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Por: Alfonso Camerano
Cómo el bolero “de aquello nada queda”, es el otrora “Nuevo Liberalismo”, vital, en el discurso y figura de Luis Carlos Galán, diluido ahora en manos de sus herederos politiqueros y pelechadores de ese mismo estado que tanto combatió y mató a su padre.
La reacción contra el crimen aleve del narco – estado ese 18 de agosto de 1.989 en Soacha, fue ahogada con la postulación, por el hijo mayor de Galán, Juan Manuel, de César Gaviria a la Presidencia de la República, un político del régimen, sin la historia de rebeldía de Galán, gratuitamente subido al tren de la historia, que le sonrió con la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente por cuenta del Proceso de Paz con el M19, mientras doña Gloria se iba de embajada al exterior.
La decisión de la Corte Constitucional que ordena al CNE reconocer la Personería Jurídica al Nuevo Liberalismo recae sobre una organización de la cual sólo queda un pasado traicionado por jovencitos que debieron tener mayor grandeza y dignidad después del sacrificio de sus líderes Galán y Lara Bonilla.
Ese ideario de lucha por enderezar la Democracia, representado en aquellos líderes que adoptaron el adjetivo “Nuevo” para distinguirlo del clientelismo Liberal, ultrajado por los herederos del Frente Nacional dedicados al saqueo del presupuesto nacional y de las regiones, no lo representan estos ya crecidos muchachitos cincuentones que renunciaron a tres décadas a honrar la memoria de sus padres.
Cuando renunciaron a las banderas de lucha que hicieron grandes a sus progenitores por preferir los puestos que han ocupado sus tíos, madre, hermanos y parentela, pelechadores de la alta burocracia, es poco lo que aporta este legado, si no fuera porque, -excepciones hechas, y no precisamente quienes están ligados por lazos consanguíneos-, los que podrían sacar la cara con este hecho tardío de la Corte Constitucional en sede de tutela.
Y es que el país que nos tocó vivir después del magnicidio de Luis Carlos Galán fue el de retorno multiplicado de la “mano negra”, “del corte de franela”, el de “corbata” amplificado por el horror de las masacres a la población campesina, por la desaparición forzada, por el exterminio de la UP, por el envilecimiento de nuestras fuerzas armadas, que no tuvieron respuesta de parte por estos “terneros adultos”, adocenados por las migajas de ese estado que mató a sus padres.
Hoy el país está enrumbado por nuevos caminos, liderado por gentes que no se entregaron y le dieron el debate a los crimínales de guerra que asaltaron la Patria, que no se doblegaron y pusieron el pellejo, denunciando desde la tribuna popular, incluyendo a este Congreso mancíllalo y corrupto, a los verdugos del exterminio.
Y ustedes, muchachitos del Nuevo Liberalismo, “donde estaban, entre qué gentes, ¿diciendo qué palabras?”, como escribió Neruda
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