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Por: Percy Bustes
“Si hay rectitud en el corazón, habrá belleza en el carácter. Si hay belleza en el carácter, habrá armonía en el hogar. Si hay armonía en el hogar habrá orden en la nación. Si hay orden en la nación, habrá paz en el mundo”. Confucio
Yo tenía 10 años de edad y estaba terminando la educación primaria. Por la insistencia del profesor, mi madre me llevó a medir el Coeficiente Intelectual (IQ por sus siglas en inglés) pues destacaba en algunos cursos en el aula y podría aprovechar estas supuestas habilidades. El resultado fue halagador: IQ = 144.
Le dijeron a mi madre que menos del 2% de la población mundial tenía un-IQ tan alto. Eso fue todo. Nada pasó. Si bien es cierto se me hacían fáciles las tareas del colegio y en la universidad; más adelante en mi vida laboral, también pude obtener algunos ascensos por mi facilidad de aprender diferentes posiciones; en el aspecto familiar y social lo hice muy mal. Con varios matrimonios fallidos a cuestas y un círculo amical igual a cero, el balance, ahora en el otoño de mi vida es desastroso.
Yo me la había creído. Pensaba que podría alcanzar todas mis metas sin ayuda y que no necesitaba a nadie más. Grave lección me dio la vida cuando 40 años después me encontré totalmente solo, sin familia, sin amigos, en un país extraño.
Estar solo no debería ser un problema, lo triste es sentirse solo, no tener con quien compartir y saber que tú eres quien con tus acciones te ha llevado a eso.
El Coeficiente Intelectual, en inglés Intelligence Quotient (IQ), es un valor que resulta de la realización de un test estandarizado para medir las habilidades cognitivas y la capacidad intelectual de una persona (la inteligencia) en relación a su grupo de edad.
Pero, ¿Qué había pasado? Si supuestamente yo era taaaan inteligente…
Inteligencia: Consiste en la habilidad a través de la cual los individuos son capaces de comprender cosas complejas y de enfrentar y resolver ciertas complicaciones a través del razonamiento. De acuerdo a la capacidad de cada persona se dice que es más o menos inteligente que otra. La inteligencia incluye las habilidades de razonar, resolver problemas, pensar de forma abstracta, planear.
Llegó la explicación de lo que me había ocurrido, a través de un libro de Daniel Goleman: “La Inteligencia Emocional” (IE). Goleman define la Inteligencia Emocional como: “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”. Capacidad para la auto-reflexión: Identificar las propias emociones y regularlas de forma apropiada. Todas las emociones son en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución. Ya es aceptado por la mayoría de científicos que el 95% de lo que hacemos está regido por el inconsciente y que sólo un 5% de nuestros actos son ejecutados de manera voluntaria y racional.
¿Cómo se manifiesta la Inteligencia Emocional? — Valorar los triunfos de los demás sin caer en comparaciones con otras personas (o juzgarlas) o uno mismo (“…cuando yo tenía 25 años podía …”). Aceptar los errores cometidos y ser capaces de perdonarse a sí mismo para aprender de lo ocurrido. COMPRENDER CUÁL ES LA EMOCIÓN QUE UNO SIENTE Y NO DEJAR QUE EL CEREBRO CONFUNDA UNA CON OTRA.
La Inteligencia Emocional (IE) puede significar la diferencia entre comportarse de una manera socialmente aceptable y estar fuera de lugar en una situación social determinada. Me ha ocurrido repetidas veces, estar ante un hecho serio o grave y estallar en risas o hacer bromas al respecto.
La (IE) nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo (o cuando estamos desempleados), acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática (ponerse el/ los zapatos del otro) y social, que nos brindará mayores posibilidades de interrelacionarnos positivamente con los demás.
En conclusión: La teoría de la Inteligencia Emocional afirma que se requiere algo más allá del intelecto (IQ) para que “nos vaya bien en la vida” y que la Inteligencia Emocional debería ser la clave del éxito personal.
Entonces, lo que me ocurrió es que, a pesar de tener un Coeficiente Intelectual muy alto, para triunfar en la vida, se requiere además trabajar desde temprana edad la Inteligencia Emocional y al tener una Inteligencia Emocional deficiente, no solo fui infeliz si no, terminé haciéndole daño a las personas de mi entorno más cercano, sin darme cuenta, por falta de empatía.
Empecé a averiguar más:
Los test de inteligencia, antes herramientas consideradas de utilidad, hoy se ven muy limitados, descontextualizados y en los que han predominado las exigencias matemáticas y verbales, sólo se utilizaron para etiquetar a las personas, en lugar de usarlos para promover su desarrollo académico que, se supone, era su objetivo inicial. La fascinación por el Coeficiente Intelectual (IQ) está en concordancia con la adopción exagerada de los exámenes formales como forma de evaluación, en la mayoría de los casos extrapolados, alejados de la realidad y con poca utilidad práctica. Los alumnos siguen siendo evaluados de forma individual cuando ahora se sabe que las necesidades actuales son muy diferentes.
Por otro lado, el psicólogo estadounidense Howard Gardner, estableció doce tipos de inteligencia, que incluyen la Inteligencia Emocional y son: Inteligencia Lingüística, Lógico Matemática, Inteligencia Espacial, Inteligencia Musical, Inteligencia Corporal, Inteligencia Intrapersonal, Inteligencia Interpersonal, Inteligencia Naturalista, Inteligencia Existencial, Inteligencia creativa e Inteligencia Colaborativa.
Desde entonces trabajo en mi Inteligencia Emocional, lo que me hace sentir mejor y sobre todo, recuperar en lo posible a las personas de mi entorno que perdí en el camino. Adicionalmente, trabajo en los tipos de Inteligencia que menos he desarrollado como son además la Inteligencia Corporal y la Naturalista.
Sigo sintiendo que no es suficiente, ya entendí mucho del porqué de la insatisfacción en mi vida joven y adulta pero falta el corolario de mi búsqueda interior, y es en estas circunstancias que llega el concepto de “Inteligencia Espiritual”:
“La inteligencia espiritual es la capacidad humana para hacer preguntas sobre el significado de la vida y para experimentar simultáneamente la perfecta conexión entre cada uno de nosotros y el mundo en que vivimos”. Richard Wolman
Para mí, descubrir este concepto ha sido un parteaguas, un “antes y después” pero ¿Cómo adquirir esa Inteligencia Espiritual que parece ser el lugar a donde quiero llegar?
El primer paso es tomar conciencia de nuestro Ser Divino por un lado, y de nuestro ego, por otro lado. Luego, cambiar nuestras conductas y actitudes para reflejar ese Ser Divino en nuestro día a día.
Todos tenemos dentro de nosotros un-Ser Divino o Chispa Divina que es puro amor. Algunos le llaman alma; otros, espíritu; otros, energía vital. No importa cómo lo llames, si aprendemos a ponernos en contacto con él, nuestra vida se transforma y se llena de paz, felicidad y compasión. Mejoramos como seres humanos, como ejecutivos, como jefes, como padres, como pareja.
¿Cómo hacemos para tener al Ser Divino más presente en nuestro día a día? Por ejemplo en el trabajo, cuando estamos tan llenos de retos, objetivos, presiones, interrupciones y estrés; La respuesta es: aumentando nuestra Inteligencia Espiritual.
INTELIGENCIA ESPIRITUAL: Capacidad de escoger al Ser Elevado sobre el ego, extrayendo su sabiduría y compasión para mantener nuestra paz exterior e interior al margen de las circunstancias. David Fishman
El problema de esta definición es que parece imposible de lograr. Muchos podrían pensar que solo algunas personas muy especiales en la historia la han podido alcanzar, como Mahatma Gandhi, el Dalai Lama, Nelson Mandela, la madre Teresa de Calcuta y, adicionalmente, un reducido número de personas. Pero la ciencia demuestra lo contrario, la IS (como llama Fishman a la Inteligencia Espiritual) se puede aumentar si realmente tenemos la voluntad de hacerlo, como todo en la vida.
Creo que he encontrado la respuesta que buscaba, hay mucho por hacer. Resulta que hay mucha información al respecto. Quiero compartir contigo varios conceptos que la explican:
“La Inteligencia Espiritual es exclusivamente humana. Mientras animales y computadoras muestran evidencias de inteligencia emocional e intelectual, la inteligencia espiritual es de exclusividad humana. Sin embargo, la inteligencia emocional está arraigada en nuestro cuerpo biofísico, depende de nuestros instintos, sentimientos, hormonas, etc., su objetivo es dar una respuesta emocional aceptable a una situación particular”. Ramón Gallegos
“La Inteligencia Espiritual es un tipo más de inteligencia que está compuesta por cuatro componentes: la capacidad para trascender lo físico y lo material; para experimentar estados de conciencia elevados; para dotar de un sentido de sacralidad a las actividades, acontecimientos y relaciones cotidianas; así como, la capacidad para utilizar recursos espirituales para solucionar problemas de la vida cotidiana”. Robert Emmons
“Esa inteligencia (Espiritual) produce un estado de relajación en el ser humano cuando logra que el espíritu se acerque al cuerpo y se produzca la multiplicación del poder de la mente. Es en ese momento, cuando el ser humano se activa, pierde el miedo, baja los niveles de estrés, es capaz de realizar un sexo inteligente sólo o acompañado, en fin es capaz de unir lo espiritual con lo material y llevar una vida más feliz. Se convierte, a su vez, en un ser humano dispuesto a enfrentar la vida, asumir riesgos, vivir, sentir y brindar placer a sus semejantes. Es la conversión de un ser humano normal a uno creativo, eminentemente inteligente y sobre todo eminentemente espiritual”. Dr. Sergio Teijero
Conclusión: Si bien es cierto, existen diferentes tipos de inteligencias, ninguna se contrapone con la otra y sobre todo, para encontrar la paz interior tan buscada, debemos desarrollar el trinomio: Mente-Cuerpo-Espíritu. El ser humano es la unidad de los tres. Un cuerpo sano ayuda a tener una mente sana; y el espíritu es el que nos pone en contacto con nuestra verdadera esencia, nos libera de los condicionamientos y nos permite trascender a un nivel superior. Finalmente, la felicidad viene desde adentro de uno. De saber disfrutar el momento presente. Te deseo lo mejor, si ya has empezado este camino…
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor.

