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Por. César Gamero De Aguas.

¿Y entonces en qué creemos?

Al final de cuentas la vida es un mar interminable de mentiras, un mundo complicado de desaciertos, un universo inalcanzable de incertidumbres, y un enigma latente de sorpresas que incluso al llegar la muerte no sabemos descifrar, ni mucho menos entender.

Ni siquiera las narraciones históricas que nos dejara Flavio Josefo nos muestra una evidencia razonable de la existencia del Jesús bíblico, y mucho menos de su resurrección, ni la creencia irrefutable de pensar que la tierra es redonda, pasó a ser que ahora esta es ovalada, o mejor un esferoide oblato según las recientes investigaciones, que todas las razas  existentes provienen de la raza negra, parecería una teoría convincente, sin embargo prevalece la idea de que existieron una multiplicidad de razas que fueron adquiriendo paulatinamente una variación en sus matices conforme al contexto y la adaptación del hombre a los climas, muchos crecimos con la afirmación que el sistema solar nuestro lo conformaban 9 o quizás 10 planetas, y pues resulta que hoy en día según la Unión Astronómica Internacional , redujo a 8 planetas en el 2006, por considerar que Plutón era una planeta “enano” que no reunía las características propias de este tipo  de astros, no obstante, reconocen que existen otros 7 asteroides que giran alrededor del sol pero estos no cumplen las especificaciones propias de un planeta, cabe señalar que hoy en día existen miles de  millones de galaxias y se sabe muy bien que el universo es realmente expansivo. ¿Qué existió o no el Arca de Noé?, todavía es una tarea sin fin por demostrar, que existe vida en otros planetas, no existe realmente una prueba contundente, en fin, una serie incontable de aspectos que redundan en términos generales en falsedades y mentiras. Lo único cierto es que parecería que nuestra vida se hallara acondicionada a un sistema inexpugnable de verdades, creado paradójicamente por el mismo hombre, que además creó el tiempo para atarse así mismo, y al destino de su historia.

La formulación del interrogante de la existencia y que se deriva de las preguntas; ¿qué somos?, ¿de dónde venimos?, ¿quién nos creó?, y ¿hacia dónde vamos?, pareciera no tener una respuesta definible para el hombre mortal y racional. No obstante, algunos circunscriben tales interrogantes a las olvidadas divinidades que en la cultura griega dirigían los destinos de millones de personas en toda la mitología helenista. Las cosas por sí solas poseen un concepto convencional; ¿qué es bueno?, y ¿qué es malo?, son aspectos variables de acuerdo con el contexto y su cultura, en este sentido, morir puede tener un determinado valor de significancia distinto para un musulmán que para un estadunidense. En algunas culturas de África y en Occidente se canta con alegría cuando una persona fallece (Lumbalú), y en contraposición se llora cuando esta nace. En México, por ejemplo, se le rinde culto a la muerte, y a la aparición de un virgen con tinte moreno. Los Mayas por su parte, ofrecían rituales un tanto sangrientos a sus dioses, Matusalén según textos bíblicos-Genesis 5:21-27, vivió 969 años, Mahoma y el Islán son una de las religiones con más seguidores en el mundo, sin embargo, esta también es la causante  de millones de muertes a lo largo de la historia y desde su fundación; en una guerra que muy pocos entienden, otras miles de religiones poseen su maestro o guía con preceptos y valores morales, que al final de cuentas todo se reduce al lucro individual y colectivo de sus líderes por lo que se considera “una comercialización de la fe”.

Los fenómenos ópticos son una muestra elocuente de hasta donde, nuestro propio cerebro y los sentidos nos engañan, este aspecto es una evidencia irrefutable de que la realidad converge a diario en múltiples facetas que nos conducen decididamente a la incredulidad. Es como una especie de pintura abstracta que se exhibe frente a muchos espectadores, todos los presentes tendrán una opinión particular de la obra, pero al mismo tiempo habrá una multiplicidad de apreciaciones sobre la misma perspectiva de la realidad artística del cuadro.

Los diferentes eventos que aparecen en el registro de la historia de la humanidad son de alguna manera un reducto sucinto alejado de toda la realidad que en verdad se dio, sobre este particular es bueno acotar que quienes escriben la historia lo hacen desde ventanas personales o coaccionados para favorecer o no su punto de vista cada vez más dispar con lo realmente acontecido. Tal es el caso de los evangelios que constituyen la Santa Biblia, se estima que éstos fueron escritos 250 años después de la crucifixión de Jesús, la cual también se debate entre si se dio o no.

Aún se debate la existencia o no de Sócrates, del continente perdido llamado Atlántida, la veracidad del diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la muerte de tantos niños por orden de Herodes, la teoría de la tierra hueca y si hay vida al interior de esta, y otros hechos más que conforman una estela interminable de sucesos con muy pocas evidencias de su realidad y peor aún de su existencia.

Por otro lado, los conceptos de realidad social y realidad política son planos de relativa confusión, sujetos y acondicionados particularmente al convencionalismo creado por el mismo hombre. El hombre y gran parte del reino animal se fundamenta en cuanto a su organización se refiere y en la mayoría de los casos, en jerarquías, donde predominan los que dirigen y toman decisiones, que casi siempre pretende conservar un equilibrio entre la conservación de la especie, y el autocontrol de ella misma. Tal eventualidad es una clase de impronta genética que demarca los procesos de los individuos y de los animales respectivamente. El olvido reciente de la historia de la humanidad en el estadio de las primeras comunidades que surgieron después de las hordas es un enigma abrigado y sujeto a múltiples interpretaciones, que incluso hoy en día se exponen investigaciones cada vez más contradictorias y aún más confusas.

La naturaleza del ser humano es de alguna manera moldeada a las dimensiones dialécticas que le presenta el entorno, cada vez más somos unos seres homogéneos parecidos tanto en los contextos urbanos y ya casi como en los ambientes rurales. Esta serie ya casi habitual de disposiciones conductuales hacen que el hombre se auto cuestione de hacia dónde va el curso ya casi dirigido de su vida, generándose de alguna manera un choque emocional de enormes proporciones existenciales.

Ahora bien, la realidad no puede sólo suscribirse al hecho de lo que observamos o percibimos a través de los sentidos, como lo señalamos anteriormente, puesto que ésta en muchos de los casos depende de la percepción relativa de cada individuo, así Platón sucesor de Sócrates plantea la teoría del ´mundo de las ideas´ donde la realidad se configura desde dos perspectivas racionales a la naturaleza ; es decir, según este legendario filosofo se postula una dualidad en la realidad separada entre un mundo sensible y el mundo inteligible. En este mundo diciente inteligible de Platón, las ideas son irrefutables, eternas, invariables, perfectas, se hallan en el pensamiento, las ideas no requieren necesariamente de ser pensadas para existir, la realidad son las ideas. Por su parte, el mundo sensible es cambiante, acondicionado, delimitado, estático dando lugar a situaciones erróneas que parecieran desconfigurar una realidad casi que tangible.

Hawking Stephen, en su libro A Brief History of Time, cree que la naturaleza se rige por partículas inobservables al lente humano, por lo que hace referencia a que la realidad que percibe el hombre directamente a través de sus sentidos no es del todo objetiva e incluso ni siquiera es propiamente racional, por lo que es una realidad supuesta o incompleta. De esta manera hallamos un infinito mundo de apreciaciones variadas a lo largo de nuestra historia en la búsqueda afanada de describir situaciones reales del hombre, no obstante, la mayoría de ellas dan lugar a debates controversiales que se refutan frente al surgimiento de nuevas teorías, y nuevos postulados. Pareciera ser, que el mismo sistema histórico y convencional pariera afirmaciones absolutas, negaciones y contradicciones que secundan al pensamiento humano, y al curso de su existencia, es impensable que el hombre mortal pretenda quitarse de un tajo este acondicionamiento abstracto, extenso e infinito, pues de hecho parecería estar condenado al mundo de la confusión.

En términos generales, el hombre pensante indaga, cuestiona, afirma, presenta, sostiene, concreta e interpreta un mundo inatrapable que se niega a mostrar su claridad, pues para el hombre el reto de saber la verdad a través de la interpretación de su realidad, es una especie de utopía filosófica que lo conduce a su incertidumbre y tan solo lo reduce a su mera condición de existir como hombre mortal, de hecho el mismo hombre ha intentado conocer que hay más allá de la vida, y postula interrogantes existenciales tales como; vida más allá de la muerte, y la vida en la muerte , entre otros que no son determinantes sino que antes por el contrario abren y extienden aún más el mar ancho de contradicciones en el cual ya se halla inmerso. De manera cómo avanzan las sociedades el pensamiento del hombre se encuentra sujeto a transformaciones e interpretaciones de fondo que demarcan su curso y su existencia. El hombre en su determinismo por hallar las respuestas a su propia realidad, quizás las encuentre en el rumbo futuro de su historia donde muy seguramente seguirá aún más sorprendido no de entender la realidad que se le presenta y siempre lo ha confundido, sino de darse cuenta de lo confundido que siempre ha estado de entender su acondicionada y esquiva realidad.

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