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Por: Rodney Castro Gullo
Dejémonos de cuento, Barranquilla y el Atlántico está en los primeros lugares de afectados y muertos que deja la pandemia, no porque seamos los que más pruebas diarias hacemos. En otras capitales, hacen las mismas cantidades de tanteos y los casos de contaminados y muertes son mucho menores. Entonces ¿a qué se debe la calamidad barranquillera?, ¿le achacamos los nefastos resultados a la falta de cultura ciudadana?. No creo….
“Cuando nadie te escucha, arrodíllate y pide perdón, el del problema eres tu”. Por muy mal que estemos en lo atinente a disciplina social, al tratarse de la vida, me parece impensable que alguien quiera exponer la suya o la de sus seres queridos; lo coherente es que se actúe en procura de su cuidado. Pero si el panorama es confuso y advertimos ausencia de una dirección que genere confianza, también es normal, que las personas acaben moviéndose de acuerdo a sus propios criterios, es allí donde se anida el caos.
El orden comienza, cuando los mandatorios comprenden que de sus medidas dependen miles de vidas, y que para defenderlas, incluso corresponde ceder en fallidos postulados. En los momentos más críticos se exige determinación y carácter, pero con el mismo peso de importancia, se demanda humildad para tratar a la gente, y para la toma de decisiones.
Resulta menester, revisar casos de éxito. En otros lugares, las autoridades van más allá de exigirle a la ciudadanía que se mantengan confinados. Han diseñado paquetes de acciones, en donde la reina que aglutina y planifica todos los esfuerzos, es la tecnología. Gracias a estas medidas, las autoridades no toman decisiones a ciegas.
Es evidente que la crisis ha servido para que la revolución tecnológica se afinque y termine de abarcarlo todo. El Big Data, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, son las grandes herramientas con que en otras urbes se enfrenta al coronavirus.
A quienes les va mejor, han implementado Puestos de Mando Unificado (PMU), donde analizan y toman decisiones basados en herramientas que permiten la georreferenciación, no solo de los afectados por el virus y sus entornos de riesgos, sino también de las IPS con su disponibilidad de camas, UCI, UCE, ambulancias, en tiempo real. Esto sin dudas, les permite anticiparse a las dificultades en materia de contagios y en relación a la recursos con que cuentan, que son tan definitivos en la idea de salvaguardar la vida de los ciudadanos.
Acompañados de universidades y expertos, hacen modelaciones estadísticas para definir estrategias de reacción en los diferentes escenarios y situaciones que se puedan presentar, como por ejemplo, el inicio de la reactivación económica de un sector; o saber en que lugares hay menos riesgos para que las personas puedan disfrutar de su libertad de locomoción. También desarrollan aplicaciones tecnológicas, que junto a la consolidación de datos en terreno, les permite ir al detalle de la realidad sanitaria y económica de las familias, lo cual resulta clave, a la hora de encaminar los esfuerzos para brindar asistencia en esas áreas.
Aunque la pandemia haya desnudado nuestros históricos pendientes en inversión social, salud, educación, en ciencia y tecnología, etc., la discusión ahora se debe centrar en el acometimiento de acciones que nos ayuden a revertir el mal que nos agobia. Para lo otro ya vendrán los vaivenes electorales. Con esto quiero decir, que aunque podemos ser los más esforzados, voluntariosos y valientes, cortando el tronco para hacer leña con un cuchillo de mesa, siempre resultará mucho más eficiente y práctico darnos una oportunidad, con la sofisticada hacha que tenemos guardada en el garaje. No perdamos más energía y tiempo en donde no está la solución.
Alcalde y Gobernadora, entendemos que nadie estaba preparado para esto, es natural no acertar a la primera, esperemos que acierten en las que vengan, dependemos de su liderazgo para que el pueblo camine en la dirección correcta. La vida de muchos más, deriva de sus iniciativas.
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