor, pero se especializó en las cargas y pasajeros que se movilizaban por el río Magdalena, mientras el muelle de La María siguió conectado a las cargas y pasajeros que se movilizaban por mar a través de Puerto Colombia.
Igualmente, en los alrededores de la antigua ciénaga de Camacho hubo otras dos barrancas a las cuales no hacen alusión directa, sino indirecta, los historiadores José Ramón Vergara y Fernando Baena en su libro sobre Barranquilla. Se trata, por una parte, de la barranca de Camacho, ubicada en el sector de la plaza de la Aduana de Barranquilla y, por la otra, de la barranca de San Nicolás, localizada en la calle 33, entre las carreras 41 y 42 de la actual nomenclatura de esta ciudad.
La primera de estas barrancas fue muy importante desde el punto de vista histórico, porque en su periferia existió antes de 1610, el pueblo indígena de Camacho, el cual fue entregado en encomienda al capitán Domingo de Santa Cruz y, luego, a su esposa Ana Jiménez. Igualmente, porque a partir de 1610, fue ocupada por los blancos y mestizos desalojados por el visitador Juan de Villabona de las tierras de Galapa, apareciendo en sus alrededores un caserío de hombres libres llamado Sitio de Camacho.
También, esta barranca fue muy importante después de la independencia de España, porque el empresario alemán Juan Bernardo Elbert construyó en la misma el muelle de La María y la convirtió en el primer puerto para barcos de vapor de Barranquilla. Asimismo, porque en este sector fue construido el edificio de la Aduana de Barranquilla, la estación del ferrocarril que comunicaba a esta ciudad con Puerto Colombia y la estación del tranvía que hacía su recorrido por las principales calles de la ciudad durante el siglo XIX.
Por su parte, la barranca de San Nicolás fue muy importante desde el punto de vista histórico, porque por varias razones pensamos, fue esta y no la barranca de El Morro, la relacionada en un inventario de bienes de la hacienda San Nicolás de 1659. Este documento, el cual fue publicado por José Agustín Blanco Barros en 1987, informa que las ocho caballerías que comprendían las tierras de esta estancia, estaban ubicadas a mano derecha del “camino que va de esta Varranca a Galapa”.
Ahora bien, si tomamos en cuenta que el camino de Galapa comenzaba en Puerto Real y no en El Morro, como lo sugiere Domingo Malabet y lo ratifican Vergara y Baena, de ello se puede concluir que, la barranca relacionada en el inventario de bienes era la de San Nicolás. Lo anterior, porque el primer tramo del camino de Galapa bordeaba la laguna de Barranquilla, pasaba por el costado sur de la barranca de San Nicolás y, se desviaba luego, en dirección del Cementerio Universal, tal y como lo muestra esta fotografía de 1880.
En consecuencia, si se toma en consideración que a mano derecha de este primer tramo del camino de Galapa estaba la laguna de Barranquilla, se excluye que la barranca mencionada en el documento sea la de Puerto Real. Igualmente, se excluye que la barranca relacionada en este inventario de bienes, sea la de El Morro, debido a que ésta, estaba relativamente distante del camino real de Galapa. Es decir, estaba ubicada del otro lado la laguna de Barranquilla que la separaba de esta vía de comunicación.
A lo anterior debe agregarse que al momento en que fueron adjudicadas las tierras de la hacienda San Nicolás a Nicolás de Barros (1637), los alrededores de la barranca de El Morro aún se inundaban durante los periodos en que crecía la ciénaga de Camacho. Por lo anterior, estos terrenos ubicados aún en los dominios de la ciénaga de Camacho, debían estar excluidos de las ocho caballerías de tierras adjudicadas por el cabildo de Cartagena a este hacendado español.
En consecuencia, la única barranca que coincide con la descripción dada en el inventario bienes de 1659, era la de San Nicolás. Ello, por cuanto además de estar ubicadas a mano derecha del camino real de Galapa, daba inicio a la tierra firme no inundable de este sector del sitio de Camacho. Por eso mismo, pensamos que fue en esta barranca donde el hacendado Nicolás de Barros construyó la casona y los corrales de su hacienda San Nicolás, en el mismo lugar y posición en que fue construida posteriormente la iglesia del mismo nombre.
Iglesia de San Nicolás, siglo XIX, Barranquilla Gráfica
Para hacer esta afirmación nos apoyamos en dos razones principales. Una de estas razones son las pautas de poblamiento español, las cuales confirman que los hacendados preferían los lugares altos y arenosos, como el observado en esta pintura de la iglesia de San Nicolás de la segunda mitad del siglo XIX, para construir sus viviendas. Finalmente, la toponimia del este sector confirma que la iglesia y la plaza que hoy llevan por nombre “San Nicolás”, derivan este apelativo de la estancia que en el pasado tuvo esa misma denominación.
Armando Luis Arrieta Barbosa,
Historiador, Magister en Historia, Doctor en Educación.
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Referencias Bibliográficas
Blanco Barros, José Agustín (1987). El Norte de Tierradentro y los Orígenes de Barranquilla. Bogotá: Banco de la República.
Gilij, Felipe Salvador. (1955). Ensayo de Historia Americana. Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, Academia de Historia.
Vergara, José Ramón y Baena, Fernando. (1922). Barranquilla: Su Pasado y Su Presente. Barranquilla: Alirio Bernal Editor (1946).
Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.