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Por: GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.

La noche del próximo sábado 22 del presente mes, regresa a las instalaciones del emblemático “Gran Rancho Currambero”, de la calle 74 con “Veinte de Julio”, pleno corazón de Centro Histórico, el festival de boleristas y baladistas, bajo el lema: “Una noche en que el amor hecho canción tocará tu alma”. El evento musical, que congrega una pléyade de voces, iniciará a las 8 p.m.
La anunciación de una noche barranquillera repleta de boleros y baladas, en voces que habitan nuestra tierra sonora es, eso creo, una interesante oportunidad para hacer, no solo una invitación a asistir, – con pareja en mano y todas las ganas- una serena reflexión colectiva sobre la influencia de tales géneros musicales, de cunas Caribe e hispana, en las generaciones nacidas a mitad del siglo pasado.
El bolero, por ejemplo, fue declarado por la Unesco, en el 2023, patrimonio inmaterial de la humanidad, igual que nuestro Carnaval. Sus raíces melódicas son de la Cuba profunda, aunque México disparó su grandeza por toda Hispanoamérica. El bolero, además de canción (letras), es baile acaramelado, tan preferido por los enamorados de la vieja guardia, seguros protagonistas de la noche currambera.
La balada, a su vez, es pura poesía. Popular. De ventanas. Cantada, no declamada. Teatral. Dramatizada. Es un género de más reciente historia. Cultivada por voces jóvenes. Y casi eternas. Recientemente falleció Leo Dan, uno de sus cultores en el extenso Sur de América. No sé hasta dónde se podría bailar una balada, sin disfrutar del perfomance del cantor, aunque una pareja enamorada, declarada o secreta, muy bien puede fundirse en un solo cuerpo al ritmo de balada.
En el afiche promocional del Festival, el cual ilustra esta nota amiga, aparece en las esquinas el nombre de Mauricio Rider, lo que permite presumir, de buena fe, que él es el organizador del evento. El nombre de Rider, reconocido locutor de la radio musical de Killa Linda, es a mi entender, como se dice en la calle, “prenda de garantía” de la calidad del mismo, pues la experiencia no se improvisa.
El roster de las estrellas que participarán en el Festival está integrado por las siguientes voces de boleristas y baladistas: David Alejandro, Ronalfre, Yeray, Felipe Alonso, Jhonathan, Edward Wallace, Marbel Acosta, Danielle, Alvaro Trujillo, Erich Loan, Cinthya y Sergio Domínguez. Con semejante nómina no me cabe duda alguna que la noche del sábado 22, desde el rancho, estará iluminada por auténticas estrellas de la canción.
Así mismo, la organización del Festival ha comunicado que, durante toda la noche de ese sábado ardiente, un DJ animara el ambiente. Habrá, dicen fervientemente, música veterana para bailar. Es decir, que no solo los asistentes van a escuchar y aplaudir “a las estrellas de la noche”, sino que tendrán la magnífica oportunidad de “mover el esqueleto”, el cual viene “aceitado” por la gozadera del Carnaval. El cover es de $30.mil “barritas”.
Debo confesar que la redacción de ésta, a la que he llamado, ”nota amiga” me ha traído la nostalgia de la bohemia que viví, Oh! Juventud!, en las noches en que compartí alegrías, bebiendo vino sansón, con los amigos extraviados y subí al cielo al ver brillar los luceros en el danzar y caminar de la mujer que, aún dice, que soy “hermoso parejo”. Bueno, para los nostálgicos de los boleros y de las baladas se abrirá la noche del 22.
No conozco la sede del “Gran Rancho Currambero” en la calle 74. Pero asistí, a parrandear y a comer, a las antiguas sedes del Barrio Montes (kra 24), del barrio El Prado (kra 53) y del barrio Colombia (kra 48). No descarto la posibilidad de ir a conocerla en esta ocasión, ya que he recibido gentil invitación femenina: “si quieres…vamos!. No creo que al hijo mayor de la “Mona” Caamaño (qepd) se le olvide una invitación de semejante calibre. Otra vez a conocer el cielo.
Debo evocar lo que la nostalgia significa para un barranquillero, al escuchar boleros y baladas, magníficamente interpretada, ya que somos un puerto donde ha recalado toda la poética-musical del mar caribe. Y cierro recordando el lema del Festival: “Una noche en que el amor hecho canción tocará tu alma”. Entonces, no queda otra que asistir, con pareja en mano, al gran rancho currambero la noche del sábado 22, para que en cuerpo y alma regresemos al cielo. Alla nos vemos!.
La próxima: Loba en bordillo de Barranquilla.