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Por: GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.
“…le soy fiel a Mercedes como un perro.” GABO. (Las cartas del boom. pág. 140).
El título de esta columna corresponde al del curso “Todo sobre el Amor“, que el Instituto de Estudios Interdisciplinarios “Richard Tovar Cárdenas”, de la Universidad Externado de Colombia, está promocionando entre estudiantes de pre y postgrados, egresados y particulares. La existencia del curso, organizado por la importante universidad, me sorprendió y llama la atención por ser, el Amor, un tema de mi interés académico, de vida buena. Y en general.
El texto que lo publicita dice:
“Experimentar plenamente el amor, sin poner en juego la salud física, emocional y mental, es un anhelo de la mayoría de las personas.
“Tristemente, y especialmente en Colombia, las relaciones están atravesadas por un conjunto de mitos sobre el amor y una pobre educación sexo afectiva”.
El curso pretende enseñar formas para tener mejores relaciones interpersonales, remata el mensaje digital.
Según mi lectura interesada, el mensaje tiene un contenido contundente, por lo real, que bien merece un corto análisis que contribuya, no solo en la promoción del evento educativo, sino en continuar una conversación sobre este tema: El amor, que tanto afecta para bien o para mal a muchísimas personas que conviven en nuestro país, Colombia, donde es difícil Hablar de Amor.
¿Siendo el amor un anhelo por qué se advierte que pueda dañar o arriesgar la vida? Es el inicial interrogante que surge. Para sugerir, como eventual solución, que debe enseñarse a amar. Ello por existir una cantidad de MITOS y una precaria educación sexo-afectiva. Así apretada es la síntesis de la publicidad con la que “El Externado” anuncia el curso todo sobre el amor, como una expresión de película de Almodóvar (Todo sobre mi madre).
Resuelta interesante que una universidad del prestigio del Externado, haya decidido realizar un curso interdisciplinario sobre el amor. Por ello no solo hay que divulgarlo, pero también recordar que, desde el Doctorado en educación de la Universidad del Atlántico, en la rectoría de la ingeniera Ana Sofía Mesa, propusimos y realizamos, con relativo éxito de asistencia estudiantil, La Catedra del Amor, la cual naufragó en la vorágine “universitaria” posterior.
Es cierto, como un puño, que carecemos de una educación sentimental, que contribuya a una sólida formación sexo-afectiva desde la primera infancia, ya que el amor es un derecho fundamental de los niños (art 44 constitucional). Y un deber teleológico para que los niños, niñas y adolescentes crezcan en un ambiente amoroso, como lo preceptúa el artículo 1ro del Código de la Infancia y Adolescencia.
Entonces, ¿por qué no tenemos una educación que desarrolle tales mandatos constitucionales y legales? Ello se debe al mito que del Amor solo pueden hablar psicólogos o religiosos, ya que lo reducen solo a un sentimiento, un afecto, un ideal. Desconociendo los avances científicos, en campos de las ciencias humanas y neurológicas que permiten afirmar que para aprender a amar se debe propender por una educación interdisciplinaria, desde la filosofía y la socio-biología.
Pero surge otro interrogante del mensaje, bajo análisis. ¿se puede enseñar a amar? Este es un asunto pedagógico. En la pedagogía contemporánea no se habla de enseñanza sino de aprendizaje, máxime en una sociedad sometida a los avatares de la información y la comunicación digitales. Razón por la cual comparto la propuesta, ya comentada en ésta columna, del filósofo francés Alexandre Lacroix en su libro “Aprender a hacer el Amor”(Arpa), considerado por Le Monde como “un poderoso tratado de sabiduría erótica”.
Entre las lecciones que dejo la pandemia, según Edgar Morin, se encuentra ERÓTIZAR(poetizar) la vida. Y para ello debemos “Reinventar el Amor” Paidós), como lo propone la periodista francesa Mona Chollet en su libro. Y para ello, las parejas de amantes deben hacer y brindar banquetes con café caliente y escocés con hielo del trópico. Nadie ama lo que el otro no comparte: el calor químico de la vida.
Para concluir esta invitación a aprender todo sobre el amor, debo señalar que el epígrafe de Gabo, sobre su confesa fidelidad a Mercedes, su mujer, está suficientemente justificado, pues sin el sacrificio de La Gaba, la historia de la literatura no tendría, en su cosecha, los fascinantes amores contados en “Cien años de Soledad”. El amor sin límites e intereses genera fidelidad, casi animal.
LA PRÓXIMA: EL SILENCIO COMO DERECHO Y CASTIGO.
Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.