Telatiroplena.com, periodismo serio, social y humano

Por: Jaime Santamaría

El uso masivo de los “en vivo”, en las diferentes redes sociales, pero principalmente en Instagram, ha inaugurado una era absolutamente novedosa de ver los tropeles y la protesta social. Lo principal es que han salido a la luz los excesos del uso de la fuerza por parte del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional). Sorprende ver hasta 80k personas conectadas siguiendo el minuto a minuto de las manifestaciones y los tropeles. Entre los conectados se animan mutuamente, se transmite información sobre las protestas en varias ciudades y, por supuesto, se comparten advertencias sobre las movidas y las emboscadas de la policía.

Los “en vivo” han servido para hacer denuncias de violaciones a mujeres y, también, de asesinatos; por ejemplo, aún tenemos en nuestra mente la masacre de septiembre de 2019 en Bogotá, donde miembros de la Fuerza Pública abrió fuego contra la población civil. Figuras reconocidas como Adriana Lucía, Santiago Alarcón o Julián Román (por nombrar a algunos) hacen cubrimiento de las situaciones que siempre fueron ocultadas para los colombianos por cadenas hegemónicas como RCN o Caracol. Estamos viendo los tropeles desde el otro lado; el lado y la mirada de jóvenes osados y aguerridos (que sienten que no tienen oportunidades, que sienten que su futuro es imposible y tienen rabia con hambre). No vemos las imágenes editadas por el poder oficial de los grupos empresariales de Ardila Lülle en los noticieros del mediodía o la noche, ahora estamos viendo la verdad del ESMAD y su accionar excesivo con la población civil.

Lo que los “en vivo” han mostrado es que el uso de la fuerza, por parte del ESMAD, es:

1. Desproporcional en comparación con las condiciones de los protestantes; el uso de las armas, los disparos siempre son desmedidos en relación con las posibilidades de respuesta de los protestantes.

2. También los “en vivo” nos han mostrado que la fuerza pública es la que agrede, la que provoca y es la que inicia las batallas campales.

3. Por otra parte, esta nueva era de los cubrimientos de las protestas ha descubierto un modus operandis propio de la policía: la infiltración de la protesta social.

En definitiva, en todos los casos y para fortuna nuestra, los mecanismos de ocultación y noticias oficiales —algo que le era propicio al poder oligárquico— se está viendo amenazado por esta nueva forma de subversión tecnológica. Un modo nuevo de organización, donde 60k personas se unen, y ya no se les puede mentir sobre los disparos, los bolillazos, y los secuestros ilegales. La cara más perversa del ESMAD ha salido a la vista.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor