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Por: GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.
Conocí a Teobaldo Guillen a inicios de la década de los años 70s del siglo XX, cuando concluía los estudios de bachiller, en Filosofía y Letras, en el Instituto “Agustín Nieto Caballero” en el Barrio Abajo, y fundamos un grupo de teatro, donde fui actor y “teórico” de las tesis del dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht, en moda. Teobaldo había regresado a Barranquilla para dirigir teatro en el INEM.
Luego, nos hicimos compañeros de lides histriónicas en la Universidad del Atlántico, de donde sé pensionó como docente, por las labores desarrolladas con el grupo de teatro de la Facultad de Arquitectura, en el que participe como “libretista” en el montaje colectivo de la adaptación de la novela de Álvaro Cepeda Samudio “La Casa Grande”. Teobaldo había montado, en el INEM, “Los funerales de la mamá grande”.
Acudo a tales recuerdos porque he recibido, de mano de Teobaldo, con dedicatoria, su libro “Remembranzas Tras Bambalinas. Evocaciones de un pionero del teatro en Barranquilla. Volumen I El inicio 1968-1979”. Es decir, ya está en la redacción de los dos volúmenes restantes, como anuncia, ya que intentará dejar constancia de sus cuarenta años animando la vida escénica de aquella Barranquilla de los años juveniles.
En verdad, no me resulta complicado reseñar este Primer Volumen de las evocaciones de Teobaldo, pues cada página que leo y “ojeo” me regresa a los recuerdos de teatrero en la década de los 70s, años en que soñaba que la revolución estaba a la “vuelta de la esquina”. Y que para contribuir a la misma, debía participar en la agitación cultural que se pregonaba en el mundo. La universidad era la tea, entonces.
Además, la materia prima de Teobaldo, para redactar éstas, sus evocaciones, son un gran número de recortes de prensa de diarios como EL Heraldo, El Nacional, Diario del Caribe, El Espectador, revistas nacionales y extranjeras, donde se informó de la variada y riquísima actividad teatral de la Barranquilla de esa época en que fuimos felices y enamorados de los títeres, las actrices, el cine y de los debates.
Acudo a debates porque para entonces el arte y la política iban de la mano, en una sociedad, como la Latinoamericana que vivía los efectos de la Revolución Cubana y la frustrada experiencia chilena. Así que el teatro estudiantil y universitario no era ajeno a esas repercusiones. Y en los festivales y presentaciones, en recintos cerrados o en la calle, una vez concluía una escenificación se daban unos debates con sabor ideológico, para atacar o defender la obra.
Para aquellos tiempos que rememora Teobaldo, los escenarios donde se concentraba la actividad teatral eran: El teatro de Bellas Artes y el “Amira de la Rosa”, ambos hoy en remodelación. Pero, algunos colegios y universidades como, por ejemplo: La Enseñanza, El Biffi, La Normal de Varones, ofrecían sus teatros al público estudiantil, ávido de historias. Así mismo, el pequeño teatro que tenía la Facultad de Arquitectura de la sede “20 de julio” de la Universidad del Atlántico.
Por las páginas de este Primer Volumen de las evocaciones de Teobaldo, desfila una larga lista de nombres de personajes de la actividad teatral barranquillera, entre directores, actores y periodistas. Algunos nombres son de personajes en otro escenario, como: Alfredo de la Espriella, Tomàs Urueta, José Cervantes, Gabriel Viloria, Beatriz Manjarrez y siguen más.
Un aspecto del libro “remembranzas tras bambalinas es que, en sus páginas reseña una serie de obras de teatro que montó y actuó su autor. Algunas de las cuales son: “Los funerales de la mamá grande”, “La gente del común”, “La agonía del difunto”, “El rescate”, “Los pescadores”, “Tobias y el angel”, entre otras. Obras, casi todas, de autores colombianos. en los años 70s la universidad: era teatro, eso cuenta Teobaldo.
El libro, amén de las nostálgicas palabras de Teobaldo, sobre sus años en “Las tablas”, es, además, una magnífica colección de noticias de prensa sobre la vida cultural y artística de la Barranquilla de nuestra juventud, añorada y pérdida, que lo convierte en un invaluable referente para edificar, con un enfoque científico, la historia del Teatro en esta ciudad, cuyo máximo escenario es, y será siendo, el carnaval de barranquilla, quien lo vive es quien lo goza: “el carnaval de La Arenosa”.
La próxima: Las Lágrimas del Delito.