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Por. César Gamero De Aguas

“Conóceme por mis habilidades, no por mis discapacidades”-Robert M. Hensel.

A simple vista pareciera que no matara una mosca, su mirada vacía disimula una seriedad que poco a poco se transforma en una espontanea sonrisa. Su caminar es lento y acompañado de una locomoción extraña, así es Choucha, un señor de 59 años de edad, de origen argelino, y que se ha convertido en uno de los youtubers más visitados de las principales redes sociales. Algunos de sus videos completan más de 10 millones de visitas y no es más que un simple delantero de fútbol amateur que llama la atención y que convoca a miles de fanáticos que acuden a las canchas a observar en vivo este gran espectáculo. Todo esto se desarrolla en la provincia Oum el Bouagui, al norte del país argelino. Sus familiares y amigos le llaman, además, Lenda Brava-La Leyenda”, pues cada vez que hace su presentación futbolística entrega todo de si, mostrando una actitud férrea y una seriedad en cada una de sus jugadas. Pese a que su nombre, popular es “Choucha”, en su lengua traduce algo así como, “ordinario”, “ridículo”, “cursi”, a este personaje popular solo le interesa meter los goles y celebrarlos con total efusión.

 Son inocultables su discapacidad cognitiva, su percepción analítica un tanto extraviada, y su particular correr dentro de la cancha, que termina muchas veces en una caída debido a su desequilibrio corporal, pese a ello Choucha parece ser feliz en medio de todas sus dificultades físicas y mentales. El auge indeterminado de las redes sociales le han dado una fama descomunal y lo han convertido en toda una celebridad, una especie de Quijotillo disfrazado de futbolista en pleno siglo XXI, a quien la misma sociedad le ha logrado configurar su realidad, víctima de su imaginación.

Choucha se puede observar en sus videos usando camisetas de equipos como: el Boca Junior de Argentina, la selección brasilera de fútbol, del Real Madrid, todo eso es lo de menos, lo importante para él son los aplausos, los gestos de cariño, la banda de capitán, sus tacos de moda, su balaca, sin lugar a dudas, la ovación que le profesa su gente. Es sorprendente mirar como las canchas de esta provincia se reúnen a ver los encuentros futbolísticos donde Choucha es el principal protagonista. Su ingreso a la cancha de fútbol se da saludando y mirando a su público que lo recibe con fuertes aplausos, y una vez adquiere contacto con el balón, patea fuerte no importa si es con su pierna derecha o izquierda, total es ambidiestro, el balón vence al  improvisado portero, de forma seguida   Choucha corre aceleradamente en medio del festejo y con una seriedad manifiesta, hace una voltereta, da vueltas en el suelo, hace la señal de silencio, de la guillotina, y todo lo demás es un estallido de emociones, aplausos, risas y silbidos.

A Choucha se le puede ver fumando un cigarro, tomando mazagrán (bebida tradicional en Argelia y algunos países árabes), jugando buchacara, se viste elegante, se le ve disfrazado de guardia de seguridad, comiendo en un restaurante popular, siempre acompañado de su grupo de amigos que le han favorecido continuar creciendo en su contexto.

En esta sociedad donde el concepto de inclusión es casi una utopía, este personaje pareciera romper los esquemas convencionales con sus excéntricas presentaciones en un terreno de juego. Choucha pareciera ser la antonimia de Cristiano Ronaldo, que entre otras cosas lo sigue en las redes sociales, sin embargo, Choucha tiene su fanaticada especial que lo alaba cada vez que llega a la cancha. En ocasiones suele ser honesto con sus rivales, no se molesta cuando lo empujan, otras veces finge faltas inexistentes, pero luego sonríe y espera no más la pateada final para convertir el gol. Su posición es siempre la misma, un extremo torpe, con una pateada sorpresiva que causa risas a todos los asistentes.  En la vida de este extravagante personaje no hay espacio para las preocupaciones y el estrés a lo cual ya estamos acostumbrados en esta sociedad de zozobras indeseables. Es conmovedor ver como los niños acuden a él para tomarse fotos y poder abrazarlo, a todo esto, él acude sin ninguna restricción, luego sonríe y reinicia su juego. Choucha pareciera no sorprenderle el mundo que vive, el mundo creado por su imaginación que su fanaticada respeta pero que además disfrutan.

En una sociedad que avanza a pasos agigantados hacia una evidente distopia, Choucha y su público son un ejemplo de comprensión, de empatía, de respeto, de voluntad, de superación, de muchas virtudes y valores que se conjugan en la practica de este grandioso deporte como lo es el fútbol. No sabemos cuántos goles seguirá haciendo Choucha, o cuántos otros errará, lo cierto es que su condición física y mental no es un impedimento para hacer lo que más le gusta que es jugar al fútbol, esta situación no debe segregar, sino unirnos en un mundo que es de todos e incluso para Choucha que vive y se divierte a través del deporte alegrándose así mismo de todas sus ocurrencias, mientras miles de seguidores atiborrados alrededor de las canchas, disfrutan sus jugadas torpes y sus increíbles goles, y valoran  algo de su tenacidad indescriptible, su imperiosa energía, su vigor y su seriedad de encarar su propia existencia, que ya no depende de él, sino de su público que lo ha hecho del todo famoso.  

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